Berri Ona cumple cinco años «saciando la sed interior» de la gente - Alfa y Omega

Berri Ona cumple cinco años «saciando la sed interior» de la gente

Este centro pastoral de la diócesis de Vitoria es una «puerta de entrada para quienes ya no van a los templos», explica su responsable

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Una actividad dentro de Berri Ona. Foto: Obispado de Vitoria

«En nuestra cultura y en nuestra sociedad, la religión al uso no está calando, y hay mucha gente en terreno de nadie, sin una comunidad de referencia, pero que sigue teniendo dentro la llama de la espiritualidad y de la búsqueda», afirma el sacerdote Jesús Santamaría, responsable del centro pastoral Berri Ona, del Obispado de Vitoria.

El centro, que acaba de cumplir cinco años, está integrado ya en la vida de Salburúa, un barrio joven a las afueras de Vitoria, con una fuerte presencia de familias con niños y también de inmigrantes.

«Aquí ya hay una parroquia, pero al ser una zona grande y dispersa, se nos ocurrió no levantar una iglesia nueva, sino ofrecer una presencia que fuera una puerta de entrada a lo espiritual, siempre en relación con la parroquia», señala Santamaría.

El centro está enclavado en uno de los barrios jóvenes de Vitoria. Foto: Obispado de Vitoria

Así, poco a poco, Berri Ona –Buena Nueva– se ha convertido en un «punto de encuentro no sacramental», en el que se organizan actividades como la lectura y estudio de la Palabra, talleres de meditación y silencio, cafés-tertulia orientados a la búsqueda de sentido, charlas sobre el dolor, la felicidad o la muerte… «No olvidamos el contexto cristiano, evidentemente, que queda explícito en los momentos semanales de estudio del Evangelio, pero las actividades son más abiertas, en línea espiritual y también social», explica su responsable.

La iniciativa «no es una alternativa a las parroquias, sino más bien un complemento de su labor», pues está sobre todo orientada «a gente con una fe quizá no muy explícita que ya no tiene ningún vínculo con la Iglesia, y que no va a los templos. Porque aunque muchas personas han abandonado la práctica religiosa, la sed de espiritualidad y el anhelo de lo trascendente no se apagan nunca».

En algunos casos, esta puerta de entrada lleva a algunas personas a dar un paso más, «vinculándose con las parroquias cercanas a nivel celebrativo», dice Jesús Santamaría, pero en principio Berri Ona funciona «como una experiencia sencilla abierta a todos».

Para su responsable, «las parroquias hay que seguir cuidándolas y mimándolas, pero es bueno que haya otros centros diocesanos con una oferta complementaria que sacien la sed interior de la gente».