No puede ser casualidad, ¿verdad? Justo en estos momentos, en pleno esperpento negociador de la guerra de Ucrania, en plena guerra comercial, en pleno show de Trump, aparece esta serie de la nada. Día cero es un thriller de los que enganchan, trepidante, con giros de guion, con esa mezcla de política ficción suficientemente realista como para plantearnos que oye, no es tan descabellado; esto podría pasar. Especialmente en la era Trump / Musk, que está estirando el concepto de lo posible en los escenarios geopolíticos. Sería una serie muy notable si en los últimos 15 años no hubiésemos disfrutado de 24, de Sucesor designado, de Agente nocturno y de tantas otras de argumentos más o menos similares: un ataque terrorista pone en jaque a todo un país y para lograr defenderse y encontrar a los culpables Jack Bauer… perdón, el expresidente George Mullen deberá recurrir a métodos moralmente grises, muy grises. El resto del argumento me lo ahorro para no incurrir en spoilers. Lo que me ha parecido interesante de la serie es su (no tan) sutil mensaje subliminal. El expresidente Mullen, interpretado por Robert de Niro, recibe de la actual presidenta de su país el espinoso encargo de liderar una comisión de investigación sobre el ataque terrorista, con todos los medios necesarios a su disposición, sin necesidad de cumplir la ley ni la Constitución. Poder absoluto en manos de un hombre en el ocaso de su vida. ¿Por qué Mullen? Porque es el último presidente que logró acuerdos con ambos lados del arco parlamentario y, por tanto, tiene el respeto y el cariño de todos los americanos. Me parece relevante que ese sea el criterio y que nos resulte tan natural aceptarlo. Yo aquí veo un anhelo de una forma de hacer política, de concebir el servicio público, no mediado por guerras ideológicas polarizantes. Y, como apuntaba al principio, no me parece casual que una serie con esta premisa tenga el éxito que ha tenido en plena eclosión del fenómeno Trump. Por lo demás, la serie es entretenida y todo lo que tiene de previsible lo compensa Robert de Niro comiéndose cada escena y cada diálogo en su primer rol protagonista en una serie. ¡Por muchas más, Bob!