Anna Plans: «La sexualización constante se asocia a la baja autoestima»
Esta experta en marketing digital alerta de la normalización entre los jóvenes del control abusivo en las relaciones
¿Cuánta culpa tienen las redes sociales de la hipersexualización de los jóvenes?
La hipersexualización que vemos en las redes sociales no es nueva; lleva años presente en la publicidad, la moda, la música y tantos otros ámbitos. Sin embargo, lo que ocurre con las redes sociales es que han incrementado enormemente su visibilidad. Además, en el mundo digital, son los propios algoritmos los que premian y promueven las imágenes y comportamientos hipersexualizados porque generan más interacción. Esto se convierte en un caldo de cultivo perfecto para normalizar estas prácticas. Lo que me preocupa es cómo este entorno tan sexualizado afecta a los jóvenes, que están en una etapa de desarrollo y son especialmente vulnerables a este tipo de mensajes. Las redes sociales son una ventana abierta donde los adolescentes no solo consumen contenido hipersexualizado, sino que también sienten la presión de reproducirlo para ser aceptados y ganar likes. Esto refuerza una cultura que mide el valor de las personas, especialmente de las chicas, por su apariencia física y por cuán sexis pueden parecer. Las redes sociales han potenciado que el entorno hipersexualizado sea omnipresente. Para los menores, son como una lupa que amplifica lo peor de esta realidad, sin filtros ni control. Y ese cóctel de menores, redes sociales y exposición de la intimidad se convierte en un verdadero peligro, un cóctel molotov, que no solo afecta su percepción de sí mismos, sino que también puede marcar profundamente su autoestima y sus relaciones futuras.
¿Tiene consecuencias para su salud mental?
Sí, tanto para su salud mental como para la emocional. Las evidencias que tenemos hoy en día son claras: esta exposición constante a contenidos que priorizan los atributos sexuales sobre cualquier otra cualidad está directamente relacionada con una disminución significativa de la autoestima. Esta baja autoestima no es algo menor; abre la puerta a lo que yo llamo las «fragilidades contemporáneas»: problemas como fobias sociales, anorexia, bulimia, depresión, autolesiones e incluso suicidios. Estamos hablando de una cadena de consecuencias que no solo afecta al individuo, sino también a su entorno. Por otro lado, una autoestima debilitada influye negativamente en cómo los jóvenes eligen sus relaciones. Esto los deja más vulnerables a amistades y parejas tóxicas, donde pueden normalizar el control y los comportamientos abusivos. Lo que me resulta especialmente alarmante es que, en muchas ocasiones, los adolescentes no solo toleran, sino que consideran normal o incluso inevitable, que sus parejas ejerzan un control abusivo sobre ellos. Como sociedad, debemos entender que esta aceptación de la violencia está directamente vinculada a la falta de autovaloración que esta cultura hipersexualizada fomenta.
¿Qué intereses ocultos hay detrás de potenciar esta cultura?
Detrás de la hipersexualización de los jóvenes hay un negocio inmenso que explota su vulnerabilidad. Estamos inmersos en lo que denomino el sexmarketing, un sistema que centra su foco en nuestra intimidad y convierte todo en un producto comercializable, incluso lo que somos. Los jóvenes son un objetivo perfecto porque están en una etapa de sensibilidad y fragilidad emocional y son accesibles de forma masiva a través de las redes sociales, donde la falta de regulación permite que esta cosificación prolifere sin freno.
¿La hipersexualización los incapacita de algún modo para el compromiso que se requiere para formar una familia?
Tiene un impacto directo en su capacidad para establecer compromisos profundos. Lo que observo es que esta cultura disocia la sexualidad del amor y del vínculo afectivo, reduciendo las relaciones a algo superficial y centradas en el placer inmediato. Cuando los jóvenes crecen rodeados de mensajes que priorizan el atractivo físico y los estándares estéticos por encima de valores como la empatía o el cuidado mutuo, su manera de entender las relaciones se distorsiona. Empiezan a medir su valía, y la de los demás, según la apariencia, lo que no solo afecta a su autoestima, sino también a su capacidad para construir relaciones sólidas y saludables. Es como si lo importante ya no fuera el ser, sino el parecer. Es imprescindible que eduquemos a nuestros jóvenes para que reconozcan el verdadero significado del amor y aprendan a construir relaciones que los nutran y les permitan crecer como personas, en lugar de caer en el vacío de vínculos superficiales y cosificantes
¿En qué se percibe la hipersexualización de los jóvenes?
La hipersexualización de los jóvenes se percibe en múltiples aspectos de su vida cotidiana. Uno de los más evidentes es su forma de vestir y comportarse, muchas veces influenciados por modelos adultos con claros tintes sexuales. Lo vemos también en cómo utilizan las redes sociales: las selfies con poses provocativas, los vídeos bailando de manera sugerente o el uso de hashtags que buscan visibilidad a través de su físico. Sin embargo, más allá de estas manifestaciones externas, lo verdaderamente preocupante es cómo esto afecta su percepción de sí mismos, vinculando su valor personal únicamente a su apariencia física y su capacidad de generar atención. Para abordar esta problemática, diseñé junto con la Fundación Aprender a Mirar el Hipertest, una herramienta que también incluyo en mi libro Respeta mi sexualidad. Este test ayuda a los jóvenes y sus familias a reflexionar sobre el contenido que publican y a detectar si están reproduciendo patrones de hipersexualización. Analiza aspectos como la vestimenta, las posturas, el contexto y la exposición de intimidad en redes sociales, invitándolos a tomar conciencia de cómo están proyectándose al mundo digital. Recientemente, hemos recopilado los primeros resultados del HiperTestKid, que analiza específicamente las imágenes de menores de 12 años, y los hallazgos son alarmantes. Por ejemplo, más del 30% de los menores usa ropa que expone más de lo adecuado para su edad, y el 31% describe sus poses como provocativas. Además, un 25% busca validación social a través de likes o comentarios en sus publicaciones. Estos datos evidencian cómo los jóvenes adoptan comportamientos y estilos de expresión que no solo imitan a adultos, sino que también responden a una búsqueda temprana de aprobación externa, condicionando su desarrollo emocional.
Anna Plans
Nueva Eva
2020
224
15,95 €
