Antonio Cañizares, cardenal «hasta la extenuación» - Alfa y Omega

Antonio Cañizares, cardenal «hasta la extenuación»

El purpurado valenciano da un paso al lado tras haber estado al frente de cuatro diócesis en España y presidido un ministerio vaticano. Otros purpurados españoles destacan su entrega e iniciativa

Fran Otero
El purpurado comunica que el Papa ha aceptado su renuncia. Foto: AVAN / V. Gutiérrez.

Esta semana se ha despedido una de las figuras eclesiales de mayor relevancia de las últimas décadas. El cardenal Cañizares, ya arzobispo emérito de Valencia, deja paso a las nuevas generaciones de obispos después de haber estado al frente de cuatro diócesis en España —Ávila, Granada, Toledo y Valencia—, haber presidido uno de los ministerios del Vaticano, la Congregación para el Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos, y ocupado cargos relevantes en la Conferencia Episcopal Española, como la vicepresidencia. «Estos años he palpado la inmensa bondad de Dios. Nunca me ha dejado abandonado, aunque yo no haya sido siempre fiel. No me he reservado nada. Me he gastado por la Iglesia, incluso hasta la extenuación», reconoció al conocerse que el Papa había aceptado su renuncia por edad. Una idea en la que abunda en unas palabras enviadas a Alfa y Omega, centradas en su última etapa: «Son ocho años de acción de gracias en los que no he querido hacer otra cosa que servir».

Ricardo Blázquez, que adquirió la condición de emérito el pasado mes de junio, recuerda la «estrecha y cordial» relación que siempre ha mantenido con Cañizares. Coincidieron cuando eran profesores de Teología, luego trabajaron juntos en la Comisión Episcopal de Doctrina de la Fe e hicieron tándem en la cúpula de la CEE durante la primera legislatura del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. No corrían buenos tiempos para la relación entre el Ejecutivo y la Iglesia, pues las propuestas legislativas —matrimonio homosexual y educación— generaban fricciones. En ese contexto, Cañizares se convirtió en el interlocutor de la Iglesia y sus conversaciones con la entonces vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, dieron sus frutos. Uno de ellos, la reforma del modelo de financiación de la Iglesia a través del IRPF: se suprimió la aportación mínima del Estado y subió el porcentaje al 0,7 %.

El cardenal Blázquez también recuerda el paso de emérito de Valencia por su tierra natal, Ávila, otro punto de unión entre ambos. «Aquí dio los pasos para la creación de la Universidad Católica», constata. Es, continúa, «una persona de muchas iniciativas» y siempre en contacto «con las cuestiones relacionadas con la educación». «La última vez que nos vimos, me dijo que pensaba pasar algunas temporadas en Ávila. Ojalá podamos coincidir y compartir nuestra amistad», concluye.

Bio

Natural de Utiel, donde nació en 1945, fue ordenado sacerdote en 1970. Tras una etapa como profesor de Teología, fue nombrado obispo de Ávila en 1992. Luego fue a Granada (1997) y Toledo (2002). Pasó por el Vaticano y regresó a España, en 2014, como arzobispo de Valencia.

El cardenal Carlos Osoro, predecesor en Valencia y sucesor en la vicepresidencia de la CEE en 2020, lo define como «consejero y amigo entrañable», una figura que «puso todo al servicio de la Iglesia». «Gracias por su amistad, por todo su trabajo, por su ejemplo y entrega absoluta. Nunca miró para sí mismo, miró a Cristo y a su Iglesia», afirma para este semanario el arzobispo de Madrid.

Para el arzobispo de Barcelona y presidente de la CEE, Juan José Omella, uno de los cardenales en activo, las virtudes del purpurado valenciano se ven a lo largo de su trayectoria. «Ha sido un hombre buscador de la verdad y así trabajó en la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe. Buscó la verdad del Evangelio, del magisterio, para no equivocarnos en el seguimiento a Jesucristo», afirma para Alfa y Omega. También destaca su «actitud de servicio y disponibilidad», que se ejemplifica en los numerosos destinos que ha tenido en nuestro país e incluso en el Vaticano: «Siempre ha estado con la maleta preparada para ir a donde le mandasen en el servicio al Señor, a la Iglesia y a los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Siempre he admirado esta disponibilidad». Del mismo modo, valora su «gran espíritu apostólico y misionero» al recordar que en Toledo «abrió caminos para la misión en Perú».

Su impulso se ha podido ver también en sus años en Valencia, donde se ha volcado con los más desfavorecidos —como los migrantes del Aquarius, los afectados por la pandemia o los refugiados de Ucrania—, la defensa de la vida, las misiones —asumió compromisos con dos vicariatos en Perú— y la evangelización, con una misión diocesana y el Sínodo.

Benavent vuelve a casa

El relevo del cardenal Cañizares en Valencia lo tomará Enrique Benavent, hasta ahora obispo de Tortosa. Para él será una vuelta a casa, pues la de Valencia es su archidiócesis natal y donde desarrolló casi toda su vida pastoral. Allí fue ordenado sacerdote por san Juan Pablo II, el 8 de noviembre de 1992, y también fue ordenado obispo auxiliar, cargo que desempeñó de 2004 a 2013. Regresa a Valencia, dijo en su carta de saludo a los fieles, «con alegría cristiana», «buscando siempre los intereses de Cristo y no los míos» y «no como un déspota que se considera a sí mismo dueño del rebaño, sino con el deseo de que mi ministerio haga presente a Cristo». También apeló a la unidad en la diferencia.