«Con la ayuda de Dios, la paz es posible, el desarme es posible» - Alfa y Omega

«Con la ayuda de Dios, la paz es posible, el desarme es posible»

El Papa ha confiado la paz en el mundo y en Ucrania a la intercesión de la Inmaculada durante el rezo del ángelus

Ángeles Conde Mir
Foto: Vatican Media.

Unos 25.000 fieles y peregrinos han acompañado en esta solemnidad de la Inmaculada al Papa Francisco durante el rezo del ángelus. El Santo Padre ha reflexionado sobre el anuncio del ángel Gabriel a la Virgen María a la que llama «llena de gracia»: «Llena de gracia, y por tanto vacía de pecado, es el nombre que Dios le da y que hoy nosotros celebramos». El Papa ha asegurado que «llena de gracia» es la identidad más verdadera de María y también la de todos nosotros. «También nosotros, pecadores, hemos recibido un don inicial que ha llenado nuestra vida, un bien mayor que todo, una gracia original. Hablamos mucho del pecado original pero también hemos recibido una gracia original de la que, sin embargo, a menudo no somos conscientes», ha señalado Francisco.

«Nuestra belleza original»

En el bautismo hemos recibido esa gracia original porque entonces descendió sobre nosotros el Espíritu Santo. Por ello, de nuevo, Francisco ha invitado a todos a recordar siempre cuál es la fecha de nuestro bautismo y a descubrirla si no la sabemos, «porque ese es el día de la gracia original» en el que «Dios descendió a nuestras vidas y nos convertimos en sus hijos amados para siempre». Esa gracia original es «nuestra belleza original» que a veces manchamos, pero que Dios siempre restaura tal y como ha explicado el Papa: «Cuando las cosas no vayan bien y nos desanimemos, cuando nos abatamos y corramos el riesgo de sentirnos inútiles o equivocados, pensemos en esto, en la gracia original».

Francisco también ha recordado que mantener la belleza original acarrea un esfuerzo, porque cuesta elegir el bien y conservar el bien que llevamos dentro: «Pensemos en cuántas veces lo hemos malgastado cediendo a la atracción del mal, actuando de modo astuto para nuestros propios intereses o haciendo algo que contaminaría nuestro corazón; o incluso perdiendo el tiempo en cosas inútiles y perjudiciales, aplazando la oración y diciendo ‘no puedo’ a los que nos necesitaban y, sin embargo, podíamos».

La buena noticia es que en este camino siempre nos acompaña María y «nosotros, a quienes nos cuesta elegir el bien, podemos confiarnos a ella», ha concluido el Santo Padre.

Tras la oración mariana, el Papa ha saludado a los numerosos fieles que lo han acompañado desde la plaza y ha invitado a unirse en oración en esta solemnidad de la Inmaculada «a cuya intercesión confiamos el deseo universal de paz, en concreto por la martirizada Ucrania, que sufre tanto». «Pienso en las palabras del ángel a la Virgen, ‘nada es imposible para Dios’. Con la ayuda de Dios, la paz es posible, el desarme es posible. Pero Dios quiere nuestra buena voluntad», ha señalado el Pontífice.