Cuando se ordena sacerdote, «piensas que has perdido a un hijo» pero luego «te haces a su alegría» - Alfa y Omega

Cuando se ordena sacerdote, «piensas que has perdido a un hijo» pero luego «te haces a su alegría»

El Jubileo de los Padres y Madres de Sacerdotes del próximo sábado dará las gracias a familias como la de Pablo Vidal. «Al principio cuesta un poco», confiesa su madre

Rodrigo Moreno Quicios
Pablo Vidal con sus padres en la catedral de la Almudena
Pablo Vidal con sus padres en la catedral de la Almudena. Foto cedida por Pablo Vidal.

«Yo llevo muy poco en el ministerio, pero esta es una oportunidad muy bonita» para reconocer a los padres que comprendieron a sus hijos cuando les dijeron que querían ser curas. Es lo que opina Pablo Vidal, quien fue ordenado el pasado 24 de mayo, sobre el Jubileo de los Padres y Madres de Sacerdotes que Madrid celebrará el próximo 18 de octubre en la catedral de la Almudena. Será una celebración presidida por el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, y que nació a petición de los propios curas jóvenes, quienes echaban de menos los encuentros familiares típicos del seminario.

Pablo Vidal con el cardenal Cobo en su ordenación
Pablo Vidal con el cardenal Cobo en su ordenación. Foto: Archimadrid / Ignacio Arregui.

Por alusiones, el padre de Pablo, que se llama Jesús Vidal, nos cuenta que «tanto su madre como yo le hemos estado acompañando» desde que comunicó la decisión. Y no solo a Pablo, también a su hermano pequeño, que tres años después también ingresó en el seminario. «Si Dios quiere seremos padres de dos sacerdotes. Me estoy guardando aún emociones para el segundo», reconoce el cabeza de familia.

El primer verano con un sacerdote en casa

Como Pablo «es brillante» y «podría trabajar en cualquier empresa» debido a su excelente expediente, su padre «sabía perfectamente que, cuando me lo comunicó, lo iba a llevar a cabo». Apenas seis meses después de la ordenación, en la familia aún viven cierta suerte de luna de miel. «Este verano ha sido el primero que he tenido un sacerdote en casa y ha supuesto unas vacaciones diferentes», revela Jesús Vidal. Aparte de por la madurez que ha visto en su hijo, porque «haber podido celebrar en casa ha sido increíble».

Pablo Vidal en su ordanación
Pablo Vidal en su ordanación. Foto: Archimadrid / Ignacio Arregui.

A su madre, Aurea González, le costó un poco más. Como es lógico y natural. Esperaba para él un prometedor futuro laboral en cualquier empresa privada pero, «cuando ves que tu hijo es feliz con lo que ha elegido, te das cuenta de que Dios lo ha elegido a él». Y en vez de interpretar la vocación de su hijo como una pérdida —pues es indiscutible que implica ciertas renuncias para su entorno—, matiza que «realmente va a poder aportar mucho a la vida de los demás».

Su abuela, aliada

Una aliada fundamental en todo este proceso ha sido la abuela de Pablo, quien acudió a su ordenación en la Almudena el 24 de mayo de este año. «Siempre ha estado orgullosa de que tomara esta decisión. Es muy religiosa y le hacía mucha ilusión», reivindica Aurea.

La madre nos confía además que, al conocer la incipiente vocación de un hijo, «cuesta un poco». «Conozco a más gente, sobre todo madres, que no lo han aceptado bien». No es fácil. «Al principio piensas que has perdido un hijo», reconoce porque a ella misma le pasó. «Pero todo lo contrario, según vas poniendo todo en su sitio, cada vez más teniendo más unidad con él y te haces a la alegría que va transmitiendo».