«Con recursos, tendríamos el doble de vocaciones»
La escasez de vocaciones no es precisamente el principal problema de las diócesis del tercer mundo. Sin embargo, no están todos los que son, porque la falta de recursos hace que muchos jóvenes se queden fuera de los Seminarios. Algunos afortunados, como el ruandés Aloys Sidomana, pueden estudiar en España, gracias a instituciones como la Facultad de Teología San Dámaso, de Madrid
Hace cinco años, el seminarista Aloys Sidomana fue enviado por el obispo de su diócesis, en Ruanda, a completar estudios en la Facultad de Teología San Dámaso, en Madrid, gracias a una beca que le ofreció la institución. Hoy, este ruandés de 28 años ha terminado ya el ciclo institucional y está cursando el primer año del bienio de Filosofía. En su país hay nueve diócesis y un único seminario, dividido en tres centros: totalmente insuficiente para cubrir la gran cantidad vocaciones que surgen en el país africano: «En Ruanda hay muchas vocaciones -afirmar Aloys-, pero no todo el mundo tiene la suerte de poder llevar a término la vocación. Los recursos que tenemos no son suficientes: se acepta en los seminarios sólo a la mitad de los que se sienten llamados. Si hubiera recursos, habría el doble de vocaciones. Muchos tienen dentro el deseo de entregar su vida a Dios y no pueden hacerlo. Esto es bastante corriente».
Lo primero que le llamó la atención al llegar a Madrid fue las dimensiones de la ciudad y la altura de los edificios, una impresión algo mitigada por las imágenes de Occidente que aparecen en televisión. Sin embargo, más fuerte fue el contraste entre cómo se vive la fe en uno y otro país: «Me ha llamado mucho la atención comprobar en España cómo la secularización ha minado el cristianismo, y cómo ello tiene sus consecuencias. Veo a los turistas entrar en las iglesias para hacer fotos, pero no van más allá; o las procesiones por las calles, que no tienen la repercusión que deberían tener después de Semana Santa. Me ha sorprendido ese nivel al que ha llegado Europa, tras un impulso evangelizador muy fuerte y que ahora está en decadencia. Hay tantas iglesias y tanta belleza, pero eso no les lleva a buscar al Dios vivo».
Por eso, percibe a los católicos españoles como «el resto de Israel: he aprendido cómo sacar la fe adelante entre tanta secularización, a vivir tus creencias a contracorriente. Por eso tenemos que ser testigos, y no vivir la fe de manera escondida».
Todos preocupados por nosotros
De su llegada al Seminario Conciliar de Madrid, recuerda que «me acogieron con mucho cariño y mucho afecto. Llevaban siete meses esperándonos, porque tuvimos problemas de visado, y cuando aparecimos nos dieron un aplauso muy largo. Nos preguntaban continuamente si necesitábamos algo. La acogida fue fenomenal. Todos estaban siempre pendientes de nosotros». Y en San Dámaso vivieron la misma experiencia: «Todos los profesores tenían la preocupación de que entendiéramos bien las clases, se ofrecían para responder a nuestras dudas después de clase…».
El próximo mes de junio está prevista la ordenación diaconal de Aloys, en Madrid; y el año que viene celebrará su ordenación sacerdotal, ya en Ruanda. Allí se pondrá «al servicio de lo que mi obispo quiera de mí. Nosotros tenemos sólo cien años de evangelización; aquí he aprendido mucho y creo que puedo ayudar, sobre todo de cara a la pastoral. Al final, uno transmite lo que ha experimentado, y estar en San Dámaso estudiando me ha abierto muchos horizontes».