Comillas desarrolla una app para combatir el malestar psicológico por la pandemia
Más de 2.000 personas han accedido ya a los perfiles de personalidad y a las orientaciones de ayuda psicológica que ofrece Sperantia.App
«No hay tantos psicólogos como los que necesita la población», afirma Lucía Halty, profesora de Psicología de la Universidad Pontificia Comillas y artífice de Sperantia.App, una aplicación surgida como respuesta a los desequilibrios psicológicos que la pandemia ha causado en nuestro país.
Todo comenzó cuando al declararse el Estado de alarma «un grupo de psicólogos de la universidad nos planteamos cómo ofrecer orientaciones psicológicas al gran número de personas que pensamos que iban a necesitarlas», señala Haltey.
Como en esos momentos el único modo de ayudar era a través de la tecnología, elaboraron diversos formularios online que ayudaron a 2.000 personas a identificar su malestar y a recibir recomendaciones psicológicas personalizadas. Ese fue el embrión de Sperantia.App, ahora disponible en la web y en aplicación para móviles de Android (en breve también en Apple Store), desarrollada en colaboración con la Fundación La Caixa.
Sperantia parte de un test que elabora el perfil psicológico del sujeto, a partir de cuyas respuestas se ofrece ayuda individual según cada persona. «Según los datos de funcionamiento de estos primeros meses, el 80 % de las personas podría gestionar su malestar solo con la aplicación», dice Lucía Haltey. El resto «podría necesitar la ayuda de un profesional», para lo que la app orienta a sus colaboradores: el Colegio de Psicología de Madrid, Cruz Roja Te Escucha, la Fundación Acrescere, el Teléfono de la Esperanza y Recurra-GINSO.
«Nuestro objetivo es democratizar de alguna manera el acceso a la psicología. Los problemas de salud mental están muy estigmatizados y a la gente le cuesta dar ese primer paso de pedir ayuda. Con la app la gente puede tener un primer conocimiento de lo que les pasa y tomar decisiones al respecto», dice su artífice.
«El tiempo no lo cura todo»
La semana pasada, la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios alertaba de que el consumo de tranquilizantes ha aumentado un 63 % desde el confinamiento. Haltey lo confirma diciendo que «hay diez millones de españoles en riesgo serio de tener un problema de salud mental».
Por eso, «aunque el ser humano tiene una gran capacidad de adaptación a las circunstancias», los meses transcurridos en esta situación excepcional «han dejado una herida que está asomando ahora y que es necesario recolocar. No es verdad que el tiempo lo cura todo. Una vez que ha pasado la fase crítica aparecen las secuelas, y eso es algo que hay que abordar mediante un proceso».