La Fundación El Buen Samaritano cumple 25 años dando la vida por las personas con enfermedad mental - Alfa y Omega

La Fundación El Buen Samaritano cumple 25 años dando la vida por las personas con enfermedad mental

La Fundación Buen Samaritano, nacida al amparo del Arzobispado de Madrid, busca la integración de personas como Javi, con trastorno bipolar

Begoña Aragoneses
Javi (izda.) charla con Diego Pulido en una de las salas de El Buen Samaritano. Foto: Begoña Aragoneses.

Javi tiene 58 años y desde los 25 sufre un trastorno bipolar «con el que me sigo peleando». Durante 33 años fue maestro. Hasta que ya no pudo más. Su último ingreso hospitalario —de los doce que lleva en su vida— fue en Ciempozuelos, de 2017 a 2019. «Me juré que no iba a tener más». Su psiquiatra le derivó a un centro de rehabilitación psicosocial, «me dijo que me vendría muy bien para sustituir las horas que yo tenía de trabajo en el caso de que dejara la enseñanza». Así llegó hace tres años a la Fundación El Buen Samaritano. Menos los martes, Javi acude entre semana a los talleres que le ofrecen: Salud y Hombres, sobre nuevas masculinidades; Decidimos, «para opinar sobre las salidas culturales de los viernes»; Educathyssen, el programa de educación del Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid; TICs, para «aprender a hacer un bizum, bajarnos Cl@ve, manejar la app del banco…»; o Cuidarme es Amarme, para saber cómo llevar una dieta sana o la importancia del ejercicio. «A mí esto me viene fenomenal. No todo es la medicación: aquí me dan recursos para trabajar lo más importante del trastorno bipolar, que son las emociones». Javi es una de las más de 1.200 personas que ha atendido El Buen Samaritano en sus 25 años de vida, que acaban de cumplir. Esta entidad nació de la necesidad que la hermana María Luisa Retuerta, vedruna, percibió en su barrio, Carabanchel: atender a las personas con enfermedad mental grave, como esquizofrenias o trastornos psicóticos. Con pocos medios, pero mucho amor, la hermana se instaló en los bajos de la parroquia Nuestra Señora del Sagrario y comenzó a hacer talleres con aquellos que le derivaban de los servicios de salud mental. Diego Pulido, director general de la fundación, cuenta que los comienzos, no obstante, no fueron fáciles. Si hoy la enfermedad mental grave está estigmatizada, en los años 90 más. Y se veía con recelo un centro de este tipo en el barrio. Ahora, aunque queda camino por recorrer, es diferente.

Acto de celebración en el seminario

El acto de conmemoración de los 25 años de la Fundación El Buen Samaritano se celebrará el viernes 17 de noviembre en el Seminario Conciliar de Madrid a partir de las 9:00 horas. El evento, presidido por el cardenal José Cobo, comenzará con la ponencia Entendiendo la salud mental en el siglo XXI, de Marian Rojas Estapé. Participará también Javier Lapastora, presidente delegado de la fundación; Diego Pulido; directores de centros; personas atendidas y familiares, así como la directora general de Atención a Personas con Discapacidad de la Comunidad de Madrid, Alejandra Serrano.

Por la sede de Carabanchel, donde hay centro de día, centro de rehabilitación psicosocial y centro de rehabilitación laboral, pasan a diario entre 60 y 80 personas. Además, la fundación tiene sedes en Arganzuela, Villaverde y Usera. Los atendidos son hombres y mujeres de 18 a 65 años que viven en un 90 % de los casos con sus padres. «Está demostrado —apunta Pulido— que la tasa de reingresos hospitalarios disminuye en personas que acuden a estos recursos». Igualmente bajan los suicidios o las tentativas de suicidio. El objetivo final de la fundación es la «inserción comunitaria de estas personas para que sean ciudadanos de pleno derecho». Esto pasa también por su inserción laboral. En 2022, el 65 % de las personas que acudieron a los centros de rehabilitación laboral encontraron trabajo, y el 90 % se mantuvieron en él. En la fundación, el 10 % de la plantilla está formada por personas que han sido atendidas en sus centros. Tal es el caso de Jesús (46 años), que lleva ya ocho años en el servicio de limpieza de la sede. «Se dieron cuenta desde el primer momento de que tenía muchas ganas de trabajar», cuenta con sencillez, y ahora está «encantado». Y sonríe.

Jesús, atendido en la fundación, lleva ocho años trabajando en ella. Foto: Begoña Aragoneses.