Cáritas: La propuesta migratoria europea «replica el modelo de Moria»
La propuesta para un pacto europeo de asilo y migración presentada el miércoles por la Comisión Europea «no cumple las expectativas» y «está condenada a fracasar» si no se dota de «un sistema equitativo para distribuir a los solicitantes de asilo por toda Europa»
El nuevo pacto europeo sobre migración amenaza con «replicar el modelo de puntos calientes implementado en Moria», que «ha demostrado ser un fracaso total tanto para los migrantes como para la población local» debido a la puesta en marcha de infraestructuras de recepción que con facilidad acaban abarrotadas, con el consiguiente deterioro de las condiciones de vida que llegan a ser «indignas». Maria Nyman, secretaria general de Cáritas Europa, criticó el miércoles la propuesta presentada por la Comisión Europea para reformar la política de asilo y migración.
El proyecto europeo aparca la idea de cuotas obligatorias para el reparto de la acogida de refugiados, pero plantea un sistema voluntario con varios niveles de solidaridad con los países con mayor presión migratoria y apuesta por reforzar la frontera exterior de la Unión Europea y agilizar las expulsiones de los migrantes que lo logren estatus de refugiado.
Ayudar… o «patrocinar» la devolución
Nyman se mostró especialmente crítica con la posibilidad de que el acuerdo ofrezca a los estados la opción de evitar la reubicación de migrantes en su territorio, facilitando en cambio su retorno. Según la propuesta de pacto, cuando un país se enfrente a una presión migratoria que no pueda soportar se esperará de sus socios que respondan ofreciéndose a realojar en su territorio a parte de los demandantes de asilo. Pero podrán también optar por otras formas de apoyo como «asumir la responsabilidad del retorno» de los que sean deportados, algo que Bruselas define como expulsiones «patrocinadas».
La Comisión contempla también otros escenarios en los que la solidaridad debería ponerse en marcha, como la reubicación de personas rescatadas en el mar o, en situaciones de crisis, incluso la de quienes están en la frontera en situación irregular.
La prioridad es la disuasión
Estas propuestas, según un comunicado de la entidad católica europea, «no cumple las expectativas de cambiar la dirección de la UE hacia una política migratoria más equilibrada y humana». Al contrario, sus prioridades «parecen ser la disuasión, evitar la migración a la UE e intensificar la cooperación con los países y de origen y tránsito sobre los movimientos irregulares y el retorno».
Cáritas Europa reconoce que, tras el incendio del campo de refugiados de Moria y el agravamiento por este motivo de la emergencia humanitaria en la isla griega de Lesbos, esperaba que Europa cambiara «radicalmente» su abordaje de la movilidad humana con «políticas que evitaran la creación de campos indignos en el futuro».
«Condenado a fracasar»
Esta expectativa se ha visto defraudada con una propuesta que a primera vista «fortalece los procesos de asilo y retorno a lo largo de los estados fronterizos, con toda probabilidad a costa de la salvaguarda de los derechos humanos y de asilo, poniendo en peligro el principio de no devolución». Este principio del derecho internacional garantiza que nadie debe ser devuelto a un país donde podría enfrentarse a la tortura o a un trato cruel, inhumano o degradante, al castigo o a otros daños irreparables.
«Queda por ver», continúa el comunicado de Cáritas, «si se reforzará de forma efectiva una solidaridad intraeuropea profundamente necesaria para permitir un reparto justo de los solicitantes de asilo entre los estados miembros por medio de un mecanismo de reubicación estable». Y concluye: «Sin un sistema equitativo para distribuir a los solicitantes de asilo por toda Europa, teniendo en consideración sus lazos familiares y personales, el nuevo pacto está condenado a fracasar».
Se mantiene Dublín
Las grandes diferencias entre los Estados miembro respecto a cómo gestionar la llegada de refugiados a la Unión Europea sigue enfrentando a las capitales, por lo que Bruselas se ha tomado más de un año de contactos bilaterales para tratar de superar las tensiones entre quienes reclaman un mecanismo de cuotas obligatorias para la acogida de los llegados, como España, y quienes rechazan de plano esta posibilidad, como Hungría, Polonia o Austria.
Por otro lado, a pesar de las afirmaciones de la jefa del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, de que la propuesta serviría para abolir el principio de que toda la responsabilidad de la acogida recae sobre el país de entrada, este finalmente se mantiene.
Sin operaciones de rescate
También las ONG que operan barcos de rescate en el Mediterráneo se mostraron contrarias al pacto. En una carta conjunta dirigida a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, lamentaron que el texto no incluya operación alguna de búsqueda y rescate en la zona a pesar de que ella misma ha dicho en alguna ocasión que «salvar vidas en el mar no es una opción».
Según el derecho internacional, señalan, las personas rescatadas en el mar deben ser trasladadas al lugar seguro más cercano donde sus vidas no corran peligro y se puedan satisfacer las necesidades humanas básicas.
Presión contra las ONG
La carta critica que «en lugar de apoyar misiones de búsqueda y rescate que salvan vidas en el Mediterráneo, los gobiernos europeos están ejerciendo una presión indebida sobre las organizaciones de la sociedad civil», con «acusaciones infundadas» e «impidiendo que los buques de búsqueda y rescate entren y salgan de sus puertos».
En este sentido, han exigido el fin de los retornos a Libia y la cooperación con la Guardia Costera. «Libia es un país destrozado por la guerra, donde refugiados y migrantes son detenidos en condiciones horribles que violan sus derechos humanos básicos», han alertado.