La vivienda hunde a las familias españolas - Alfa y Omega

La vivienda hunde a las familias españolas

Cáritas alerta en su último informe del exagerado impacto de los gastos básicos, sobre todo la vivienda, en la economía de las personas con menos ingresos. Propone ampliar el número de viviendas sociales

José Calderero de Aldecoa
Laura Martínez usuaria de Cáritas Española
Martínez sobrevive con 100 euros al mes después de pagar la hipoteca. Es beneficiaria del proyecto Accede. Foto: Cáritas Española / Rocío Peláez.

Cáritas Española ha alertado de que las familias con menos ingresos invierten más de seis de cada 10 euros (63 %) en los gastos de vivienda, suministros y alimentación. Con un documento titulado Ingresos y gastos: una ecuación que condiciona nuestra calidad de vida y presentado la pasada semana en Madrid, también advertía de la existencia de más de tres millones de hogares (el 16,8 % del total) que se quedan por debajo del umbral de la pobreza severa una vez pagados estos gastos básicos.

Es el caso de Laura Martínez, una madre riojana de 48 años que cobra 800 euros del paro y tiene una hipoteca de 700 euros. Actualmente vive en Villamediana de Iregua —municipio limítrofe con Logroño—, donde hace unos años se compró una casa. «En aquel momento mi sueldo me permitía hacer frente yo sola a este gasto», explica. Pero entonces cayó enferma, se vio obligada a coger la baja y, al incorporarse de nuevo, la despidieron.

En cifras
  • 4,8 millones de personas viven bajo el umbral de la pobreza severa en España
  • Tres millones de hogares se quedan por debajo del umbral de la pobreza tras pagar la hipoteca
  • 2,5 millones de personas no llegan a fin de mes a pesar de tener un empleo remunerado
  • 16 % de la población en alquiler experimenta un nivel extremo de estrés financiero
  • 1,2 millones de hogares subarriendan habitaciones de su casa para poder pagar el piso
  • 63 % de los gastos de familias con menos ingresos paga vivienda, comida y suministros

De la noche a la mañana, Martínez se quedó sin nada. «No reunía las condiciones para ninguna ayuda y pasé cuatro meses sin ingresos». Hasta que apareció Cáritas, que la incluyó en el proyecto Accede, destinado a las personas que no tienen acceso a ninguna prestación social. Ofrecen ayuda con las necesidades más básicas, capacitan social y laboralmente a los usuarios y se les facilita la integración social. Gracias a la intervención de Cáritas Diocesana de La Rioja, Laura consiguió empezar a cobrar el paro: 800 euros que, después de aplicar la ecuación que da título al informe —ingresos menos gastos— se quedan en poco más de 100.

—¿Cómo sobrevives con esa cantidad?

—Haciendo malabares y prescindiendo de cosas que no son necesarias. A la compra, por ejemplo, no suelo ir con mi hijo porque te duele decirle que no puedes comprar queso. En las fiestas del pueblo, si el chico se pudo subir a una atracción fue porque coincidió que fue su cumpleaños y le regalaron algún viaje. Y luego gracias a Cáritas, que me ha ayudado muchísimo en lo que me iba haciendo falta. Hay meses que me han pagado la hipoteca. En otras ocasiones me han comprado algún material que necesitaba el niño para el colegio o comida.

Trabajadores pobres

Al igual que Martínez, a Victoria Pacico también le cuesta llegar a fin de mes, pero esta ecuatoguineana de 42 años, sin embargo, afronta los mismos problemas económicos a pesar de tener un trabajo remunerado. Lo que ocurre es que «estoy trabajando muy poquitas horas», confiesa. Tiene un contrato de 11,67 horas como monitora de autobús en un colegio de educación especial. «Tengo que vigilar los minutos que está mi hija en el baño con el agua caliente para evitar que la factura suba más de la cuenta», lamenta.

Natalia Peiro junto a Daniel Rodríguez, de la Fundación FOESSA, durante la rueda de prensa de presentación del informe
Peiro (izquierda) y Rodríguez de Blas durante la presentación del informe de Cáritas Española. Foto: Cáritas Española / I. Cubillo.

«En España tenemos un mercado laboral precario, con elevados niveles de parcialidad y temporalidad». Esto, unido a la «baja calidad de los salarios, hace que tengamos una de las cifras más elevadas de Europa de trabajadores pobres». Según Daniel Rodríguez de Blas, miembro del equipo de estudios de la Fundación Foessa —que presentó el informe junto a la secretaria general de Cáritas Española, Natalia Peiro—, «hablamos de 2,5 millones de personas que, a pesar de tener un empleo remunerado, sus ingresos son tan escasos que no les permiten salir de situaciones de pobreza».

Subarriendo e infravivienda

En este contexto, la ciudadanía trata de equilibrar la ecuación como puede. En un intento por elevar la partida de los ingresos, cada vez más familias recurren a subarrendar a terceros algunas de las habitaciones de su casa. En apenas cinco años, el porcentaje de quienes acuden a esta fórmula se ha disparado, llegando al 6,6 % en 2022, lo que representa más de 1,2 millones de hogares. El informe de Cáritas Española también alerta de un «preocupante aumento» en el uso de viviendas inadecuadas, que son aquellas que no cumplen con las condiciones mínimas dignas para la vida cotidiana. Han pasado del 25 % en 2018 al 30 % en 2021; es decir, hay 5,6 millones de familias viviendo en esta situación.

Para la entidad caritativa de la Iglesia la solución a este conjunto de problemas entrelazados pasa por ampliar el número de viviendas sociales en alquiler o el de viviendas de emergencia. Hace falta, además, «planificar y coordinar las políticas de empleo», de tal modo que estén focalizadas en los colectivos con un acceso más complicado al mercado laboral. Por otro lado, proponen «abordar la precariedad laboral desde una perspectiva integral», como se lee en el capítulo de propuestas del informe. Ello implica reducir la temporalidad en los contratos y la parcialidad en las jornadas. Por último, Cáritas Española propone «establecer un sistema de garantía de ingresos mínimos con cobertura suficiente» y que ofrezca «suficiencia en los montos».

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