Almas en pena de Inisherin. Comedia negra sobre la banalidad… del bien - Alfa y Omega

Almas en pena de Inisherin. Comedia negra sobre la banalidad… del bien

Juan Orellana
Escena de 'Almas en pena de Inisherin'
Padráic, interpretado por Colin Farrell (izda.), intenta recuperar la amistad de Colm. Foto: The Walt Disney Studios.

Llega a la pantalla grande una de las triunfadoras de los Globos de Oro. La película, escrita y dirigida por Martin McDonagh, cosechó los premios a la mejor película de comedia, al mejor guion y al mejor actor, para Colin Farrell. El argumento se desarrolla entre 1922 y 1923, cuando tuvo lugar la guerra civil en Irlanda entre los partidarios del tratado con el Reino Unido y el IRA, contrario al mismo. En ese contexto, la película se ambienta en una pequeña isla que vive absolutamente al margen del conflicto. Para los pocos habitantes de Inisherin, la guerra solo se hace presente cuando se oyen bombas al otro lado del mar. Pero el hecho es que la situación política y bélica de su país ni les va ni les viene.

El protagonista es Pádraic (Colin Farrell), un hombre bastante simple intelectualmente pero bondadoso —menos cuando se emborracha—. Vive con su hermana Siobhán y una pequeña burra. Su gran amigo es Colm (Brendan Gleeson), un músico rudo que solo tiene a su perro. Un buen día, cuando Pádraic va a recoger a Colm para llevarle a la taberna, como hace habitualmente, se sorprende con el hecho de que su amigo no quiere volver a hablar con él. Dice que se ha aburrido ya de su relación y no quiere saber nada más.

Pádraic no se resigna, insiste tercamente, y entonces Colm se lo deja claro: cada vez que Pádraic le dirija la palabra, él se cortará a sí mismo un dedo de la mano. Esta sinopsis expresa muy bien el tono de una película que, desde un bucólico costumbrismo, nos lleva de golpe al terreno del surrealismo. Todos los habitantes del pueblo están atravesados de una irritante simpleza mental. La única que se libra de ese marasmo intelectual es Siobhán, que sabrá huir a tiempo de esa pequeña sociedad aislada del mundo que solo genera personas con hondas taras (alcohólicos, abusadores…).

En realidad, Almas en pena de Inisherin es una película muy abstracta, y por ello es susceptible de distintas interpretaciones, desde roussonianas (el hombre puro que se corrompe en sociedad) a hobbesianas (homo homini lupus), pero de lo que no cabe duda es de que transmite un mensaje bastante desolador, aunque ofrece algunas briznas de esperanza.

Se trata de una comedia negra con mimbres de drama que tiene en el centro a un hombre bueno que se corrompe ante lo que él experimenta como un mal gratuito. Esa fragilidad moral se desarrolla entre dos polos trascendentes: la profusa imaginería católica presente en casas y caminos, por un lado, y la banshee, una bruja que anuncia la muerte, por otro.

La sensación final que transmite el filme al espectador es de perplejidad. Un sentimiento que mezcla la certeza de haber visto una película magníficamente hecha, narrada, interpretada, con una fotografía y una música espléndida… y, a la vez, la conciencia clara de haber asistido, entre risas, a una historia triste, terrible y desesperanzada. Es el sino del cine contemporáneo.

Almas en pena de Inisherin
Director:

Martin McDonagh

País:

Reino Unido

Año:

2022

Género:

Drama

Público:

Pendiente de calificación

Cartel de 'Almas en pena de Inisherin'