Coptos, esos extraños egipcios
¿Y nosotros por qué no sabíamos nada de esto?: es la pregunta que han repetido los espectadores en los dos preestrenos del documental Walking Netx to the Wall (Caminando pegado a la pared) que han tenido lugar en Rímini y en Barcelona. La película se proyectará hoy en el Colegio Mayor San Pablo, de Madrid
No se conoce la situación en la que viven los coptos de Egipto, la minoría cristiana del país más decisivo para Oriente Próximo. No se sabe de su persecución, de su influencia en la sociedad más vibrante y más apasionante de la región.
Mi película, que se estrena este jueves 30 de agosto en Madrid (Colegio Mayor San Pablo, 19.30 horas) es un relato de cómo vive una de las primeras comunidades de bautizados de la Historia; una comunidad que se ha mantenido fiel después de siglos de dominación. Los coptos se consideran la última expresión del antiguo Egipto. De hecho, rezan todavía en la lengua de los faraones. Han sufrido, antes y después de la revolución que expulsó a Mubarak, una discriminación sistemática. Tanto es así que 100.000 de ellos han decidido marcharse a la diáspora.
La idea de este documental surgió en enero de 2011. Ese día, 21 cristianos fueron asesinados, mientras celebraban la entrada del nuevo año en la iglesia de Al Quidisim, en Alejandría. Era necesario dar a conocer masacres como éstas. Así que me puse a llamar a muchas puertas en busca de dinero. Sólo después de meses, con la ayuda de la Fundación Ignacio Larramendi y del Instituto CEU de Estudios Históricos, del CEU, pude poner en marcha el proyecto. A mediados del pasado mes de abril, conseguí superar el control militar que hay ahora a las puertas de Al Quidisim para recoger testimonios de lo sucedido. Llegar allí no fue fácil. El Gobierno de Al Sisi estaba nervioso. Los militares nos habían registrado varias veces. Tuvimos que ocultar las cámaras en una mochila bajo la ropa interior usada. Nuestra embajada nos había advertido de que, seguramente, nos estaban siguiendo, y podríamos acabar en una cárcel. En algún momento se nos acercaron miembros de los Hermanos Musulmanes, ahora considerados grupo terrorista, para intimidarnos. Pero no podíamos detenernos ante lo que estábamos viendo.
Walking next to the wall no es un documental de tesis. La situación en Egipto es suficientemente compleja como para que convenga reflejar lo recogido desde muchos puntos de vista. Creo que por eso no es nada maniqueo. De hecho, les ha gustado a mis amigos musulmanes y a mis amigos coptos.
Nítido testimonio cristiano
Hemos grabado en El Cairo, en Alejandría, en el desierto de Wadi Natrum y en la ciudad de Mynia. Nos hemos internado en los barrios de los que trabajan con basura y en el Alto Egipto, en sitios donde no suelen entrar los occidentales. También hemos pasado muchas horas en un monasterio fundado hace más de 1.500 años. La película recoge opiniones de altas personalidades de la vida egipcia, como la Vicepresidenta del Tribunal Constitucional, Tahani el Gebali, o también Osama Abd, el Presidente de la Universidad de Al Azhar, la universidad suní más influyente del mundo.
Me ha salido, al final, una película testimonial que recoge lo que he visto. Y lo que he visto han sido los ojos serenos de viudas que han perdido a sus maridos por defender a la Iglesia; lo que he oído han sido palabras sabias y llenas de humanidad en medio del dolor; y lo que más me ha sorprendido ha sido el rostro de un perdón que parecía imposible. Fui a Egipto para defender una buena causa. Y he vuelto de Egipto haciéndome una pregunta, quizás la pregunta más definitiva: ¿Quién hace posible estas cosas?
La noche del día 31 de diciembre de 2010, nos reunimos a rezar en la iglesia de Alquidisim, de Alejandría. En aquella ocasión, vino mucha gente. Estábamos todos concentrados. Yo me había quedado a pocos metros de la puerta principal, por la que se entra de la calle. De repente, sentimos una sensación de vacío y, por unos instantes, no se oyó ningún ruido. No sabíamos lo que pasaba. Nos dimos cuenta de que había una gran nube de polvo. Pensé que el edificio se estaba cayendo. No pude llegar hasta la entrada porque había un montón de cuerpos en el suelo, cuerpos heridos, cuerpos destrozados. Había mucha sangre. Fue un shock. Todo estaba lleno de personas heridas y de cadáveres. En ese momento, había 115 heridos y 19 muertos. La gente gritaba… Cuando pude salir, vi un coche ardiendo y trozos de metal por todas partes. Esa metralla había destrozado la cabeza y el cuerpo de mucha gente. A los cinco minutos, llegaron la policía y los bomberos. La policía empezó a limpiar todo, sin darnos otra opción, y desgraciadamente destruyeron las pruebas. Días después, para los funerales, la iglesia se volvió a llenar. La gente venció el miedo. Desde la muerte de nuestros mártires, nunca ha faltado gente en la iglesia.
Hany Mikhail (testimonio recogido en ‘Walking Next to the Wall’)