Bautizan a un niño refugiado nacido en un barco de rescate en el Mediterráneo
Su madre, una mujer católica de Nigeria, pidió al capellán el sacramento para su hijo, después de ser rescatada en una pequeña embarcación
Vivian es una mujer católica de Nigeria que tras dar a luz a bordo de un barco de rescate, logró que su hijo recién nacido fuera bautizado por un sacerdote católico. Sucedió tras un rescate de refugiados e inmigrantes en el Mediterráneo por parte de la Marina de Guerra de Alemania.
La mujer en avanzado estado de gestación formaba parte de este grupo de 655 personas rescatadas que tenían como fin llegar a Europa con la esperanza de una vida mejor. Tras el rescate y después del parto, la madre del niño le pidió al P. Jochen Folz, capellán de la embarcación, que bautizara a su hijo.
El sacerdote con la ayuda de los oficiales y la tripulación del barco realizó la celebración sacramental. Para eso el operador de radio proveyó de Internet para que el sacerdote pueda acceder a los textos del rito del bautismo. Después el sacerdote tomó una salsera de la cocina para poner el agua, colocó una estola sobre el niño y finalmente lo bautizó.
Aciprensa relata además que a una mujer llamada Martina O., que también fue rescatada, se le permitió acompañar el bautizo para ser la madrina del bebé. Luego el rito procedió como de costumbre: el P. Folz preguntó a Vivian: «¿Qué nombre le dará a su hijo», a lo que ella respondió: «Ikpomosa». Cuando el sacerdote le preguntó «¿Qué pides a la Iglesia para Ikpomosa?» Vivian sonrió y dijo con orgullo: «El bautismo, la fe y la vida eterna». El sacerdote entonces trazó una señal de la cruz en la frente del recién nacido, invitando a su madre y madrina a hacer lo mismo. Como regalo de bautismo le dieron al niño una medalla de San Miguel de Arcángel, y a la madre junto a la madrina una medalla de la Virgen María.
Esta no es la primera vez que el capellán bautiza personas en circunstancias similares, sin embargo, sí fue la primera vez que impartió este sacramento a un refugiado. A la luz de un futuro incierto, el P. Folz le dijo Vivian y a Martina que «la Iglesia nos ofrece una casa en cualquier parte del mundo y que Ikpomosa está ahora bajo la protección especial del cielo».