Benedicto XVI llega como mensajero de reconciliación
Benedicto XVI vivirá este jueves, día de San José, la jornada más importante de su viaje a África, que emprendió el pasado martes y concluirá el 23 de marzo: tras encontrarse con los representantes de la comunidad musulmana de Camerún, hará público, en la celebración de la Eucaristía, el Instrumentum laboris (documento de trabajo) del segundo Sínodo de los Obispos de África, en el estadio Amadou Ahidjo, en Yaundé
La segunda cumbre episcopal africana (la primera fue convocada en 1994 por Juan Pablo II) estará centrada en la emergencia número uno para un continente ensangrentado por guerras y conflictos étnicos, tribales o de control de los recursos naturales. Benedicto XVI lo ha enunciado con este tema: «La Iglesia en África, al servicio de la reconciliación, de la justicia y la paz. Vosotros sois la sal de la tierra… Vosotros sois la luz del mundo». Éste será el tema que congregará a los representantes del episcopado africano, del 4 al 25 de octubre próximo, en Roma, junto al Papa.
Reconciliación como mensaje
Poco antes de partir hacia Yaundé, el pasado domingo, el Papa reconocía que iba a África «con la conciencia de no tener otra cosa que proponer y entregar a cuantos encuentre si no es Cristo y la Buena Noticia de su Cruz, misterio de amor supremo, de amor divino que vence toda resistencia humana y que hace posible, incluso, el perdón y el amor a los enemigos. Ésta es la gracia del Evangelio capaz de transformar el mundo; ésta es la gracia que puede renovar también a África, porque genera una fuerza irresistible de paz y de reconciliación profunda y radical». Y añadía: «La Iglesia no persigue objetivos económicos, sociales y políticos; la Iglesia anuncia a Cristo, convencida de que el Evangelio puede tocar los corazones de todos y transformarlos, renovando desde dentro las personas y la sociedad».
El viaje de Benedicto XVI busca dar un impulso decisivo al catolicismo en un continente en el que experimenta un ritmo totalmente insospechado en décadas pasadas. Según las previsiones, en 2050, tres países africanos estarán en el elenco de los diez primeros países católicos más grades del mundo. Dos deberían superar a España: la República Democrática del Congo, con 97 millones de católicos, y Uganda, con 56 millones; Nigeria podría también superar a nuestro país, con 47 millones.
Los datos que la Santa Sede ha publicado en vísperas de la visita del Santo Padre a Angola y Camerún, hablan por sí solos. Por ejemplo, en 1900, en el África subsahariana, había 1,9 millones de católicos; en el año 2000 eran 139 millones. De hecho, en los últimos años, casi la mitad de los bautismos de adultos en el mundo se registran en África.
Los números de los países que el Papa visita son también elocuentes. Camerún tiene 4.842.000 católicos, mientras que en 1932 eran 246.742. Pero lo que es más significativo es que hoy cuenta ya con más seminaristas que España. Angola cuenta con 8.600.000 católicos, es decir, el 55,6 % de la población, mientras que hace ochenta años era 322.589. Hoy, según las estadísticas, Angola tiene doce seminaristas mayores más que España, pues en total son 1.236.
No es casualidad que uno de los dos países que visita Benedicto XVI en su primer viaje a África sea Angola, pues, como ha explicado el obispo de la diócesis de Viana, monseñor Joaquim Ferreira Lopes, «la epopeya de la Iglesia en África pasa por Angola», que celebró la llegada del cristianismo gracias a los misioneros portugueses un año antes de que los españoles llevaran la fe a América. En 1491, el rey Nzinga-a-Nkuwu, pidió el Bautismo. Le sucedió en el trono su primer hijo, Alfonso, que durante cuarenta años difundió el Evangelio entre su pueblo. Esos años se consideran la época de oro de la evangelización del Congo. Uno de sus hijos, Enrique, fue el primer obispo negro. Hoy, el 55,6 % de los 15.473.000 habitantes de Angola es católico, hay 27 obispos, 794 sacerdotes, 2.276 religiosos y 30.934 catequistas.