Asís: centinelas de un mundo más justo
1.000 jóvenes economistas y emprendedores participan en el nuevo encuentro Economía de Francisco en Asís. Es una cita impulsada por el Papa, que estará presente, para promover un modelo económico que vuelva a su origen inclusivo
Con la exhortación apostólica Evangelii gaudium, su primer gran documento, Francisco alzó su voz indómita para denunciar la avaricia de «una economía que mata» a través de la exclusión y la inequidad. Esta condena desaforada contra «la tiranía» del lacerante modelo económico ha encontrado en Asís, la cuna del santo más pobre y ecologista de la historia, el terreno fértil desde donde empezar a cambiar de rumbo. Del 22 al 24 de septiembre, la ciudad del Poverello es el escenario de Economía de Francisco, el más extenso movimiento de jóvenes economistas y empresarios de todo el mundo comprometidos con un modelo más sostenible, justo e inclusivo.
La intuición del Pontífice fue poner a los jóvenes a los mandos del cambio. «Se tocarán temas como la paz, la crisis climática, las desigualdades, el trabajo y los retos energéticos. Habrá mesas redondas y conferencias con economistas de renombre internacional, trabajos en grupo y confrontaciones en redes, así como un espacio informal de cocreación, encuentro y debate que incluirá talleres, ponencias y charlas para presentar proyectos de investigación y comparar experiencias. Pero también habrá momentos de meditación y reflexión a partir de textos de la literatura universal, el arte y la música», detalla Maria Gaglione, secretaria de Economía de Francisco. Uno de los ingredientes más especiales del evento serán los momentos que los organizadores han llamado Tú a tú con Francisco, que permitirán recorrer la ciudad de Asís y revivir «el mensaje siempre actual de san Francisco», detalla Gaglione.
El Papa parte de la crisis ambiental para hacer un análisis del modelo económico, que acaba condenando como insostenible. Por eso insta a cambiarlo. La economía global del siglo XXI, consolidada después de la caída del muro de Berlín, que se basa en un capitalismo extremadamente liberal, sin protecciones para los más vulnerables, ya no funciona. Ha encadenado bajos salarios, más trabajadores en la pobreza y crisis bancarias endémicas. Permanecer en el esquema de maximizar los beneficios y considerar los recursos naturales como un medio para lograrlo, sencillamente, ha quedado obsoleto.
La cita, que contará con la presencia del Pontífice este sábado, tiene su semilla en una carta escrita por él mismo en mayo del 2019, en la que llamaba a «hacer una reanimación a la economía». Un grito desesperado al que pronto se sumaron relatores de fama internacional, como el Premio Nobel Muhammad Yunus, padre de los de los microcréditos y el llamado Banco de los pobres (Banco Grameen), o reputados economistas y expertos como Jeffrey Sachs, impulsor de un nuevo modelo sostenible con visos humanistas.
La pandemia cerró a la fuerza las esclusas de esa catarata de energía nueva dispuesta renovar la economía mundial y orientarla hacia los pobres, el bien común y el cuidado de la creación. La reunión prevista para noviembre de 2020 se convirtió en un evento a distancia, pero, a pesar de todo, dejó sus frutos. La mayoría traducidos en proyectos locales, como Farm of Francesco, que engloba a un grupo de granjeros procedentes de Nigeria, o Pacar School Project, que impulsa el acceso a una educación y formación tecnológica de calidad para los jóvenes de Zambia.
«Los jóvenes son maestros del trabajo en equipo, ejemplos del compromiso diario y de las ganas de atreverse propias de su edad. Son generosos, creativos, soñadores y concretos», asegura Gaglione. La hebra común que teje su compromiso es la convicción de que hay que desterrar el desequilibrado sistema capitalista, que consume más recursos de los que llega a regenerar, para plantear en su lugar un modelo económico franciscano: una escuela de finanzas virtuosas desarrollada en Europa desde los siglos XIII al XVI. «El espíritu de la escuela económica franciscana devuelve a la economía su vocación original de ser un lugar de inclusión social y cooperación», reseña Paolo Santori, profesor adjunto de la Universidad de Tilburg y miembro del Comité Científico de Economía de Francisco.
«De la elección de vivir en la pobreza por parte del fundador de este movimiento, san Francisco de Asís, surgieron un pensamiento y una práctica destinados a liberar de la miseria, es decir, la pobreza no elegida, a todas sus víctimas», añade. En ese contexto y por iniciativa precisamente de los franciscanos nacieron, por ejemplo, los Montes de Piedad, cuyo objetivo era evitar que la gente fuera víctima de los usureros. El primero afloró en Perugia en 1462. «Se trata de bancos que se crearon para conceder préstamos a quienes se consideraban no financiables, es decir, incapaces de devolver el dinero porque eran pobres y, por tanto, no eran dignos de confianza», incide Santori. Han pasado más de cinco siglos, pero hoy como entonces, miles de personas acuden a los bancos con la misma angustia: la pesadilla de la pobreza.
Por eso, el experto señala que el reto de la economía franciscana está en «poner en práctica comportamientos económicos destinados a incluir a los que hoy están excluidos o descartados del sistema económico». Un auténtico pulso entre David y Goliat.
Estos días participan en Asís en torno a 1.000 jóvenes procedentes de 100 países diferentes. El 3 % procede de América del Norte y Oceanía, el 8 % de Asia, el 10 % de África, el 31 % de Iberoamérica y, el resto, de países europeos. El 30 % de los participantes está vinculado al tejido empresarial y ocupa cargos de directivos en empresas ya consolidadas o en actividades que están todavía en una fase embrionaria.
Otro 30 % de los participantes se dedica a la investigación: estudiantes de máster y doctorado, así como académicos de economía y de otras disciplinas afines. Los demás (40 %) se definen como changemakers, es decir, promotores de iniciativas puestas al servicio del bien común y de una economía justa, sostenible e inclusiva en todas las comunidades en las que opera.