Cinco personas al día han muerto intentando llegar a España
Según un informe de Caminando Fronteras, durante el primer semestre del año 2023 han fallecido 951 personas intentando llegar a nuestro país, la mayoría en la ruta canaria
Según un informe presentado este jueves por Caminando Fronteras, durante el primer semestre del año 2023 fallecieron 951 personas, una media de cinco al día, en la frontera occidental entre Europa y África. «Los datos directos de fuentes primarias se han cotejado con fuentes oficiales, comunidades migrantes y organizaciones sociales en terreno con las que Caminando Fronteras está en contacto de forma permanente», asegura la institución.
Según los datos que ofrecen, 19 embarcaciones desaparecieron con todas las personas a bordo; 112 mujeres y 49 niños y niñas han perdido la vida en el mar y las víctimas procedían de hasta 14 países diferentes: Argelia, Camerún, Costa de Marfil, Gambia, Etiopía, Guinea Conakry, Islas Comoras, Malí, Marruecos, República Democrática del Congo, Senegal, Siria, Sri Lanka y Sudán. «Estuvimos horas esperando, suplicando, llamamos a todos lados, a Salvamento, a la marina marroquí, enviamos posiciones, pero nadie venía. El mar es muy grande y a mucho miedo. Rezábamos todo el tiempo para intentar calmarnos, pero no es fácil. Los niños lloraban mucho, no teníamos agua… Las vi morir frente a mí, se iban cayendo al mar y cuando llegó el rescate era muy tarde. Los marroquíes nos tiraron en el desierto, tenía quemaduras y se infectaron, gracias a Dios estoy viva, solo nos queda Dios cuando todos quieren asesinarnos», explica F. B., superviviente de uno de los naufragios documentados.
Además, según la clasificación de las cuatro vías de acceso a España (ruta canaria, ruta de Alborán, ruta argelina y ruta del Estrecho), la mayoría de las víctimas se han registrado en la ruta canaria, puesto que hasta 778 personas perdieron la vida en las 28 tragedias sucedidas en este camino. Por su parte, en la de Alborán, las dos tragedias documentadas en este período elevan a 21 las personas fallecidas. En cuanto a la ruta argelina, se tiene conocimiento de ocho tragedias que provocaron 102 víctimas. Por último, en el Estrecho, once naufragios dejaron 50 personas fallecidas. Constatan también que los meses de febrero y junio concentran la mayoría de víctimas, con 237 y 332 personas respectivamente.
Entre las causas, Caminando Fronteras constata «la omisión del deber de socorro, la demora en la activación de medios de búsqueda y rescate, la insuficiencia de los medios cuando estos son activados, las malas prácticas durante los rescates y la falta de coordinación entre los Estados español y marroquí, cuyas relaciones se rigen por intereses geopolíticos vinculados al control migratorio en lugar de por la defensa del derecho a la vida».
Vulneración de derechos
Asimismo, aseguran haber documentado casos de vulneraciones de los derechos humanos de las víctimas y de sus familias. «Las víctimas supervivientes han sufrido detenciones, desplazamientos forzosos, ataques físicos y retenciones en aplicación de la ley de extranjería» y las desaparecidas «han sufrido la negación del derecho a ser buscadas. Las víctimas cuyos cuerpos fueron encontrados sufrieron enterramientos en fosas comunes, carencia de protocolos de identificación con garantías y ausencia de enterramientos dignos que respetasen las creencias que practicaban en vida». Una amiga de familiares en búsqueda de una víctima desaparecida cuenta para el informe que «hace ya muchos días que no tenemos noticias de ella. Su familia en el país está muy angustiada. Yo hago todo lo que puedo para buscarla, para intentar saber algo y tener noticias suyas, pero no sabemos cómo ni dónde buscar… Y yo soy quien tiene que informarles a ellos, y no tengo nada que decirles. Ellos siguen teniendo esperanza, pero yo creo que ya no está entre nosotros. Solo queremos saber».
Helena Maleno, coordinadora de Caminando Fronteras, aseguró que «estas cifras forman parte de un proceso de reconstrucción de la memoria: las contamos para no olvidarlas, las elaboramos para sus familias y las comunidades, como una herramienta para seguir luchando porque las fronteras dejen de ser espacios de no derecho».