El joven actor Jorge Gonzalo dirige Anda que no te quiero, amable libreto cómico de Miguel Ángel Flores, fresco, dinámico y sugerente a su vez, al que le sobran algunas escenas construidas a base de tópicos contemporáneos para conseguir la risa fácil del espectador poco exigente.
Un director harto de su ex-novia-actriz-insegura, una ama de casa con un marido “maltratado” que quiere dejarla, otra ama de casa cornuda que quiere matar a su marido, un mecánico casado con una mujer —con otro mecánico como amante—, un suicida que hace el intento cada martes —ante su pareja impasible—, y un par de locos, que quizá sean los más cuerdos en esta disparatada comedia, configuran todas las historias del espectáculo.
En Anda que no te quiero, Miguel Ángel Flores se ríe de sus personajes, los sitúa en situaciones extremas, abre heridas y no las cierra… dejando al público en el clímax de una historia para pasar rápidamente a otra, en una vertiginosa trama amorosa de argumento circular.
Estructuralmente, el espectáculo —algo ligero— se vertebra en función de una sucesión de situaciones cómico-absurdas, de no más de cinco minutos cada una, cuyo enlace principal es el desamor, o lo que es lo mismo: ese momento en que una relación sale adelante o ya no hay marcha atrás.
A Jorge Gonzalo le da la réplica la también joven actriz catalana Sandra Marchena —popular monologuista— y ambos despliegan todo su armamento dramático para tirarse los trastos a la cabeza o fundirse en un abrazo interminable. Los personajes que interpreta la pareja —perfecta química entre ambos— afrontan las situaciones como pueden o como quieren; todos pretenden hacer el máximo esfuerzo por seguir manteniendo vivo un estamento que, si en unos casos agoniza, en otros el cadáver ya ha entrado en fase de putrefacción. Y para que la velocidad y el vértigo sean aún mayores, todos estos personajes forman parte de un entramado vecinal en un edificio de lo más peculiar, que comparte paralelismos con 13, Rue del Percebe, aquella serie de historieta de España creada por Francisco Ibáñez.
Anda que no te quiero gana por su original puesta en escena, conseguida gracias a una maqueta pequeña de una ciudad anónima y una web cam —la cámara se introduce e ilumina las estancias donde tienen lugar las acciones— a la izquierda del escenario, que son las que van dando paso a cada una de estas frenéticas situaciones. Este original modo de interactuar ofrece una solución narrativa muy creativa que pone en claro, además, las sobradas capacidades artísticas de los actores. A ello se une el simpático arranque del montaje, que introduce la obra, también de manera animada, al realizar un claro homenaje al filme Star wars, de George Lucas, simulando los títulos de crédito.
Sin embargo, no podemos dejar de señalar que Miguel Ángel Flores se valen de algunas situaciones de tono irreverente —cuando hace alusión al suicidio o a los sacerdotes— asunto que ataja a menudo Alfredo Sanzol, otro autor teatral del momento.
Queda, en resumen, un espectáculo dinámico, vivo, que retrata con cierta simpleza los quehaceres mundanos, en el que se pasa un rato agradable, y sin que el director proponga ninguna reflexión posterior, porque no es esa la vocación con la que ha nacido Anda que no te quiero.
★★☆☆☆
Calle del Pez, 10
Tribunal, Noviciado, Callao
OBRA FINALIZADA