Desde el Corazón de Jesús - Alfa y Omega

Desde el Corazón de Jesús

En mis Bodas de Plata sacerdotales

Pablo Cervera Barranco

Gracias a al Corazón de Jesús, podemos acercarnos a Cristo y dejar que Él se acerque a cada uno de nosotros. Imágenes del pasado sentimentalistas hicieron quizá daño a esta espiritualidad. El símbolo humano del amor es el corazón; la vida humana se inicia con el pálpito del corazón. Al encarnarse, Dios comienza a amar de un modo nuevo: con corazón humano. La interioridad cordial de Dios, escondida en Nazaret, se abrirá de par en par en el Calvario al golpe de la lanza del centurión. En ese momento, el tesoro escondido, anidado en el Corazón de Jesucristo, se derrama sobre la tierra: es el don del Espíritu de Cristo.

El Santo Cura de Ars, Patrono de todos los sacerdotes del mundo, decía que el sacerdocio es un don del Corazón de Jesús. ¿Por qué? Porque es una llamada de amor que brota de lo más íntimo de Jesucristo para configurar, al que es así amado, con los sentimientos de Cristo Jesús (Flp 2, 5); es decir, lo más íntimo en Él, para ser, como Cristo, puente entre Dios y los hombres, vida de entrega y ofrecimiento de alabanza al Padre intercediendo por los hombres y haciéndoles llegar la vida de Dios: su amor.

Eso fue lo que me sucedió a mí: Cristo contaba conmigo para llevar adelante con Él la obra redentora: «Quien quisiere venir conmigo, ha de trabajar conmigo, porque siguiéndome en la pena, también me siga en la gloria». Y para que no me escapara ni tuviera dudas, al cabo de tres años, con un grado inusitado de interpelación personal, escuché con nitidez por tres veces: Pablo, ¿me amas? Apacienta mis corderos.

Estos 25 años han sido trabajo con Él intenso y duro, muchas veces, siguiéndole en el dolor, la contrariedad, la frustración, la enfermedad, la tristeza…, pero teniendo ya parte en su gloria con tantas alegrías, gozos, satisfacciones inmerecidas e imprevistas, y a la espera de la eclosión definitiva de esa gloria que me tiene prometida.

¡Sagrado Corazón de Jesús, en ti confío, porque creo en tu amor para conmigo! ¡Corazón de Cristo sacerdote, haz mi corazón semejante al tuyo!