Biden prioriza a los inmigrantes y la lucha contra el cambio climático - Alfa y Omega

Biden prioriza a los inmigrantes y la lucha contra el cambio climático

El presidente de la Conferencia Episcopal Estadounidense, José H. Gómez, pronostica que en algunos ámbitos podrá haber una «estrecha colaboración», pero que en otros como el aborto pretenden ofrecer una «fuerte oposición»

Redacción
Foto: Efe / EPA / Doug Mills

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, firmó el miércoles sus tres primeros decretos dentro de una batería de órdenes ejecutivas para revertir las políticas de Donald Trump. Biden ha firmado un decreto para que Estados Unidos regrese al Acuerdo de París, y varios para revertir la política migratoria de Trump.

En total, son 17 órdenes ejecutivas las que Biden firmó durante su primer día al frente de la Casa Blanca, nueve de las cuales revocan algunas de las medidas decretadas por su antecesor en el cargo. Entre ellas, se detiene la construcción del muro en la frontera sur y se fortalece la protección a los llamados soñadores, jóvenes que antes de 2012 entraron ilegalmente en el país siendo niños, en compañía de sus padres. De hecho, el decreto sobre ellos insta al Congreso a aprobar una vía para que puedan obtener la nacionalidad.

Fin de Permanezcan en México

Otra medida migratoria importante es la suspensión de la política Permanezcan en México, que Trump usó para obligar a 600.000 solicitantes de asilo a esperar meses en el lado mexicano de la frontera hasta que se valoren sus casos. A partir de este jueves se dejará de añadir a personas al programa, pero quienes ya están incluidos en él deberán seguir a la espera de nuevas instrucciones.

Por otro lado, se eliminan las restricciones a la entrada en Estados Unidos de ciudadanos con pasaporte de siete países de mayoría musulmana, se revoca el plan de la Administración Trump para excluir a los no ciudadanos (aunque fueran residentes legales) del censo, y sus órdenes de perseguir activamente a los indocumentados.

Pandemia y cambio climático

«Algunas de las acciones ejecutivas que voy a firmar ayudarán a cambiar el curso de la crisis de la COVID-19 y a combatir el cambio climático de formas que no hemos hecho hasta ahora», afirmó el presidente, calificando sus primeros pasos como presidente estadounidense como «puntos de partida» para cumplir las promesas hechas en campaña electoral. Por ello incluyó también un decreto para impulsar la «igualdad racial».

Entre las primeras, se incluye frenar la salida de Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud y el nombramiento del epidemiólogo Anthony Fauci como jefe de su delegación, y un decreto que obliga a llevar mascarilla en el interior de edificios federales y exhorta a la población a usarla de forma amplia durante al menos 100 días.

En cuanto a las órdenes ejecutivas destinadas a combatir el cambio climático, además del regreso al Acuerdo de París Biden ha dado orden de revisar y revertir un centenar de medidas tomadas por Trump, con el objetivo de sustituirlas por políticas energéticas más limpias. El proyecto paralizado más relevante era la ampliación del oleoducto Keystone XL, de casi 2.000 kilómetros, con el que se pretendía transportar unos 830.000 barriles de petróleo diarios entre la provincia canadiense de Alberta y el estado de Nebraska. Esta obra estaba valorada en 8.000 millones de dólares.

La reconciliación real

El presidente de la Conferencia Episcopal Estadounidense, José H. Gómez, dio la bienvenida a Biden y le prometió sus oraciones «para que Dios le conceda sabiduría y valor para liderar a esta gran nación y para que le ayude a superar los retos de estos tiempos, a curar las heridas causadas por esta pandemia, a aliviar nuestras intensas divisiones políticas y culturales y a unificar a las personas».

En un extenso comunicado difundido también en español, aseguró que las palabras de reconciliación nacional del nuevo presidente son «bienvenidas a todos los niveles». Y le recordó que «la reconciliación real requiere escuchar con paciencia a quienes no están de acuerdo con nosotros y la voluntad de perdonar y superar los deseos de represalia».

«Los obispos católicos no somos actores partidistas activos», aclaraba el también arzobispo de Los Ángeles, sino pastores que «cuando hablamos sobre problemas de la vida pública estadounidense, tratamos de formar conciencia y aportar principios» basados en el Evangelio y las enseñanzas de la Iglesia y buscando la construcción de un país «que proteja la dignidad humana, aumente la igualdad y las oportunidades para todas las personas, y sea de corazón abierto hacia los que sufren y los débiles».

«Fuerte oposición» frente al aborto

En cuestiones como el aborto, la eutanasia, la pena de muerte, la inmigración, el racismo, la pobreza, el cuidado del medio ambiente, la reforma de la justicia penal, el desarrollo económico y la paz internacional, «nuestra responsabilidad de amar y nuestros principios morales nos llevan a establecer juicios y posiciones prudenciales que no se alinean perfectamente con las tendencias políticas de izquierda o derecha» ni con los partidos.

«En algunos temas nos ubicamos más del lado de los demócratas, mientras que en otros nos encontramos más del lado de los republicanos». «Trabajamos con todos», pero en algunos ámbitos habrá una «estrecha colaboración» y en otros «una fuerte oposición». Así, Gómez no obvia que «nuestro nuevo presidente se ha comprometido a seguir ciertas políticas que promoverían los males morales y amenazarían la vida y la dignidad humanas, más seriamente en las áreas del aborto» (que sigue siendo «la prioridad preeminente»), la anticoncepción, el matrimonio y el género.

«Amar a los más vulnerables»

Esto lleva también a una «profunda preocupación» acerca de «la libertad de la Iglesia y de los creyentes para vivir de acuerdo con sus conciencias». En este ámbito al igual que en el de la abolición de la pena de muerte o la búsqueda de un sistema sanitario justo, la postura de la Iglesia está guiada «por el gran mandamiento de Cristo de amar y solidarizarnos con nuestros hermanos y hermanas, especialmente con los más vulnerables».

En este sentido, el presidente de los obispos recuerda que «las tasas de aborto son mucho más altas entre los pobres y minorías». Por eso, ofrece «diálogo para tratar los complicados factores culturales y económicos» que lo motivan.

El presidente del episcopado pronostica, por otro lado, que la relación con Biden tendrá un matiz único, dado que es el «primer presidente en 60 años que profesa la fe católica. En una época de creciente y agresivo secularismo», Gómez considera que «será refrescante interactuar con un presidente que evidentemente comprende, profunda y personalmente, la importancia de la fe y las instituciones religiosas. Observo con mucha esperanza y motivación la experiencia personal y piedad del señor Biden, su conmovedor testimonio de cómo su fe le ha traído consuelo en tiempos difíciles y trágicos y su compromiso de mucho tiempo con la prioridad que establece el Evangelio para los pobres».