Argüello lanza el guante - Alfa y Omega

En el discurso de apertura de la Asamblea Plenaria de la CEE, su presidente, Luis Argüello, señaló que, si bien el Estado es aconfesional, los cristianos estamos llamados a ofrecer «nuestra aportación a la regeneración ética y espiritual de nuestros sistemas de gobierno y modos de organización política». Una de las líneas maestras del discurso de Argüello consiste en recuperar la conciencia de las implicaciones sociales de la fe y, desde ahí, asumir un nuevo protagonismo de los católicos en la construcción de la ciudad común. El amplio discurso culminó precisamente con la propuesta de la que ha denominado una «alianza social para la esperanza», centrada en dos campos. El primero se refiere al desafío demográfico, cuyo trasfondo es la actual falta de esperanza. Desde la CEE se quiere convocar a padres y educadores, a empresarios y políticos, a medios de comunicación y creadores de cultura, a reflexionar y proponer medidas sobre la crisis demográfica, tal como ya se hace en países como Italia y Alemania. El otro gran tema se refiere a las migraciones. La Iglesia, que siempre ha reconocido el derecho del Estado de regular los flujos migratorios, la necesidad de colaborar con los países de origen y de combatir a las mafias, quiere promover una alianza social que lleve la esperanza a los miles de migrantes que están desde años entre nosotros, pero se ven excluidos de la regularización. Un instrumento para la solución sería tramitar la ILP apoyada por miles de ciudadanos y para la que el Congreso dio luz verde, aunque ahora parece haber quedado en un cajón. 

Con estas propuestas la Iglesia no pretende impartir doctrina (que es bien conocida) sino implicarse en un diálogo franco con todo tipo de realidades sociales y políticas, y en la construcción de nuevas fórmulas de convivencia. Será interesante observar la disponibilidad de los interlocutores sociales y políticos… y también de nuestro propio tejido eclesial.