Casi 1.000 niños mueren cada día por consumir agua no potable  - Alfa y Omega

Casi 1.000 niños mueren cada día por consumir agua no potable 

En el Día Mundial del Agua, que se celebra este sábado, Misiones Salesianas recuerda que hay niños que caminan durante lo que equivaldría a una jornada escolar en Europa para llevar agua limpia a sus familias

Ester Medina Rodríguez
3 de cada 10 personas en el mundo no tienen agua potable en sus hogares. Foto: Misiones Salesianas.

Desde que tenía 7 años, Kioni caminaba cinco kilómetros diarios para llevar agua limpia a su familia en su aldea de Ghana. «Cuando cumplí los 16, tuve un gran regalo», cuenta. «Construyeron un pozo en mi comunidad y me cambió la vida. Ya no tengo que caminar para buscar agua y pienso en poder volver a la escuela para aprender».  

En el Día Mundial del Agua, que se celebra este sábado, Misiones Salesianas advierte de que en la actualidad más de 2.200 millones de personas no tienen agua potable y denuncia que todavía muchos niños como Kioni tienen que emplear el tiempo que equivaldría a una jornada escolar en Europa en caminar para ir a buscar agua limpia para sus familias. 

Desde esta entidad lanzan un dato escalofriante: casi 1.000 menores de edad mueren cada día en algún lugar del mundo por enfermedades relacionadas con el consumo de agua en mal estado. Además, si no se invierte en políticas para una buena gestión del agua ni se revierte el calentamiento global, se estima que dos tercios de la población mundial vivirán en países con escasez de agua.  

Un misionero desde Chad asegura que, en los últimos años, «la sequía, las plagas de langosta y los conflictos condicionan la vida de cientos de miles de personas que tienen que desplazarse cada vez más lejos para encontrar agua y los animales se mueren». Por eso, en Misiones Salesianas afirman que trabajan «para que en todos los pueblos haya un pozo». Lo explica su director, Luis Manuel Moral, que destaca que «el agua cambia el futuro de los menores, mejora la higiene y la alimentación de la población». 

Además, Moral recuerda que «un pozo es también un lugar de encuentro para las mujeres y una ayuda para que estas se organicen y tengan voz en la toma decisiones de la comunidad. Un pueblo, un pozo, una escuela es nuestro lema». Y es que la incidencia de esta entidad eclesial es admirable: en los últimos años ha desarrollado más de 25 proyectos relacionados con el agua en 16 países diferentes, con una inversión total que asciende a casi 500.000 euros. Gracias a ello, Moral explica que «más de 300.000 personas han visto cómo su futuro ha cambiado con estas iniciativas que consiguen salvar muchas vidas».