Cartas a la redacción - Alfa y Omega

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Juan Pablo II: ¡Santo súbito!

A mediados de enero, se presentó en Roma un libro de versos poéticos escritos por Karol Wojtyla en su juventud. Tras el acto, el cardenal Re manifestó el convencimiento de que la canonización de Juan Pablo II está próxima. ¡Santo súbito!, clamó la multitud congregada en la Plaza de San Pedro, el 2 abril de 2005, cuando recibió la noticia de la muerte de Juan Pablo II. Él fue un personaje irrepetible y con gran carisma: gustaba a todo el mundo, fuesen cristianos o no. El Canciller Helmut Kohl, alma mater de la reunificación alemana tras la caída del muro de Berlín, dijo, tras un viaje del Papa a Alemania: «Es el hombre más grande de la segunda mitad de este siglo, quizás de todo el siglo». Juan Pablo II fue un gran maestro que enseñó con la vida, no sólo de palabra. Creo que fue un día de enero de 1988, cuando cenó con más de cien mendigos en el Hospicio de Roma; y durante la cena les hizo esta confidencia:

«En la vida del Papa hay muchos y variados compromisos, pero quizá algún día Jesús pregunte a este Papa: Tú, que has hablado con Presidentes, ministros, cardenales y obispos, ¿no has tenido tiempo para encontrarte con los pobres, con los necesitados? Entonces, este encuentro de hoy resultará más importante que muchos otros».

¡Seguro que así será! Por ello, si no ahora, muy pronto: ¡Santo súbito!

Agustín Romero Lojo
La Coruña

Capillas universitarias

La Complutense, como cualquier otra universidad del Estado, presta un servicio público a los alumnos que estudian allí; a todos, independientemente de sus creencias religiosas. La universidad como tal no es confesional, ni tiene por qué serlo, pero esa aconfesionalidad, para que no se convierta en laicismo anticristiano, debe respetar las legítimas creencias religiosas de sus alumnos, que sí tienen derecho a ser creyentes si lo desean, y a poder disponer de un lugar donde rezar en la universidad. Además, por los Acuerdos entre la Iglesia y el Estado, éste y, por tanto, sus instituciones universitarias, deben facilitar esas instalaciones a los que libremente quieran utilizarlas. Si no se hiciera así, sería un abuso de poder por parte de la autoridad académica, contrario a la libertad de los alumnos, y un incumplimiento injustificable de una consecuencia de esos Acuerdos. ¿Se negaría la autoridad académica a conceder un lugar de oración a los estudiantes musulmanes, si éstos, en un número adecuado, lo pidieran?

Juan Moya
Madrid

Vale la pena leer Nuestros mártires

Con el título de Nuestros mártires, se publican una serie de monografías de la gente que murió por la fe, durante la Guerra Civil, en la diócesis de Toledo. Están editadas por el secretario diocesano de Comunicación Social del arzobispado toledano, con motivo del 75 aniversario de dichos acontecimientos, y se pueden ver en la publicación semanal del arzobispado Padre Nuestro. Aunque la piedra angular de dichas monografías gira sobre el martirio de los sacerdotes, religiosos y fieles por tierras de Toledo, Talavera de la Reina, Consuegra, Sonseca, Torrijos…, como el último ejemplo de sacrificio de la fe, es innegable su interés como fuente de material historiográfico, para entender mejor cómo ocurrieron las cosas, y dando otra visión a lo que dicen algunos libros de historia. Son documentos cercanos, en algunos casos más familiares, que van saliendo a la luz, y de su lectura se entrevé que hay un hilo conductor que une a todas esas personas: darlo todo por Jesucristo. Vale la pena ir leyendo estas monografías.

Juan Mañé Fort
Toledo

Gracias, Alfa y Omega

Antes leía Alfa y Omega al comprar el ABC. Ahora leo los periódicos por Internet, pero me voy a acostumbrar a leer el semanario en papel. En el número del pasado 17 de enero, leí la carta al director, firmada por Manuel Ángel Puga, Saber aceptar para saber vivir. Su escrito hace reflexionar y recuerda que debemos aceptarnos y aceptar a los demás. ¡Tantas cosas leemos que no nos sirven para nada, que ya era hora de que algo nos sirva para nuestro crecimiento personal! Animo a Alfa y Omega a seguir con la labor que realiza, a pesar de las dificultades que tendrá que superar para su publicación.

María Luisa Martínez Robles
Internet

Fe y confianza en el futuro

La multiplicidad de problemas suscitados en el último lustro, en torno a todo tipo de sistemas económicos y laborales, ha desatado, en esta sociedad globalizada en que vivimos, un grave déficit de confianza. Ha sido como un latigazo que ha hecho pasar de la abundancia a la escasez, de la tranquilidad al desasosiego, de lo quimérico a lo real, haciéndonos ver nuestra debilidad al enfrentarnos a las dificultades. Se dice que hemos dado la espalda a los valores de naturaleza ética, es decir, a cuanto se refiere al ámbito moral o de los actos libres del obrar del hombre (como se enseña en filosofía), pero habría que ahondar en el campo de las virtudes humanas perdidas, y aun de las cardinales y teologales, para recuperar la confianza y mirar con valentía el futuro. Por eso, el Papa ha hecho resonar su autorizada voz, con un enérgico llamamiento a un Año de búsqueda de la fe, que, en su dimensión espiritual y temporal, lleve al mundo a la restauración del amor y de la verdad.

José María López Ferrera
Madrid