Cómo proteger a la Virgen - Alfa y Omega

Como ya sabrán, durante el mes de marzo de 2022, el seminario del Sagrado Corazón de Vorzel, a diez kilómetros de Kiev, fue golpeado por la guerra, como las localidades vecinas de Bucha o Irpin. La imagen de Nuestra Señora de Fátima que estaba en el refectorio fue dañada por un proyectil que explotó en las inmediaciones. Solo fue una estatua, pero se convirtió en un símbolo de lo que está sucediendo: la guerra no es solo un atentado contra la vida de las personas, sino que también es un atentado contra Dios. Si creemos que somos hijos e hijas del Creador, cualquier atentado contra nuestra vida es, de un modo u otro, una ofensa a Dios mismo.

Cuando escribo estas palabras y pensamientos, soy consciente de que la situación trae consigo algunas tentaciones para mí, algunas de las cuales quiero compartir con vosotros. Una de ellas es la de dejar la tarea de la paz a Dios, y solo a Él. Como si fuéramos incapaces de reconstruir la paz por nosotros mismos. Sigo creyendo que la paz es un don de Dios, y que, sin su gracia especial, no lograremos alcanzarla. Sin embargo, sería un gran error confiar esta petición a Dios y, al mismo tiempo, rebajar nuestros esfuerzos por la paz, como si no tuviésemos ideas ni fuerza espiritual para buscar continuamente soluciones de paz.

Siendo obispo y nuncio del Papa, yo mismo necesito las oraciones de muchos amigos para no dejar de lado todo tipo de esfuerzos: en la comunicación, en la unión de los pueblos y las religiones contra la guerra, en el fomento de iniciativas sabias. La estatua rota de la Virgen María me habla de la necesidad que Dios mismo y su Madre tienen de nuestros esfuerzos. Somos las manos de Dios, la boca de Dios en situaciones como esta. Dios nos necesita.

Recen por mí, para no dejar de lado esta tarea y, por supuesto, recemos todos juntos por el Santo Padre y por aquellos que tienen la posibilidad de hacer una contribución a la causa justa de la paz. La Virgen María, al mismo tiempo que intercede por nosotros, necesita nuestra protección y nuestras iniciativas. ¡Bendita sea Ella!