Andrzej Madej: «Empezamos con cero y hemos registrado a 150 bautizados» - Alfa y Omega

Andrzej Madej: «Empezamos con cero y hemos registrado a 150 bautizados»

María Martínez López
Foto cedida por Andrzej Madej.

Hace 25 años, el polaco Andrzej Madej y otro oblato de María Inmaculada llegaron como diplomáticos de la Santa Sede a Turkmenistán, uno de los países más criticados por sus violaciones de los derechos humanos. Son los únicos sacerdotes allí. En 2010 lograron que se reconociera a la Iglesia católica.

¿Cómo llegó el cristianismo a Turkmenistán?
Ya en los primeros siglos llegaron los nestorianos buscando refugio. A finales del XIX, los rusos deportaron a muchos polacos aquí. En esa época el lituano Justinas Pranaitis fue un gran apóstol de Asia central. Construyó las iglesias en Taskent (Uzbekistán) y Asjabad.

Bajo el comunismo, llegaron más deportados y se destruyeron casi todas las iglesias. ¿Cómo pervivió la fe?
Al llegar, la gente nos regaló una foto de la iglesia católica de principios del siglo XX en Ashgabat. Nadie recuerda dónde estaba. La fe sobrevivió en los corazones de unos pocos babushki, ancianos.

¿Cómo fueron los inicios?
Visitamos a las familias de origen polaco. A algunas las encontramos mirando en la guía telefónica. Nuestros amigos invitaron a sus amigos. Regina, por ejemplo, dejó Polonia a los 9 años. Cada año iba a Riga (Letonia) para confesarse antes de Pascua. Imagine su alegría cuando le dijeron que habíamos llegado.

Cuando se reconoció a la Iglesia católica en 2010, dijo que soñaba con construir un templo. ¿Lo han logrado?
Mi sueño era construir una iglesia con forma de yurta [tienda de los nómadas en la estepa, N. d. R.]. Hasta ahora hemos estado construyendo la iglesia de piedras vivas. No ha llegado aún el tiempo de construir un templo. Ahora hemos alquilado una casa de dos pisos, y adaptado la cocina de abajo para el culto. Bajo nuestro techo se encuentran la iglesia, la nunciatura y la comunidad de misioneros. ¡Nunca nos aburrimos!

¿Cuántos feligreses tienen?
Empezamos con cero, y tenemos registrados a 150 bautizados. Al principio, casi todos los que venían eran catecúmenos. La mayor alegría es cuando vienen turcomanas con sus niños.

Turkmenistán
Población:

5,6 millones

Religión:

Musulmanes, 93 %; ortodoxos, 6,4 %

Renta per cápita:

6.900 euros

Gobierno:

Serdar Berdimuhamedow fue elegido con el 73 % de votos para sustituir a su padre como presidente

¿Pueden hacer apostolado?
Todo nos ofrece la posibilidad de compartir la fe. Cuando vamos en coche llevamos a quien pueda necesitarlo, y esos momentos son una hermosa ocasión para dar testimonio. También los encuentros diplomáticos. Cada día nos encontramos con gente. La cruz que llevamos a veces da pie a entablar un diálogo importante. Y cualquier encuentro, aun sin palabras, puede ser significativo.

¿Cómo es la vida de la pequeña comunidad católica?
Cada domingo celebramos dos Eucaristías, hay otra diaria y tenemos adoración, catequesis para adultos y niños, el grupo de rosario, visita a los hospitales. Semanalmente hacemos un encuentro bíblico en casa de una familia. En la noche de Navidad y Pascua hacemos una fiesta con bailes tradicionales. De vez en cuando viajamos para encontrarnos con nuestros feligreses fuera de la capital. Estas visitas son una verdadera fuente de esperanza.

¿Cómo son los turcomanos?
La gente es sencilla, sincera, y acogedora. Incluso si es la primera vez que te ven te invitan a su casa: «Ven, tomemos un çay (té)». Muchas mujeres siguen haciendo alfombras y telas típicas. Los hombres suelen trabajar como pastores. Hay cultura nómada, y fuera de las ciudades se ven ovejas, camellos, burros…

Pocos fieles, distancias… dígame algún otro reto al que se enfrenten.
No tenemos religiosas.