Fundación Buen Samaritano: «Una gestión responsable es la mejor garantía para cumplir nuestra misión»
La Fundación El Buen Samaritano, vinculada a la archidiócesis de Madrid, ha sido una de las primeras organizaciones del sector no lucrativo en obtener una prestigiosa certificación en cumplimiento normativo. Hablamos con Analía Aranguez, su compliance officer
—La Fundación el Buen Samaritano ha sido una de las primeras entidades sociales en obtener la certificación ISO 37301, una de las referencias internacionales más relevantes en materia de cumplimiento normativo. ¿Qué ha llevado a una organización social a apostar por un compliance tan exigente?
—Nos ha movido la convicción de que una gestión responsable, transparente y sostenible es la mejor garantía para cumplir nuestra misión social. Queremos generar confianza en quienes nos apoyan y hacer posible que los proyectos sigan llegando a las personas que más lo necesitan.
—A menudo se asocia el cumplimiento normativo con grandes empresas. ¿Por qué es también esencial en una fundación dedicada a la acción social?
—Creemos que es igual o incluso más importante en una organización social como la nuestra, porque nos ayuda a pensar no solo qué debemos hacer, sino cómo hacerlo.
—¿Qué significa exactamente «cumplimiento normativo»?
—El compliance no es solo una cuestión legal, es también una manera de cuidar lo que hacemos, de marcar la diferencia en nuestro servicio dando lo mejor de nosotros mismos en cada proyecto y cada decisión que tomamos. Por eso, es también un marco muy eficaz que nos permite trabajar con coherencia y responsabilidad, cuidando que nuestras acciones estén alineadas con nuestra misión y con los valores que nos guían.
—En los últimos años se habla mucho de gobernanza en el tercer sector. ¿Cómo se traduce eso en la práctica diaria de una fundación como la suya?
—Se traduce en primer lugar en un patronato muy involucrado con el buen gobierno y con una gestión responsable y transparente. Con directores que toman el testigo y lideran con el ejemplo y con miembros de la fundación que, con su vocación, ponen a los beneficiarios siempre en primer lugar.
—¿Qué cambios internos ha supuesto implantar un sistema de gestión de compliance?
—Ha supuesto un cambio muy positivo en nuestra forma de trabajar. En la práctica, consiste en tomar decisiones basadas en criterios claros, aplicar políticas internas definidas y rendir cuentas a todas las personas y entidades que se relacionan con nosotros. Para el equipo, se ha traducido en más seguridad en su trabajo diario, sabiendo que cada acción cumple con la normativa y con los principios éticos de la fundación. Para el patronato, significa tener herramientas que facilitan la supervisión y la toma de decisiones, garantizando que la gestión de la organización es coherente, responsable y eficaz.
—Esta certificación pone el acento en la transparencia y la ética. ¿Cómo se aseguran de mantener estos valores?
—Manteniendo a todos informados de manera clara sobre lo que hacemos y cómo utilizamos los recursos, especialmente con la Administración Pública. Compartimos nuestros informes, auditorias y decisiones para que cualquiera entienda y confíe en nuestro trabajo.
—¿Qué papel está desempeñando la archidiócesis de Madrid en este impulso hacia el cumplimiento y la buena gobernanza?
—Está desempeñando un papel muy importante. Nos acompaña, nos orienta y nos impulsa a seguir mejorando cada día, aportando una visión renovada de lo que necesita el mundo actual. Gracias a esta supervisión, orientación y apoyo, las entidades sociales como nuestra fundación pueden tener órganos de gobierno comprometidos.
—Se podría pensar que tanto control puede restar agilidad o incluso espíritu vocacional. ¿Cómo se compatibiliza el cumplimiento con la misión social?
—La cultura de cumplimiento no limita nuestra vocación, sino que la fortalece. Nos confirma en lo que hacemos y nos permite trabajar con seguridad y confianza sin perder el verdadero espíritu vocacional que nos motiva. Esta forma de trabajar significa ofrecer garantías no solo a nuestros usuarios, sino también a quienes colaboran con nosotros, a nuestros donantes y a la sociedad.