Christian Carlassare: «He sentido siempre el deseo de volver a Rumbek» - Alfa y Omega

Christian Carlassare: «He sentido siempre el deseo de volver a Rumbek»

Este viernes, 25 de marzo, será ordenado obispo en la diócesis de Rumbek (Sudán del Sur) monseñor Christian Carlassare, tras recuperarse de un atentado

Victoria Isabel Cardiel C.
El Papa Francisco saluda a Christian Carlassare, obispo electo de Sudán del Sur, durante una audiencia, en el Vaticano, el pasado 14 de marzo. Foto: Vatican Media.

¿Cómo fue la reunión con el Papa?
Fue un bálsamo. Lo sentí muy cercano. Hablamos, sobre todo, del viaje a Sudán del Sur, que coronará su compromiso por la paz, incluyendo también a las personas más frágiles y a los que no viven de forma digna a causa de la pobreza y de la crisis económica. Cuando estábamos hablando de esto, me miró fijamente y me dijo con claridad: «No tengas miedo. El Señor nunca abandona. Vive tu vocación e irá todo bien».

El Papa viajará a Sudán del Sur en julio. ¿Qué mensaje llevará?
El Papa hará un llamamiento a la unidad del país para que sean superadas finalmente las divisiones entre grupos étnicos, los enfrentamientos entre los grupos de poder y entre las personas más sencillas. Pedirá que se reconozca la dignidad de todos los ciudadanos de Sudán del Sur y reivindicará la importancia de trabajar por el bien común. Es necesario un compromiso real con el desarme porque hay demasiadas armas en circulación. Esto supone un freno que impide garantizar la seguridad de la población. La Iglesia debe ser testigo de misericordia y de reconciliación porque el pasado conflicto ha arraigado una mentalidad en la sociedad que es muchas veces violenta, hostil y resignada.

Ha pasado casi un año del atentado. ¿Cómo se encuentra?
He recuperado la movilidad de las piernas mucho antes de lo que me esperaba. Me encuentro bien. Ante la incertidumbre sobre el futuro, he sido colmado por el afecto de la gente, tanto de mis amigos como de personas que no conozco, pero que han rezado por mi recuperación. Esto me ha llenado de una fuerza inesperada. He sentido siempre el deseo de volver a Rumbek para vivir el perdón y cumplir con mi misión en una Iglesia cercana a los sufrimientos de la gente, que no abandona nunca a sus hijos.

¿Tiene miedo?
La violencia siempre es algo injustificado y, como consecuencia, da miedo. Pero ante todo siento el amor y el apoyo de toda la gente que ha sido víctima de la violencia en este país y que nunca se ha rendido. La paz que Jesús ha venido a traernos es una paz que viene del coraje de entregar la propia vida por el Señor y por la evangelización del pueblo de Sudán del Sur.

¿Es el perdón un instrumento que forma parte de la reconciliación?
Desde luego no es posible caminar por la vía de la paz y de la justicia sin pasar por el perdón; de otro modo solo nos quedarían los muros de separación y la sed de venganza. Solo el perdón rompe el círculo de la violencia. Por ello, el programa pastoral de la diócesis debe incluir , además de la pastoral ordinaria, una formación para la paz. Para empoderar a ciudadanos que sean capaces de conducir a la comunidad a resolver los conflictos de forma pacífica.

El 25 de marzo se convertirá en el obispo más joven de la iglesia. ¿Qué programas tiene para el futuro?
Ante todo escuchar a la gente y abrazar el servicio cotidiano. Es importante que la diócesis abra más caminos sinodales para que la gente pueda reapropiarse de su Iglesia en todos los ámbitos. La evangelización tiene que estar en el centro. Esta tarea no se hace solo con las celebraciones litúrgicas o con la enseñanza de oraciones o del catecismo, sino con una experiencia de Iglesia dinámica y vivida. Nuestro compromiso con la escolarización de los niños es también fundamental. Además trabajamos por el servicio de la caridad, por la promoción de la mujer, por el cuidado de los enfermos y por dar asistencia a los pobres.

¿De qué manera está trabajando por sanar el trauma de la sociedad de Sudán del Sur?
Hemos establecido cuatro cursos-laboratorio en los que participarán varios agentes pastorales, tanto clérigos como laicos. Ellos en primer lugar son los que tienen que sanarse del trauma, porque se dedican a curar las almas de los demás; preocupándose de sí mismos y de sus propios traumas son más pacientes y sensibles con el sufrimiento de los demás. Debe existir un compromiso permanente para la cura del trauma social, formando a agentes locales capaces de acompañar a las personas o a comunidades enteras que han sido dañadas en su humanidad y en su dignidad. Es necesario recuperar todas las narrativas tradicionales positivas que tienen poco a poco que ir sustituyendo las tradiciones violentas y hostiles que frenan el cambio y la reconciliación. Las comunidades cristianas, en esta perspectiva, pueden convertirse en verdaderas comunidades de paz que conservan la memoria y proponen soluciones cristianas a los conflictos.

Bio

Carlassare es el obispo más joven del mundo. El misionero comboniano italiano sufrió un ataque en abril del 2021. Dos hombres armados le dispararon en las piernas. Ha necesitado seis operaciones y varios meses de fisioterapia para volver a caminar normalmente. Será él quien acompañe al Papa en una parte de su viaje apostólico del 5 al 7 de julio, cuando visite Juba, la capital de Sudán del Sur.