Beatificadas diez monjas asesinadas por los rusos
El 11 de mayo de 1945, cuando el Ejército soviético plantaba su huella en la mitad oriental del suelo europeo, miles de mujeres tuvieron que pasar por el trance de la violación como arma de guerra, muchas de ellas religiosas consagradas. Este fue el caso de Paschalis Jan, una monja de la Congregación de las Hermanas de Santa Isabel, que, habiéndose refugiado en la República Checa, fue amenazada a punta de pistola por un soldado ruso para irse con él. «Llevo hábito porque soy solo de Jesús», le dijo ella. Entonces él disparo al techo como amenaza, a lo que la religiosa se arrodilló y empezó a rezar: «Hágase tu voluntad…». Un segundo disparo atravesó su corazón y acabó con su vida.
Paschalis encabeza la causa de diez monjas isabelinas que fueron beatificadas el pasado sábado en Wroclaw (Polonia) por el cardenal Semeraro. Sus historias no dejan indiferente a nadie: varias de ellas fueran asesinadas al intentar impedir que los soldados soviéticos agredieran a otras monjas y a otras mujeres, y otras fueron violadas brutalmente.
Cuando la entrada de los militares rusos en Wroclaw era inminente, las hermanas isabelinas decidieron permanecer en los pueblos invadidos por los soviéticos atendiendo a huérfanos y enfermos. «Su martirio nos hace pensar en las circunstancias que vivimos hoy en la Europa del siglo XXI», destacó Semeraro en la ceremonia de beatificación. «Ante escenas de violencia, crueldad feroz y odio injustificado, necesitamos gestos concretos de caridad desinteresada y cuidado de los demás», como los de estas monjas.
En este sentido, el prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos mencionó cómo el polaco fue el primer pueblo que se ocupó de los refugiados ucranianos de hoy, «imitando el ejemplo de las diez nuevas beatas que hacen ya más orgullosa a la Iglesia en Polonia».