Cuaresma - Alfa y Omega

Silos. Miércoles de Ceniza. Comienza una nueva Cuaresma. Una más, aunque distinta, porque también yo soy diferente cada año. Una nueva Cuaresma. Un tiempo propicio para dar un salto de fe, para cambiar de vida y no solo para quitar el polvo de la superficie. Una nueva oportunidad para descansar en Dios. Para mirarle únicamente a Él. Y para mirarme. Un tiempo para buscar a Dios y preguntarle hacia dónde caminar. Un tiempo para desatarme de mis pequeñas o grandes esclavitudes diarias y atarme a lo que de verdad importa. Para atarme a su Amor. Un tiempo para aceptar mi fragilidad y sentirme necesitado de Dios y de los demás. Necesitado de amor. Necesitado de perdón. Y un tiempo para perdonar. Para sanar heridas, para olvidar y comenzar todo de nuevo.

Un tiempo para contemplar el desierto de mi corazón. Allí donde escuché la voz del Señor. Donde me enamoró. Un desierto que Él puede transformar en un jardín. El lienzo de mi alma en una obra de arte. Porque solo Dios puede hacer florecer la vida donde yo veo muerte y desolación. Porque solo Él puede convertir mis panes y mis peces en alimento para los demás. Por eso la Cuaresma es también un tiempo de esperanza. Un tiempo de luz. Un tiempo de silencios pero también de palabras. De Palabra. Un tiempo para vaciarme llenando a otros y llenarme vaciándome por amor. Una invitación a dar más de lo que doy y a ser más de lo que soy.

La Cuaresma es una invitación a no dejarme llevar por la corriente. Un tiempo para recordar mi fragilidad y soñar con ser mejor cada día. Un tiempo para ponerme en camino. Y abrir caminos a los demás. Pequeños o grandes, da igual. Un tiempo para mirar cómo está el pozo del que bebo. Ver el agua que entrego y el agua que calma mi sed. Un tiempo para alzar la mirada y ver a aquellos que más necesitan tu agua. Aquellos que más necesitan tu misericordia. Tu abrazo.

La Cuaresma es un tiempo para volver a enamorarme del Señor. Un tiempo para crecer en intimidad con Él. Para escucharle. Para caminar a su paso. O quizá para dejar que Él camine al mío. A mi lado. Y yo, al suyo.