Azza Karam: «El poder político busca debilitar y dividir a los líderes religiosos» - Alfa y Omega

Azza Karam: «El poder político busca debilitar y dividir a los líderes religiosos»

Primera mujer musulmana al frente de Religiones por la Paz, asegura que estudia las encíclicas del Papa Francisco: «Su sabiduría trasciende el catolicismo»

Victoria Isabel Cardiel C.
La musulmana, durante la apertura de Religiones por la Paz en Lindau (Alemania), el 4 de octubre. Foto: Religiones por la Paz.

Es la primera mujer al frente de la asamblea global de Religiones por la Paz.
Es verdad que la mayor parte de las instituciones religiosas tienen como cabeza visible a un hombre. Ellos ocupan los despachos, pero las mujeres etán entregadas a otras tareas de suma importancia. Además, estamos cada vez más en puestos de dirección. Basta mirar al Vaticano, a las iglesias luteranas y anglicanas, a las comunidades judías, budistas, hindúes, musulmanas…

Ha trabajado en la ONU durante dos décadas. ¿Es muy distinto de lo que hace ahora?
Mi trabajo en Religiones por la Paz es facilitar la colaboración interreligiosa de las distintas comunidades de fe. En la ONU trabajaba para ayudar a los gobiernos y a la sociedad civil en la defensa de los derechos humanos y del planeta. En ambos casos, el objetivo es que los líderes trabajen juntos por el bien común.

De hecho, su oficina en Manhattan está a pocos pasos de la ONU. ¿Cómo de importante es este contacto?
Nuestras oficinas se sitúan en el Centro de la Iglesia de la ONU, que, por cierto, fue construido por mujeres metodistas. Somos como una especie de Naciones Unidas en la que están representadas distintas instituciones y comunidades religiosas. El multilateralismo necesita que el diálogo interreligioso sea eficaz. Dependemos de la ONU y la ONU depende de nosotros para defender los derechos humanos, la paz, la seguridad y el desarrollo sostenible.

En una sociedad cada vez más secularizada, ¿cuál es la clave para ser una autoridad moral?
No estoy de acuerdo en que vivamos en una sociedad cada vez más secularizada. Esa es una perspectiva etnocéntrica. Solo en la cultura occidental es así y, en cualquier caso, solo si se tienen en cuenta ciertas religiones. En Canadá y Estados Unidos, por ejemplo, los pueblos indígenas nunca han perdido la fe. De hecho, la fe es parte de su identidad. En cuanto a la autoridad moral, creo que exige mucha humildad. Somos humanos, erramos. Y es la necedad la que da lugar a cierto grado de sabiduría. Ser una autoridad moral es reconocer que nunca comprenderemos en su totalidad la autoridad divina.

¿Qué pasa con los conflictos que acaban salpicando a las religiones?
Hay ejemplos en Sudáfrica, República Democrática del Congo, Myanmar, Haití… en los que los entes religiosos son potentes custodios del sentir ciudadano y también guardianes de la voz moral colectiva. Sin embargo, cada vez más, vemos cómo el poder político busca debilitar y dividir a los líderes religiosos. Los meten en el sucio juego político. Y son cada vez más vulnerables a la instrumentalización. La cooperación interreligiosa es más fuerte cuando la religión no es ni amiga ni enemiga de las argucias políticas.

¿Podemos aspirar entonces a un mundo en paz que deje de lado a la religión?
No. La religión está íntimamente conectada con el sentido de paz. La fe es parte de lo que somos y de cómo nos comportamos. Incluso cuando alguien se define como no creyente; eso también es un tipo de relación con la fe. Buscar un mundo de paz sin que esté arraigado a la cultura, que también comprende la fe, es como intentar construir una carretera sin ver previamente el paisaje.

En cifras

90 plataformas interreligiosas nacionales y seis regionales

1.000 delegados procedentes de todos los rincones del planeta

¿Qué podemos aprender del fracaso de Estados Unidos en Afganistán?
La misma lección que nos ha enseñado el colonialismo de los siglos XVIII, XIX y XX; la guerra de Vietnam; la ocupación de los territorios palestinos, o la guerra de Irak. Ninguna nación debería construir un Estado para otra. Y además es un acto de ceguera deliberada arrinconar el tejido religioso, sin entender su papel fundamental en la cohesión social.

¿Cómo ha afectado la pandemia a la religión?
El miedo que ha vivido la sociedad ha forjado un sentimiento poderoso que ha dejado al descubierto nuestra debilidad e impotencia. Hemos visto cómo la sociedad en general se ha volcado en buscar la espiritualidad. Se han forjado más alianzas entre la política y la religión. Por ejemplo, los líderes religiosos han estado en primera línea en la batalla por el acceso universal a las vacunas.

¿Cómo definiría la figura del Papa?
Es un líder espiritual. Sus opiniones, sus visitas y sus discursos son apreciados más allá del territorio católico. Yo misma estudio en profundidad sus encíclicas. Su sabiduría trasciende el catolicismo y se puede aplicar a cualquier persona, en cualquier lugar. Son muchos los líderes de otras religiones que lo respetan y tratan de encontrarse con él. Tampoco sorprende que los jefes de Estado o de Gobierno, o los representantes de la ONU, busquen una audiencia con él.