Burgos y Vitoria exhortan a no participar en celebraciones de las clarisas de Belorado y Orduña - Alfa y Omega

Burgos y Vitoria exhortan a no participar en celebraciones de las clarisas de Belorado y Orduña

Ante el Manifiesto católico en el que las religiosas abandonan la Iglesia católica y se ponen bajo la jurisdicción de un sacerdote excomulgado, «se procederá según las indicaciones de la Santa Sede»

María Martínez López
El arzobispo de Burgos durante la rueda de prensa
El arzobispo de Burgos durante la rueda de prensa. Foto: Arzobispado de Burgos.

La archidiócesis de Burgos y la diócesis de Vitoria han exhortado este lunes «a todos los fieles a que se abstengan de participar en ningún acto litúrgico realizado en el monasterio de Santa Clara de Belorado ni en el monasterio de Santa Clara de Orduña». Esta advertencia se produce después de que ambas comunidades divulgaran públicamente un Manifiesto católico en el que anuncia su salida «de la Iglesia conciliar» y pasan «a formar parte de la Iglesia católica bajo la tutela y jurisdicción de (…) Pablo de Rojas Sánchez-Franco, obispo legítimo de la Santa Iglesia católica», un sacerdote excomulgado por el arzobispo de Burgos en 2019.

Pablo de Rojas, y un supuesto sacerdote y ayudante directo suyo, José, han visitado las comunidades en varias ocasiones y, según han manifestado estas a la archidiócesis burgalesa, será José quien «celebre la Misa en el monasterio». Mario Iceta, arzobispo de Burgos, ha advertido a la vicaria de la comunidad, sor Paz, «de la gravedad del acto y de la pena canónica en que incurren».

A partir de ahora, «se procederá según las indicaciones de la Santa Sede», afirman las diócesis de Burgos y Vitoria en un comunicado conjunto, en el que también afirman que en ningún momento han recibido la carta que exprese oficialmente el abandono de la Iglesia. Ya se encuentra en curso, desde el 24 de abril, una investigación previa decretada por el arzobispo de Burgos, Mario Iceta, con los obispos de Vitoria, Juan Carlos Elizalde, y de Bilbao, Joseba Segura. La Santa Sede está al tanto de esta investigación y la aprueba. Esta decisión se tomó después de que el 13 de abril la presidenta de la Federación de Nuestra Señora de Aránzazu de las clarisas solicitara reunirse con Iceta para poner en su conocimiento «la sospecha de una posible comisión de un delito de cisma».

Pío XII, «último Sumo Pontífice válido»

Ambas diócesis rechazan «la acusación injusta e indiscriminada de “silencio y aquiescencia de los pastores”», así como las vertidas contra el Vaticano por «contradicciones, lenguajes dobles y confusos, ambigüedad y lagunas de doctrina». En su escrito, las religiosas afirman que el «último Sumo Pontífice válido» al que reconocen es Pío XII.

Denuncian las maldades de los «monseñores» Roncalli (Juan XXIII), Montini (Pablo VI), Luciani (Juan Pablo I), Wojtyla (Juan Pablo II), Ratzinger (Benedicto XVI) y el «señor» Bergoglio (Francisco). Es decir, los que convocaron y los posteriores al Concilio Vaticano II, que califican de «latrocinio» que acabó «robando la fe a miles de millones de creyentes».

El comunicado conjunto responde asimismo a las acusaciones en torno a la compraventa del monasterio de Orduña y la venta del de Derio, en Bilbao. Las clarisas afirman sufrir «persecución» y que se les han puesto «palos de rueda a nuestra comunidad en todos los frentes: su fama y su avance, sus decisiones, sus trabajos, sus mayores, sus familiares y al fin su vida y su sosiego». Aluden sobre todo a la rescisión del contrato de compraventa del monasterio de Orduña y la venta del de Derio.

El monasterio de Orduña se encontraba suprimido canónicamente y vacío hasta que en octubre de 2020 la comunidad de clarisas procedentes de Derio (Vizcaya) se instalaron en él. Ese mismo mes la comunidad de Belorado firmó con las clarisas de Vitoria la compraventa del monasterio por 1,2 millones de euros, que tras una entrada de 100.000 en el momento empezarían a pagarse en noviembre de 2022. «Nunca se ha hecho ningún pago».

Benefactor misterioso

En marzo de 2024, «sor Isabel manifiesta tener un benefactor que comprará» y pondrá a su propio nombre el complejo, les cederá su uso y «lo revenderán a la comunidad de Belorado cuando obtengan el importe procedente de la venta del monasterio de Derio». Tras visitar el obispo de Vitoria y su vicario para la Vida Consagrada ambas comunidades «ante las sospechas de que esa persona era ajena a la Iglesia católica», no logran conocer el nombre del benefactor.

«Ante esta situación, el 7 de mayo, la comunidad de Belorado es convocada por la comunidad de clarisas de Vitoria ante un notario para rescindir el contrato de compra-venta». La comunidad se presenta reclamando 1,6 millones de euros por las obras realizadas y «daños y perjuicios». «Al no aceptar sor Isabel la rescisión del contrato, lleva el asunto a instancias judiciales».

Según afirma el comunicado de las diócesis, ni las diócesis de Burgos y Bilbao ni la presidenta federal de las clarisas de esa provincia son competentes respecto a la licencia de venta del monasterio de Derio, de la cual dependía poder pagar la compra del de Orduña. Tampoco «para impedir los pagos ni para rescindir el contrato de compraventa» de este último, pues correspondía a las partes firmantes.

Comunicaciones positivas

Ambas comunidades «nunca han manifestado ninguna disconformidad»; tampoco durante las visitas de Iceta en junio de 2021 y noviembre de 2023. Más bien, «en las últimas comunicaciones con el delegado episcopal para la vida consagrada, las monjas manifiestan sentirse contentas y agradecidas». De hecho, el capellán de Belorado «esta misma mañana» no tenía «ninguna noticia sobre este asunto» y ha expresado «su perplejidad».

El 12 de abril de este año, el delegado de Vida Consagrada no pudo reunirse con sor Isabel, pues le dijeron que «no se encontraba disponible». Otras dos hermanas hablaron con él en este mismo sentido y se dijeron «contentas y tranquilas con toda la atención» recibida.

En una conversación telefónica posterior —cuando Iceta ya había sido advertido por la presidenta de la federación de las clarisas de sus sospechas de cisma— se fijaron las fechas de 27, 28 y 29 de mayo para sendas visitas a las dos comunidades y la elección de nueva abadesa. Sor Isabel había sido reelegida la última vez con permiso expreso de Roma, ya que había agotado «todas las posibilidades de reelección según el derecho canónico».