Cardenal Thomas Aquino Manyo Maeda: «Los haikus en mis homilías me permiten evangelizar» - Alfa y Omega

Cardenal Thomas Aquino Manyo Maeda: «Los haikus en mis homilías me permiten evangelizar»

María Martínez López
Maeda saluda a unas religiosas en el Vaticano después de ser creado cardenal el 29 de junio de 2018. Foto: Reuters / Tony Gentile.

Sus estudios en Nagasaki y ser obispo de Hiroshima durante tres años alimentaron en el actual arzobispo de Osaka (Japón) un fuerte compromiso con la paz y la dignidad humana y el anhelo de dar a conocer el testimonio de los cristianos escondidos de su país.

¿Le ayudó ser obispo de Hiroshima a comprender mejor el impacto de las bombas nucleares en su país?
Estuve allí tres años. Para mí fue muy útil tener una profunda experiencia de trabajo por la paz, que incluyó entre otras cosas promover la abolición de armas nucleares, colaborar con el movimiento pacifista, escuchar los testimonios de los hibakusha o supervivientes, visitar museos y monumentos, conceder entrevistas como obispo, participar en actividades por la paz con diversas religiones, y recopilar haikus sobre la paz.

Usted mismo escribe haikus, esos poemas típicos de Japón.
Me permiten fusionar la doctrina cristiana y el lenguaje bíblico con la cultura japonesa y así evangelizar. Suelo usarlos en mis homilías y conferencias. En Japón, donde la primavera, el verano, el otoño y el invierno están claramente definidos, se suelen incluir en los haiku kigo o palabras que aluden a las estaciones. Estas expanden el tiempo y el espacio. Además al ser frases cortas, de 17 sílabas, con el kireji que conecta los caracteres, acentúan más el centro de atención.

¿Podría ponernos algunos ejemplos?
Por ejemplo: Shiawase no ami wo orosu ya Umi-no-hi ni [echemos nuestras redes de felicidad en el Día del Mar]. Lo compuse para el Día del Mar, una fiesta asociada con el verano, con el deseo de que los dos obispos auxiliares y yo podamos ser felices sirviéndonos unos a otros. Otro de mis poemas se traduce como «llegará la primavera mirando las aves del cielo y las flores del campo», que escribí basado en Mateo 6: «No estéis agobiados por vuestra vida pensando qué vais a comer o con qué os vais a vestir. Mirad los pájaros del cielo. Fijaos cómo crecen los lirios del campo. No os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio».

Otros que he escrito son: «Una madre dice que tener poca paciencia es una causa perdida»; «las cinco heridas del Señor Jesús en Pascua»; «un reguero de tinta de sepia gotea en la Misa del invierno»; «no lo repitas, descansa en paz, cima de las nubes».

¿De qué otras formas han integrado los católicos cultura japonesa y fe?
Por ejemplo, hemos adaptado al catolicismo las celebraciones budistas por los difuntos a los siete y los 49 días de su muerte; el festival sintoísta Shichi-Go-San, una especie de rito de bendición para las niñas de 3 y 7 años y los niños de 5 años, y las oraciones en favor de los ancianos.

¿Cuáles son los temas que más preocupan o que son prioritarios para la Iglesia en Japón?
Los problemas de los colegios católicos, la obtención de permisos de residencia para los migrantes y refugiados, y las cuestiones medioambientales.

Socialmente, un asunto preocupante son las tasas de suicidio entre jóvenes. ¿Cuáles son las causas más profundas y cómo se implica la Iglesia en este problema?
La falta de conciencia sobre la dignidad humana y el respeto a los derechos humanos. Como Iglesia, hemos puesto en marcha campañas y distintos proyectos con el lema Cuidar toda vida.

El año pasado la Iglesia lanzó una campaña pidiendo un permiso de residencia especial a los hijos nacidos en Japón de padres sin permiso de residencia. ¿Es un problema en el país?
En la campaña pedimos cooperación dentro y fuera de la Iglesia; recogimos firmas por correo postal e internet y se las presentamos al Gobierno. Es un tema que cada vez toma más fuerza no solo en la Iglesia, sino también en la sociedad. Hay un movimiento creciente para revisar la Ley de Control de la Inmigración, de forma que no sea un «deterioro» sino una «mejora», y para que el permiso de residencia de forma más fácil y permanente cada vez a más personas. Nuestra campaña es más el comienzo que la meta, un movimiento para superar una situación muy mala.

Japón
Población:

123,7 millones

Religión:

Sintoísmo, 70,5 %; budismo, 67,2 % (muchos practican ambas), y cristianismo, 1,5 %

Renta per cápita:

36.500 euros

El Papa Francisco visitó Japón en 2019. ¿Qué impacto tuvo la visita en la comunidad católica y en todo el país?
Por supuesto, para la minoría católica fue un gran estímulo. El lema Cuidar toda vida sirvió de catalizador para concienciar por todo Japón, más allá de la Iglesia, de la llamada de la Iglesia sobre la importancia de la vida y del respeto a los seres humanos. No solo en lo relativo a la oposición a la guerra y la promoción de la paz y la abolición nuclear; sino también a cuestiones ambientales, al acoso escolar, a la discriminación y a la educación. Sin embargo, me da la sensación de que el movimiento para proteger la vida en la Iglesia y en la evangelización aún no ha calado. No hay indicios de ello en la esfera social, política o económica de la sociedad japonesa. Siento que como Iglesia somos responsables de ello.

En Asia, más allá de Filipinas y Timor Oriental, no parece que la Iglesia haya tenido un gran éxito en su evangelización. ¿Cómo interpreta este desafío?
Ciertamente no en cuanto al número de creyentes. Sin embargo, me parece que ha tenido más éxito del que podríamos haber imaginado en la evangelización de la sociedad a través de la educación en los colegios y de las instituciones católicas. Creo que un factor importante en el número de creyentes es la reticencia a bautizarse. Se podría decir que falta entusiasmo para compartir la alegría de la propia fe.

Como cardenal japonés, ¿qué contribución cree que puede hacer desde la Iglesia local a la Iglesia universal?
Aunque es una iglesia minoritaria, es rica en mártires y creo que el precioso ejemplo de los cristianos escondidos puede animar a la Iglesia universal. Me gustaría dar testimonio de cómo transmitieron la fe y respetaron a los seres humanos promoviendo su beatificación y canonización.

¿Quiénes eran y por qué son importantes para la Iglesia?
Son aquellos que profesaron públicamente su fe después de que en 1865 los misioneros descubrieran a una comunidad de creyentes, y que fueron arrestados, perseguidos y perdieron su vida porque el cristianismo todavía estaba prohibido. Entre ellos hay unos 3.600 que fueron exiliados a 22 lugares en todo el país en la persecución conocida como Urakami Yonban Kuzure (1867-1870), y 37 mártires que fueron exiliados a Tsuwano y perdieron la vida en el paso de Otome. Me gustaría honrar la fe de los mártires del siglo XIX, que son diferentes de los de los siglos XVI y XVII, y dar a conocer su fe con el objetivo de concienciar sobre los derechos y la dignidad humana y la paz en Japón y en el mundo. ¿Por qué solo estos 37? Como representantes de todos los mártires de principios de la era Meiji (1868-1912). El motivo no es honrarlos a ellos sino difundir la fe y la conciencia sobre los derechos humanos de todos los mártires de ese período en todo el país y al mundo entero.

¿Qué buscará en el nuevo Papa cuando llegue el momento de elegirlo?
Que sea un firme defensor del cristianismo, de la fe católica y de la devoción. Que trabaje por la paz y los derechos humanos. Y que implemente la sinodalidad de una forma teóricamente correcta y católica más que democrática.