La visita del Papa Francisco a Indonesia, del 3 al 6 de septiembre de 2024, fue un acontecimiento histórico que merece la atención y la celebración internacional. Como académico musulmán indonesio, me siento profundamente alentado por la inquebrantable defensa que ha hecho el Papa del diálogo interreligioso como herramienta crucial para hacer frente al extremismo y al radicalismo. Su visita a Indonesia se enmarca en la necesaria colaboración entre las diferentes religiones para contrarrestar el aumento del fanatismo y construir sociedades más inclusivas.
En su reciente discurso en Yakarta, Francisco destacó el papel fundamental del diálogo para fomentar el entendimiento mutuo y la paz entre las diversas comunidades religiosas.
Entablar un diálogo entre religiones no es una mera formalidad. Una vez que una persona adopta el diálogo interreligioso como concepto en la mente y en la práctica, la propensión a los extremos empieza a menguar. Cuando esto ocurre, quedan asentadas las bases para la paz y el respeto a los demás; fomenta la paz y la tranquilidad en la sociedad y en el mundo.
El mensaje del Papa resuena profundamente en el propio camino de Indonesia hacia la armonía en medio de su rica diversidad religiosa. Este archipiélago, por una parte, con su población mayoritariamente musulmana y con importantes comunidades cristianas, hindúes, budistas e indígenas, se enfrenta a retos únicos relacionados con el radicalismo. Pero, por otro lado, sirve de modelo de cómo el diálogo interreligioso puede mitigar las tensiones sectarias y fomentar un espíritu de cooperación.
El Papa no está sugiriendo el diálogo interreligioso solo como una teoría, sino como una forma real de abordar el radicalismo. Su énfasis en el trabajo conjunto con diferentes grupos religiosos subraya la importancia de la acción colectiva para abogar por el entendimiento y la tolerancia.
El viaje del Papa reviste especial importancia para Indonesia, donde los debates entre las distintas religiones han contribuido a frenar el radicalismo. Los esfuerzos locales y las diversas coaliciones interreligiosas muestran la dedicación del país al diálogo y a la colaboración. La presencia de Francisco ha reforzado y mejorado este compromiso, proporcionando un respaldo tanto simbólico como práctico a los actuales proyectos interreligiosos.
Además, el interés del Papa por la comunicación coincide con la tendencia mundial más amplia hacia la comprensión intercultural e interreligiosa. Su visita pone de relieve la importancia de crear conexiones entre comunidades en lugar de dejar que las divisiones se agraven. Este método no solo cura los signos del extremismo, sino que también aborda sus razones subyacentes fomentando la comprensión y la unidad entre los distintos grupos.
Es esencial que todas las comunidades religiosas presten atención al llamamiento a la unidad del Papa Francisco con motivo de su visita y su apoyo al diálogo interreligioso. Colaborando estrechamente, podemos abordar juntos el problema del extremismo y crear comunidades basadas en el respeto mutuo y la cooperación. La presencia del Papa sirve como afirmación oportuna y optimista de que, entablando conversaciones y trabajando juntos, tenemos la capacidad de conquistar las barreras que nos dividen y establecer un mundo caracterizado por la paz. Sus discursos en Yakarta confirman firmemente la importancia de una auténtica interacción entre los grupos religiosos para promover la paz y el entendimiento. Celebremos la visita del Papa y su mensaje aprovechando la oportunidad de reforzar nuestra dedicación a la comunicación y a trabajar juntos por un mundo pacífico y justo.