Atlas de geografía humana. ¿Esto es todo lo que hay en la vida? Necesitamos volver a creer - Alfa y Omega

He leído por ahí que Almudena Grandes tardó cuatro años en escribir su novela Atlas de geografía humana, donde se cuenta la historia de cuatro mujeres que reflexionan en voz alta sobre su identidad y sobre esa necesidad de reinventarse. Ya me entienden, ese ejercicio que de vez en cuando hacemos: parar unos segundos y pensar en quiénes somos, a dónde vamos y de dónde venimos. Comprobar si esas expectativas, que sin querer desde nuestros padres hasta nosotros mismos nos habíamos puesto, se han cumplido; aunque eso sí, observarlas con una mano puesta sobre un ojo por miedo a contemplar la verdad cara a cara. Por cierto, no contesten todavía.

Pues bien. Bajo el ciclo de la Novela al teatro, el CDN repone por segundo año consecutivo esta obra que ya ha sido reconocida en su versión original como novela y en la no menos buena adaptación teatral a manos de Luis García-Araus. La van a disfrutar. Yo por momentos me quedaba satisfecha con el texto, por la manera de resolver ciertos giros de la novela que me parecen casi imposibles y por ese resultado tan vistoso llevado a escena; aunque eso sí, los personajes a veces no conseguían salir de las páginas del libro, no abandonaban ese brillo literario que les condena a regresar al papel. Un buen trabajo de mesa —dadas las circunstancias—, al que si le añadimos la batuta del director Juanfra Rodríguez y el buen hacer de las actrices, está claro que el cóctel es explosivo y difícilmente puede salir mal (salvando las distancias). Pero vayamos por partes.

La obra —como he dicho— habla de cuatro mujeres. Cuatro universos bien distintos que arrastran unas vidas con madres, hijos, amores… La vida de cualquiera de nosotros; en resumen. Trabajan en una editorial y se enfrentan al proyecto de confeccionar un atlas de geografía que servirá de excusa para examinar sus vidas. Y claro, se trata de un punto de inflexión en la vida de estas mujeres: Fran, Ana, Rosa y María, para recapacitar y revisar lo vivido y atreverse a dar el paso para cambiar lo que queda por vivir.

Se habla de amor y de sexo. De éxito profesional y de fracasos. Otra vez de amor y otra vez de sexo. También se cuela por momentos (muy largos) la palabra grisura de la mano de la política, la corrupción, la derecha y la izquierda, el Madrid que resiste y ese discurso claroscuro del dinero y la ideología. Sí, aunque no se lo crean, se habla de todo eso. Como comprenderán, en sesenta y cinco minutos, a lo sumo se dan pinceladas sobre estos asuntos, pero las hay. Unas mejor dadas que otras, pero con el ánimo todas ellas de no dejar indiferentes. El problema viene cuando el discurso cae en lo manido y en el victimismo. Cuando uno reduce su pasado a una relación de cama o cuando se plantean soluciones que no rozan lo épico sino lo surrealista. Por veces uno piensa en saltar al escenario y pedirle a Fran, María, Ana o Rosa que, por favor, se miren en silencio y tomen una decisión de altura; ya saben, donde uno asuma sus errores como victorias y sus logros como trueques. Quizá la vida sea un poco eso. Cargar la mochila de aire libre y dejar espacio para poder respirar cuando haga falta.

En fin. Se van a reír. Puede que hasta tengan una mueca de amargura. Van a disfrutar de cuatro actrices de las grandes. No me atrevería a decir que el papel se les queda corto, pero sí en cambio aseguro que al menos se las ve cómodas y lo sobrepasan. Nieve de Medina está maravillosa. Ana Otero, Arantxa Aranguren y Rosa Savoini tampoco están mal, aunque a veces uno no se las termina de creer del todo. Y qué decirles de Ángel Ruiz y su violín. Sinceramente, yo soy una apasionada de la música en escena. Cuando veo un instrumento sobre las tablas y lo escucho en directo ya pienso que las musas están convocando a todos los poetas de la tierra. Me fascina. Lo que ocurre es que aquí, ciertamente, ese sonido vibrante llegó a agotarme, por no decir, asfixiarme. Con lo delicioso que es escuchar esa música…

En cualquier caso, es una obra bien hecha, por qué no decirlo. El trabajo de las actrices es sensacional. Les abrirán interrogantes si es que no los tienen ya. Si no, como dice la propia Almudena Grandes: Todo lo demás es el tiempo que ha llovido sobre nosotros. A mí, más que el tiempo, me gusta que me llueva la vida. Que me cale si hace falta. Saber que sigues viva para poder contarlo es un favor que no tiene precio.

Atlas de geografía humana

★★★☆☆

Dirección:

Calle Tamayo y Baus, 4

Metro:

Colón

OBRA FINALIZADA