Así puso fin a su pontificado - Alfa y Omega

Así puso fin a su pontificado

Hizo pública su renuncia el 18 de febrero de 2013 y aseguró que el 28 de ese mes dejaría de ser el Sucesor de Pedro. Analizamos qué sucedió en esos 18 días y qué ambiente se respiraba en Roma

Enrique García Romero
Anuncio de su renuncia en un consistorio ordinario el 11 de febrero de 2013. Foto: AFP Photo / L’Osservatore Romano.

Para explicar su decisión, Benedicto XVI dijo a los cardenales: «Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino». El entonces director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Federico Lombardi, SJ, explicó que Benedicto XVI se trasladaría a Castel Gandolfo el 28 de febrero, y, una vez terminadas las obras de adaptación, viviría en un monasterio de clausura ubicado en el Vaticano. Unos días después, Lombardi afirmó que el Papa no renunciaba al pontificado porque estuviera enfermo, sino por la fragilidad que conlleva el envejecimiento. El día 11, el decano del Colegio Cardenalicio, cardenal Angelo Sodano, manifestó a Benedicto XVI su cercanía y la de todos los cardenales: «Estamos más que nunca cerca de su persona, como hemos estado durante estos casi ocho años luminosos de su pontificado».

Ante las elucubraciones que empezaban a hacer muchos medios de comunicación sobre los motivos de la renuncia, Lombardi declaró que el informe de la comisión para investigar la filtración de documentos vaticanos no había sido un elemento determinante en la decisión de Benedicto XVI.

El 17 de febrero, el Papa participó en su penúltimo ángelus en la plaza de San Pedro. Más de 150.000 personas acudieron para escuchar sus palabras. Ese mismo día, por la tarde, Benedicto XVI empezó unos ejercicios espirituales con la Curia romana en el Vaticano, que concluyeron el 23 de febrero. Las meditaciones corrieron a cargo del cardenal Gianfranco Ravasi. Durante esos días, algunos rumores se propagaron en los medios. Los periódicos italianos La Reppublica y Panorama llegaron a atribuir la renuncia del Papa a la conjura de un supuesto lobby gay en el Vaticano. De estas elucubraciones se hicieron eco muchos diarios de todo el mundo. Ante esta situación, la Secretaría de Estado del Vaticano publicó un comunicado en el que se leía: «Es deplorable que, a medida que se acerca el inicio del cónclave y los cardenales electores estarán obligados, en conciencia y ante Dios, a expresar con plena libertad su elección, se multiplique la difusión de noticias, a menudo no verificadas o no verificables, o falsas, incluso con graves perjuicios para las personas y las instituciones».

El día 23, el Papa recibió al entonces presidente de Italia, Giorgio Napolitano, y al día siguiente tuvo lugar el último ángelus de Benedicto XVI ante más de 200.000 personas que llenaban la plaza de San Pedro. Fue recibido con un gran aplauso. Comentando el pasaje del Evangelio sobre la Transfiguración, dijo: «El Señor me ha llamado a subir al monte, para dedicarme aún más a la oración y a la meditación».

3 Traslado a Castel Gandolfo el 28 de febrero. Foto: CNS.

El 25 de febrero recibió en audiencia a los tres cardenales de la comisión que investigó la filtración de documentos reservados del Vaticano. Benedicto XVI decidió que los resultados del informe, «cuyo contenido conoce solamente Su Santidad, permanezcan exclusivamente a disposición del nuevo Pontífice», según comunicó la Santa Sede.

El 27 de febrero, Benedicto XVI celebró la última audiencia general de su pontificado. En una plaza abarrotada, el Papa dijo: «Siempre he sabido que la barca de la Iglesia no es mía, no es nuestra, sino que es suya. Y el Señor no deja que se hunda». El día 28 por la mañana se despidió del Colegio Cardenalicio. «Seguiré cerca de vosotros con la oración», les aseguró. Tras sus palabras, saludó uno por uno a los 144 cardenales presentes en el acto, venidos de todo el mundo para participar en las congregaciones previas al cónclave.

Finalmente, el 28 de febrero por la tarde, Benedicto XVI se trasladó en helicóptero a Castel Gandolfo mientras repicaban las campanas de San Pedro y de todas las iglesias de Roma. Antes de dejar el Vaticano lanzó su último tuit: «Gracias por vuestro amor y vuestro apoyo. Sentid siempre la alegría de poner a Cristo en el centro de vuestra vida». Ya en Castel Gandolfo, desde el balcón del palacio apostólico, el Papa dijo a los fieles presentes que, a partir de las 20:00 horas de ese día, pasaba a ser «un peregrino que empieza la última etapa de su peregrinación en esta tierra».