Byung-Chul Han, Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2025
El autor de La sociedad del cansancio ha sido reconocido por su «brillantez para interpretar los retos de la sociedad tecnológica»
«El ser humano depresivo es un animal laborans que se explota a sí mismo, y lo hace voluntariamente, sin restricciones externas». Con sentencias como esta, el filósofo surcoreano Byung-Chul Han se ha convertido en una de las voces más incisivas del pensamiento contemporáneo. Como resultado, el jurado del Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2025 lo ha reconocido este miércoles por su «brillantez para interpretar los retos de la sociedad tecnológica» y su «capacidad extraordinaria para comunicar de forma precisa y directa nuevas ideas».
Nacido en Seúl en 1959 y formado en Alemania, Byung-Chul Han ha desarrollado su carrera académica en instituciones como la Universidad de Basilea o la Universidad de las Artes de Berlín. Aunque escribe en alemán, sus obras han sido traducidas a más de cuarenta idiomas, y títulos como La sociedad del cansancio han vendido millones de ejemplares en todo el mundo. Con un estilo claro, aforístico y poético, el filósofo surcoreano ha diagnosticado con agudeza los efectos psicológicos y sociales del neoliberalismo. En ese libro fundacional, publicado en 2010, advirtió que el burn out no era solo un malestar individual, sino un síntoma estructural: «El capitalismo tardío ha inventado formas de dominación tan seductoras que no necesitamos un patrón o un amo que nos las imponga: lo hacemos, gozosamente, nosotros mismos».
La obra de Han traza un mapa del malestar contemporáneo. Ha escrito sobre la pérdida de la otredad en La expulsión de lo distinto, el vaciamiento de sentido de las celebraciones en La desaparición de los rituales, la crisis del deseo en La agonía del Eros o la aparente conexión total de las redes digitales que encubre una profunda desconexión a través de su obra En el enjambre. Su último libro publicado en español, El espíritu de la esperanza (Herder, 2024), marca una inflexión en su pensamiento: frente al diagnóstico sombrío, abre un espacio para la esperanza, entendida no como optimismo ingenuo, sino como una conquista nacida de la desesperación.