Claves de la visita de Benedicto XVI a Cuba. La Virgen congrega a todos los cubanos - Alfa y Omega

Claves de la visita de Benedicto XVI a Cuba. La Virgen congrega a todos los cubanos

A pesar de todo lo que puedan decir los medios de información de todo el planeta, la visita del Papa a Cuba, entre el 26 y el 29 de marzo, no debe ser interpretada en clave política, aunque su incidencia pueda terminar notándose también en éste y en otros ámbitos. Benedicto XVI acude a venerar a la Virgen de la Caridad del Cobre, símbolo de la unidad de todos los cubanos, los de la isla y los del exilio, los católicos y los que han olvidado la fe

Jesús Colina. Roma
Desde hace unas semanas, y hasta el próximo 16 de marzo, el vía crucis ha vuelto a las calles de La Habana, en el marco de la Cuaresma y de la preparación del viaje del Papa. En la fotografía, vía crucis del pasado día 3.

No hay que mezclar la política con este viaje. Así lo explican no sólo las voces más representativas de la Iglesia en la isla, sino también monseñor Thomas Wenski, arzobispo de Miami, quien dirigirá una peregrinación de fieles a Cuba, hogar de muchos exiliados. Se esperan, al menos, tres aviones de peregrinos. La archidiócesis de Miami ha recibido más de mil solicitudes.

Orlando Márquez, portavoz de la archidiócesis de La Habana y director de la revista diocesana Palabra nueva, aclara sin rodeos: «Si la Iglesia rechaza el comunismo por su negación de la trascendencia y, debido a ello, su intento de limitar la libertad de la expresión más íntima del ser humano, no es porque el comunismo sea en sí mismo el desafío para la Iglesia, como no lo es en sí mismo el capitalismo salvaje. El desafío para la Iglesia es la fidelidad al Evangelio; el reto será siempre cumplir con el mandato de Jesucristo de apacentar y cuidar al rebaño, proteger a la grey confiada para entregarla a su Pastor al fin de los tiempos y tras haberla protegido de todo intento por alejarla de ése su destino último, aunque ello implique enfrentar las fuerzas de este mundo».

«Somos un país y un pueblo privilegiado —reconoce Márquez—. Benedicto XVI viene como Peregrino de la Caridad para estar junto a nosotros, en el Año Jubilar mariano que celebra cuatro siglos del hallazgo y presencia de la Virgen de la Caridad en la historia de nuestra nación. Viene de México, un país de amplia mayoría católica. El número de católicos prácticos en Cuba es bien reducido proporcionalmente; sin embargo, el Papa quiere estar con nosotros, con la minoría católica y con la mayoría devota a la Virgen de la Caridad que compone la nación cubana».

Porque —añade— «toda Cuba celebra el cuarto centenario de su patrona, la Virgen de la Caridad», celebración que tiene lugar «en un contexto social y político muy singular», en un momento todavía incierto de transformación política, «muy diferente al de hace catorce años», cuando Juan Pablo II visitó la isla. «Benedicto XVI llega a un país que está en proceso de transformación», y cuando se evidencia «el agotamiento del modelo del socialismo real paternalista y de callejón sin salida, que tan bien había conocido Juan Pablo II».

«Por otro lado —añade el portavoz episcopal—, las relaciones Iglesia-Gobierno en Cuba se encuentran hoy a un nivel cualitativamente superior al de hace catorce años. No es el nivel ideal, ni la Iglesia aspira a un nivel ideal e idílico de relaciones que no se dan en ningún sistema político. Se trata de un diálogo entre diferentes que debe tener como punto de mira el bien común de la sociedad», si bien «hay un riesgo ciertamente en este proceso, pues ante la ausencia de otras entidades, grupos o partidos independientes, algunos pueden aspirar a que la Iglesia se convierta en el catalizador de cambios radicales en Cuba», mientras que, «para otros, se puede convertir en aliada natural del Gobierno, y no faltan los que le desean su repliegue y enclaustramiento».

Orlando Márquez reconoce que el hecho de que la Iglesia no busque hacer política no quita nada de impacto a la visita del Pontífice. A modo de ejemplo, alude a que, en la plaza de la Revolución José Martí, de La Habana, el próximo miércoles 28 de marzo, cuando se proclame el Evangelio de san Juan para ese día, se escuchará esta frase: «la Verdad os hará libres».

Hermanos en el exilio

Entre el 26 y el 29 de marzo tendrán también lugar las peregrinaciones que la archidiócesis de Miami organiza a Santiago y La Habana, o sólo a La Habana, siguiendo los pasos del Papa, un gesto que subraya el carácter de fraternidad de los católicos cubanos en la isla o en el exilio.

«¿Por qué vamos?». A esta pregunta, el arzobispo de la ciudad de Florida, monseñor Wenski, responde uniéndose a una carta pastoral de los obispos cubanos: «El pueblo cubano sigue siendo un solo pueblo, dondequiera que esté». Y añade: «Nosotros viajamos en solidaridad con la Iglesia en Cuba —y en respuesta a su invitación de compartir con ellos este evento histórico—. El Papa viaja a Cuba como peregrino de caridad. Nosotros vamos a Cuba con ese mismo espíritu».

El prelado se ha sumado al mensaje de los obispos cubanos, que en una carta pastoral subrayaban: «Cuba necesita la alegría de la fe, y la Virgen de la Caridad ha salido al encuentro de sus hijos para que los que se habían alejado vuelvan a Dios, para que quienes han permanecido firmes acrecienten su compromiso cristiano y para que todos experimentemos el gran amor de Dios por sus hijos y nos esforcemos por construir la unidad en la verdad y en el amor entre todos los que formamos un mismo pueblo, superando e integrando respetuosamente las diferencias y las distancias».