Anthony Poola: «Nos hacían beber en el hueco de la mano»
El arzobispo de Hyderabad, Anthony Poola, pertenece a la casta de los dalit o intocables. Solo 13 de los 231 obispos indios comparten este origen. Poola es el primero de ellos en ser creado cardenal
¿Qué lectura hace del hecho de que el Papa haya elegido al primer cardenal dalit, intocable, de la historia?
Desde que asumió el ministerio como Pontífice, ha actuado con amor, compasión y tratando de llegar a la periferia, a los más pobres de los pobres. Esta puede ser una situación en la que el Papa espera que resuelva los problemas de los marginados y también de los dalit. Esto no quiere decir que ignoremos a otras personas que están bajo nuestro cuidado. Es mi responsabilidad cuidar de todos los que me han sido encomendados.
En teoría, el sistema de castas está abolido en su país. ¿Cuál es la realidad sobre el terreno?
En mi aldea, cuando era niño, había un estigma social. Qué se le va a hacer, no podíamos evitarlo. Nuestras casas estaban en el extremo norte del pueblo. Cuando teníamos sed y acudíamos a los de castas más altas, nos echaban el agua en el hueco de la mano y teníamos que beber así. Lo aceptábamos, no me cansaba ni me dolía. Este tipo de discriminación no se veía en las localidades o las ciudades grandes, sino en las aldeas más remotas. Ahora ya no se hace, ni se usan platos y vasos aparte para los dalit.
Pero no podemos decir que esté totalmente abolido, aunque algunas personas realmente están luchando para que se reconozca su talento y las distintas actividades que están realizando. Existen factores sociales. Hace mucho no existía la posibilidad de que los intocables accedieran a la escuela. Pero ahora tienen más oportunidades, especialmente en los estados de Telangana, donde está mi diócesis de Hyderabad, y Andhra Pradesh, de donde yo soy. Se respeta y anima a los pobres a ir al colegio y seguir sus estudios. Hay algo de celos en la naturaleza humana. Lo que espero de la gente y lo que intentamos practicar es crear conciencia sobre esta gente y su realidad, y tratar de promover la igualdad entre todos.
¿Su origen ha marcado su ministerio?
Yo nací en la diócesis de Kurnool. Después de 7º tuve que dejar los estudios por la pobreza, y pensé que era el final de mi educación. Pero los misioneros se interesaron por mí, me llevaron a Kadapa y me ayudaron para que pudiera estudiar y ser alguien de provecho. Por eso quise entrar en el seminario. Mi intención era ayudar al mayor número posible de niños pobres.
Ya como sacerdote, visitaba las aldeas remotas en todas las parroquias en las que estaba. Son lugares muy pobres en zonas propensas a la sequía. Allí solo podíamos ir a última hora de la tarde, porque la gente trabaja durante el día. Aun así, cuando vas, ahí están. Tocábamos la campana, reuníamos a los niños y les dábamos catequesis. Y la gente venía a la iglesia. Era maravilloso verlo. Eso me conmovía y me suscitaba mucho cariño y especialmente una gran responsabilidad hacia los niños. Llevaba a los niños pobres a los internados en mi propio coche. Fue una época muy bonita.
Toda mi vida he sido un sencillo sacerdote y misionero. Trabajé así diez años. Cuando volví de estudiar en Estados Unidos, me pusieron al frente del programa de mecenazgo, y también era el segundo en la gestión de todos los colegios de la diócesis.
Aunque el concepto mismo de casta se opone a los valores cristianos, y está prohibido en la Constitución, no se puede negar que en la Iglesia existen divisiones de este tipo. ¿Cómo se plantea abordar esto?
No tiene sentido negar que las castas existen y que las referencias a ellas son inevitables en el contexto indio contemporáneo. Podemos desear que no fuera así o que pudiéramos olvidarlo o vivir como si no importara. Estos deseos pueden ser sinceros pero la realidad es más compleja, y millones han sufrido y siguen sufriendo discriminación. A lo largo del tiempo, a pesar de las mejores intenciones de los misioneros, no se ha podido superar la casta, que está imbuida en el ADN del pueblo.
En este sentido, es importante mirar hacia adelante, no hacia atrás. No somos responsables de lo que recibimos de nuestros antepasados, pero Dios sí nos pedirá cuentas de lo que transmitimos a los demás. Se nos presenta una decisión: decirnos a nosotros mismos y a los demás que podemos liberarnos de una mentalidad de castas y construir redes de relaciones más allá de la etnia y la lengua, de la región y la religión.
Abordar las castas en la Iglesia exige hacer acopio de recursos humanos, materiales y espirituales diversos y una voluntad de cambiar por parte de todos. Es voluntad de Dios que todos Sus hijos vivan una vida de dignidad e igualdad, y todos estamos convocados a colaborar con ello.
¿Cómo es la situación de la minoría cristiana en la India?
Tenemos libertad religiosa. Cualquier ciudadano indio tiene la libertad de practicar o aceptar cualquier religión y de vivir según ella. Sin embargo, se ha creado algún tipo de amenaza, porque está habiendo incidentes en distintas partes, sobre todo en el norte. Hay algunos grupos fanáticos. La destrucción de algunas imágenes religiosa en Karnataka nos resulta decepcionante. En otros lugares ha habido incidentes menores. Pero cuando nos relacionamos con el Gobierno son muy cooperadores, comprensivos y amables. Intentan resolver los problemas. Nos prometieron que cuidarían de nuestra seguridad.
También es descorazonador que varios estados hayan aprobado leyes anticonversión. Esta idea se usa para polarizar y dividir a la gente. Me uno a todos los que han estado defendiendo los derechos garantizados en la Constitución, que nos ofrece a todos una brújula moral, y sinceramente espero que prevalezcan.
¿En algún momento se ha sentido en peligro?
En el sur somos muy libres. Tampoco nos ponemos de parte de ningún partido político. Cooperamos al 100 % con todas las autoridades. No he vivido ningún momento de peligro haciendo mi trabajo, porque tampoco nosotros mostramos ninguna discriminación entre hindúes, musulmanes y cristianos. Tratamos a todos de la misma forma y los consideramos a todos hijos de Dios.
En este consistorio, hay dos nuevos cardenales de la India.
Ha sido el Papa quien nos ha elegido, y estoy seguro de que se ha apoyado en el consejo de otros y lo ha discernido bajo la guía del Espíritu Santo. Tal vez sea mejor no querer leer mucho en los nombramientos desde un punto de vista secular o político. Ambos representamos a distintos sectores de la India y estamos invitados a ser fieles, a ser pastores buenos y valientes.
La Iglesia católica en la India es conocida por su diversidad, su pluralidad y la profunda fe de la gente. Se enfrentan a muchos desafíos y necesitamos dejar al Señor que nos renueve y transforme a todos. Los valores del reino de Dios, que se parecen a los consagrados en la Constitución, deberían promoverse para la paz y la prosperidad de todos.
Todos somos conscientes de que hay millones de indios, incluyendo los católicos, que están privados de dignidad y derechos. Y a pesar de que hemos avanzado mucho en este aspecto, aún hace falta llegar más lejos. Rezo y hago un llamamiento para que permitamos al Señor convertirnos para que seamos discípulos y constructores del reino.
1.389,6 millones
Hindúes, 79,8 %, y cristianos, 2,3 %
¿Tiene alguna devoción especial a algún santo?
Tengo una gran devoción a la Santísima Virgen. En nuestra aldea había una capilla, con una imagen de la Virgen de Lourdes. Le tengo mucha devoción y cada vez que tengo alguna dificultad o estoy en la oficina le rezo. También a Nuestra Señora de Velankanni, un lugar de la India donde se apareció. También tengo devoción a san Antonio de Padua, pues llevo su nombre. Siempre que les he rezado, he obtenido ayuda por medio de su poderosa intercesión.
¿Qué siente al pensar en su nombramiento como cardenal?
No hay otra forma de verlo más que la voluntad divina. Ante Su presencia y Su santidad todos sabemos lo indignos que somos. Dios elige a los que quiere, y es libre de salirse de lo establecido. He disfrutado sirviendo a sus fieles como sacerdote. Después fui llamado a hacerlo como obispo y como arzobispo. Cuando Él me elige, confío en que me dé la gracia suficiente para llevar a cabo la misión encomendada.
El Papa Francisco sigue sorprendiendo. Que me haya elegido me hace sentir humilde y desear sinceramente volver a consagrarme al servicio de la Iglesia según lo mejor de mi capacidad. Estoy agradecido al Santo Padre por su confianza en mí y por el amor a la Iglesia en los dos estados telugu [la lengua que se habla en la región, N. d. R.].
También se espera que un cardenal tenga en el corazón a todos sus fieles y trabaje para ellos, siendo la voz de los sin voz y saliendo hacia los que viven en las periferias. Tengo que seguir teniéndolos presentes, también en mi oración y mis sacrificios. Y no solo a los de mi archidiócesis o región.
Al Papa Francisco le preocupan los casos de abusos sexuales y escándalos financieros en la Iglesia. ¿Cómo ve estas cuestiones en el contexto de la Iglesia en la India?
La violación de la dignidad humana en cualquier forma es dañina, pecaminosa y merece ser castigada. Los escándalos en la Iglesia dañan el cuerpo de Cristo. Tristemente, la Iglesia en la India ha jugado su parte en esto. Dicho esto, también hay ejemplos de casos falsos presentados para mancillar el nombre de la Iglesia o a sus miembros. La necesidad del momento es educarnos, especialmente al clero y a los religiosos, para que la gente vea nuestros centros y campus como lugares seguros y dignos de confianza. Mi opinión es que las leyes del país y las medidas y orientaciones de la conferencia episcopal son herramientas poderosas para dirigir nuestra acción.
El consistorio va a estar seguido de un importante encuentro los días 29 y 30 de agosto, en el que los cardenales del mundo se encontrará con el Papa para deliberar sobre la nueva constitución apostólica sobre la Curia romana, Predicate Evangelium.
El Papa Francisco se ha centrado en la reestructuración de la Curia vaticana, que ya había sido propuesta por los participantes en el Concilio Vaticano II y en otros encuentros posteriores. Es innegable que la Iglesia necesita reforma. El Espíritu Santo es el autor de toda reforma genuina. El primer Pentecostés es la madre de todas las reformas, cuando el Espíritu Santo animó a los apóstoles a sumergirse en lo desconocido. Las verdaderas reformas reflejan los cambios que están en consonancia con estos tiempos cambiantes. Respecto a la diversidad de llamadas y carismas, algunas responsabilidades pueden reasignarse. Nuestro Señor, que lavó los pies a los apóstoles y los convocó a amar y servir, estará con la Iglesia en el camino de renovación propuesto en Predicate Evangelium.