COVID-19: preocupación por Brasil y África
El mundo ha alcanzado los cinco millones de casos de COVID-19 mientras persisten importantes focos donde la pandemia sigue expandiéndose de forma descontrolada. Uno de ellos es Brasil, que al cierre de esta edición ocupa con 255.000 casos el tercer lugar del ranking mundial por detrás de Estados Unidos (1,6 millones) y Rusia (300.000). Es también el sexto en muertes (17.000), pero se encuentra aún en una situación de fuerte aumento de los casos que podría prolongarse hasta julio, según ha estimado el exministro brasileño de Salud Luiz Henrique Mandetta. Tanto él como su sucesor salieron del Gobierno por discrepancias con el presidente, Jair Bolsonaro, que minimizando la importancia de la pandemia.
Otros países plantean serios interrogantes sobre cómo transcurrirá su salida del confinamiento. Es el caso de la misma Rusia, que la semana pasada empezó su desescalada mientras todavía se registraban importantes cifras de contagios. Algo similar ocurre en África, donde naciones como Sudáfrica (la más afectada, con 16.400 casos) y Nigeria (la quinta, con 6.200) ya están levantando algunas restricciones.
44 millones de casos
Conscientes de la debilidad de sus sistemas sanitarios, los países africanos tomaron rápidamente medidas de prevención severas. Sin embargo, también sus economías son muy frágiles. Se enfrentan, por tanto, al dilema entre agravar una crisis económica sin precedentes, de la que han advertido el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, y arriesgarse a alcanzar los 44 millones de contagios y las entre 83.000 y 190.000 muertes que, según la OMS, podrían producirse si fallan las medidas de contención. No faltan en el continente signos de esperanza, como los países sin casos activos: Sáhara Occidental, Eritrea, Seychelles y Mauricio. Pero preocupa la situación en la región oriental, donde los desplazamientos por las lluvias torrenciales agravan el riesgo de contagio.