Balance de la visita papal a la isla caribeña. Y ahora, ¿qué? - Alfa y Omega

Balance de la visita papal a la isla caribeña. Y ahora, ¿qué?

La visita de Juan Pablo II ha sido el hecho más importante que ha vivido la isla desde 1959. La impresionante cobertura ofrecida por los medios de comunicación lo demuestra

Redacción

Fidel Castro se había planteado dos objetivos claros cuando invitó al Pontífice. Ante todo, hacer que resonara, especialmente en Miami, la clara oposición contra el embargo manifestada en repetidas ocasiones por el Santo Padre, por considerar que penaliza a los más débiles y no soluciona la situación política cubana. Así, el líder máximo ha logrado presionar como nunca hasta ahora a Washington para que revise esta posición.

Al mismo tiempo, Castro, según ha revelado a Alfa y Omega Tad Szulc, uno de los biógrafos más reconocidos de estos dos personajes, ha decidido jugar la carta de la Iglesia para tratar de garantizar su supervivencia y el futuro de la isla.

El Santo Padre, por su parte, ha sabido coger al vuelo la oportunidad que le ofrecía la nueva situación cubana. Ciertamente, el muro cubano no es un muro como el de Europa del Este, pero la visita del Papa ha logrado que, por primera vez en casi cuarenta años, la Iglesia pudiera ofrecer, de nuevo, su contribución a la sociedad de la perla del Caribe.

Lo que hasta hace dos semanas nadie se atrevía a decir en voz alta, fue gritado por miles de personas en la plaza de la Revolución: El Papa, libre, nos quiere a todos libres ante la misma presencia del dictador marxista. El obispo de Santiago de Cuba hizo denuncias ante Raúl Castro que, en otras circunstancias, le hubieran costado la cárcel. La Iglesia cubana ha recobrado, tras la visita del Papa, su carta de ciudadanía. Más allá de cualquier consideración, los números de la visita hablan por sí solos.

En las actividades presididas por el Papa, participaron, según fuentes locales, dos millones 250 mil cubanos. Es decir, algo más del 20 % de la población.

Juan Pablo II participó en doce encuentros públicos o celebraciones. Pronunció once discursos y dirigió un mensaje especial a los jóvenes. En total suponen 20 mil palabras. Se encontró con Fidel Castro cinco veces.

El coloquio cara a cara duró 50 minutos. Visitó cuatro ciudades: La Habana, Santa Clara, Camagüey y Santiago de Cuba. La visita fue seguida por 2.850 periodistas extranjeros acreditados. Más de mil eran estadounidenses. La seguridad del Pontífice estuvo en manos de 3.600 hombres. Para garantizar el orden público se movilizaron más de 30 mil personas.