Cartas a la redacción - Alfa y Omega

Las cartas dirigidas a esta sección deberán ir firmadas y con el nº del DNI, y tener una extensión máxima de 10 líneas. Alfa y Omega se reserva el derecho de resumir y editar su contenido

¡Salvemos la catedral de Córdoba!

Al margen de las inexactitudes jurídicas que ya apuntan algunos expertos, los impulsores de la polémica plataforma que promueve la expropiación de la catedral de Córdoba, parece que carecen de los conocimientos históricos básicos. Sobre el lugar que en el siglo V ocupaba la basílica visigoda de San Vicente Mártir, fue construida, durante la dominación musulmana, una mezquita. Al conquistar Córdoba, en 1236, el rey Fernando III, el Santo, la cedió a la Iglesia católica. Desde esta fecha hasta nuestros días ha sido, ininterrumpidamente y en la totalidad del edificio, catedral de Córdoba y propiedad del Obispado, experimentando diversas reformas para adaptarla a las celebraciones litúrgicas. Nunca ha tenido titularidad pública como se pretende actualmente, en un intento de cambiar la Historia y la tradición. Esto es una muestra más del acoso continuo y pertinaz contra la Iglesia, perfectamente dirigido por grupos de diversas ideologías, con una finalidad común: destruir a la Iglesia católica. La Asociación Presencia Cristiana quiere manifestar su rechazo a esta desafortunada iniciativa, y la confianza en que nuestra catedral seguirá siendo lo que actualmente es: el templo de todos los católicos de nuestra ciudad.

Antonia Jiménez López
Presidenta de la Asociación Presencia Cristiana
Córdoba

Una lección, de El Greco

Celebramos el IV Centenario de El Greco. Diversas exposiciones y actos de todo tipo conmemoran, a lo largo del año, esta efeméride, principalmente en Toledo y Madrid. Bien se merece el artista cretense de nacimiento y toledano de adopción los homenajes que se le están tributando, pues está en la cúspide de la pintura universal. Recientemente, estuve con un grupo de amantes del arte en El Prado viendo sus obras y oyendo los comentarios que hizo una persona de su obra. Yo, particularmente, me quedé extasiado ante su obra La Trinidad: aparte de su luminosidad, de su colorido, composición, etc., hice un comentario a la guía de la visita: «Yo cambiaría el nombre de esta obra por el de La ternura de Dios Padre, porque recibe a su Hijo muerto y el Espíritu Santo está como testigo del amor». Genial lección del artista que supo expresar como nadie el amor de Dios por su Hijo y los hombres en general, en esta maravillosa obra de arte.

Rafael Gil Cerracín
Madrid

Gracias, Jesús, porque he podido negarte

Gracias, Jesús, porque he podido negarte. He podido considerar tus enseñanzas como el opio del pueblo. Por haber creído que los hombres somos el vértice de la naturaleza, y lo podemos todo. Somos dioses para nosotros mismos. Porque he podido escuchar a quienes afirman que eres algo abstracto, alejado de la realidad. Porque eres producto de la imaginación del hombre, para consuelo de sus propias desgracias; porque puedo escuchar e incluso pensar que no existes, o a quien afirma que has muerto. Gracias, porque, después de cincuenta años, puedo seguir leyendo que la teoría del Big Bang puede ser el origen del universo; también, porque puedo leer todas las teorías científicas que tratan de convencerme de su validez, en cuanto al origen de la materia de la que, por lo visto, somos parte; porque he podido leer lo que se dice de Ti, de Tu vida, muerte y resurrección; de los consejos humanitarios que aparecen en los libros que hablan de Ti. Y te tengo que decir algo: no he encontrado en Hegel, Hengel, Marx, Feuerbach o Proudhon un consejo tan claro como el de ama a tu prójimo como a ti mismo. Y es entonces cuando me he dado cuenta de que sólo Tu Padre nos ha podido crear, pues sólo un ser tan bueno y justo, lejos de someter al ser humano, le otorga un bien tan preciado como la libertad, y que, aun usándola contra Ti o contra Tu Padre, no nos la quitáis.

Fernando Guerrero Cáceres
Morón de la Frontera (Sevilla)

¡Son seres humanos!

Son personas, seres humanos indefensos, que buscan una oportunidad para su progreso personal y profesional. Se merecen un mínimo de respeto y consideración, máxime cuando arriesgan sus vidas para cruzar el estrecho que les separa de la miseria más absoluta a la posibilidad de vivir dignamente. No podemos ni debemos de olvidarnos que somos un país de emigrantes, y quien más o quien menos tiene un familiar que emigró a cualquier país europeo, a Sudamérica, Estados Unidos o Canadá. Algunos, sin papeles. Ahora queremos criminalizar a unos seres humanos por tener la voluntad de buscar una vida mejor. Busquemos las causas y desterremos la demagogia de culpabilizar a los países de origen de los inmigrantes. Son muchas décadas, e incluso siglos, principalmente en África, de ser considerados como meras sucursales de los colonizadores del poder económico, explotando los recursos naturales de esos países (minerales, oro, pesca…) para enriquecer a unas cuantas empresas multinacionales, y a los gobernantes. Tenemos mucho que aprender de esos inmigrantes, y deberíamos enfrascarnos en el elixir de la empatía y la tolerancia para no acumular tantos problemas. No son nuestros enemigos a batir, son nuestros semejantes en busca de una oportunidad, y, por ello, que no se les trate peor que animales salvajes por salirse de la reserva en la que estaban confinados desde su nacimiento.

José Manuel Pena
Riveira (La Coruña)