Cardenal Cobo: «No podemos hacer una evangelización de primera y otra de segunda» - Alfa y Omega

Cardenal Cobo: «No podemos hacer una evangelización de primera y otra de segunda»

En la Eucaristía final del Encuentro de Laicos sobre el Primer Anuncio el arzobispo de Madrid ha recordado la tentación del descarte: «A veces nos olvidamos de los invisibles, los que no cuentan bien por su estatus, bien porque ni siquiera están presentes en nuestra mirada como Iglesia»

Redacción
El cardenal Cobo durante la Misa de la clausura del Encuentro Primer Anuncio
El cardenal Cobo durante la Misa de la clausura del Encuentro Primer Anuncio. Foto: Archimadrid.

El cardenal Cobo, arzobispo de Madrid, ha presidido la Eucaristía final del Encuentro de Laicos sobre el Primer Anuncio, que ha tenido lugar este fin de semana en Madrid, en la Fundación Pablo VI. En su homilía, el prelado ha dado gracias por este «precioso camino sinodal que ya se abrió en el Congreso de Laicos hace cuatro años, y que ha ido sembrando, despacio y sin ruido, un proceso de diálogo y de discernimiento». Proceso que se ha imbricado además «con la participación en la fase diocesana del Sínodo sobre la sinodalidad».

En el contexto de este primer domingo de Cuaresma, el cardenal Cobo ha recordado que «el demonio sigue presente, y se empeña en frenar la acción del Evangelio dividiendo, engañando y separando el corazón de la humanidad o de la misma comunidad». Pero, ha recalcado, «no tenemos miedo». «Hoy caminamos con la confianza que con Él, que ha vencido y recompuesto todo, podremos vencer cualquier tentación». Pero para ello «es preciso ir con Jesús al desierto de forma nueva, sin repeticiones de antaño. Así se ha querido hacer este fin de semana».

El arzobispo de Madrid ha señalado que el primer anuncio consiste en ir «a cada persona en su hondura, en su sed. Ir a escuchar los latidos más profundos del otro, su necesidad más dolorida. Ir para preocuparnos por ella y sentir que necesita a Cristo que es el único que da sentido a la vida. No es ir a nuestras estructuras ni llenar nuestras iglesias sino que la dirección primera es el otro, su sed, su necesidad». Y, como se ha repetido durante todo el fin de semana, «no vale ir en solitario». Somos pueblo de Dios, «donde somos configurados, no por el interés o la ideología, sino por el agua del Bautismo, que es la que nos amasa juntos».

A continuación, ha señalado la tentaciones que enfrentar, como la de la «confrontación, tanto interna como externa». Las internas, «hasta violentas, que nos asaltan a menudo, no solo en la sociedad, sino internamente en la Iglesia». El Espíritu nos empuja a afrontarlas «con la frescura del diálogo». Otra de las tentaciones es la del «éxito inmediato», cuando «damos excesiva prioridad a la dimensión emocional, cuando descuidamos el acompañamiento personal, o cuando nos encerramos en métodos, grupos o experiencias y olvidamos la dimensión eclesial o la misma misión».

Y está la tentación del descarte. «Al ser enviados a la misión, el Espíritu nos señala samaritanamente a muchas personas rechazadas y escondidas por nuestra sociedad. Son los invisibles, los que no cuentan, bien por su estatus social, bien porque ni siquiera están presentes en nuestra mirada como Iglesia». A veces «nos olvidamos de muchos de ellos», ha constatado el arzobispo de Madrid. «No podemos hacer una evangelización de primera y otra de segunda». El cardenal de Madrid ha concluido recordando que «está cerca el Reino de Dios, porque aunque vivimos en un mundo en crisis, en medio de tantas equivocaciones, hemos visto aquí a comunidades que buscan caminos de creatividad y fraternidad, en una constante lucha con las trasnochadas ideologías de antaño».

En el agradecimiento final, el director del Secretariado de la Comisión Episcopal para los Laicos, la Familia y la Vida, Luis Manuel Romero, ha asegurado que este proceso de primer anuncio y de responsabilidad laical «no ha terminado; a la página en blanco que comenzamos a escribir en febrero de 2020 aún le falta mucho espacio, hay mucha tinta que gastar». Por eso ha pedido a los presentes «seguir contando con vuestra colaboración y servicio, para que nuestro laicado continúe creciendo en primer anuncio, acompañamiento, formación y presencia en la vida pública desde las claves de la sinodalidad y el discernimiento».