Alfonso Bullón de Mendoza: «El catolicismo tiene más fuerza de la que parece en España»
En vísperas del XXI Congreso Católicos y Vida Pública, el presidente de la ACdP y la Fundación Universitaria CEU San Pablo apuesta por coordinarse mejor para dar la batalla a la eutanasia y a la ampliación del aborto, como ahora se está haciendo frente a la ley Celaá
Estos días hay protestas contra la Ley Orgánica de Modificación de la LOE, un tema que ustedes abordaron en el Congreso Católicos y Vida Pública del año pasado…
Desde el primer momento este Gobierno apuntó maneras en todos los temas fundamentales. Y ha ido siguiendo una agenda muy exhaustiva. El congreso tenía la idea de provocar una movilización social en el sentido de que había que defender la libertad de educación. Ahí pusimos nuestro granito de arena, aunque yo creo que la sociedad ha tardado en concienciarse. Es bueno tratar de moverse antes porque, si dejas todo para el último momento, tienes menos posibilidades. El congreso cumplió su función: planteamos que había unos derechos fundamentales que defender.
¿Qué le parece que haya continuado la tramitación de la denominada ley Celaá en un escenario de enorme incertidumbre por culpa de la pandemia?
El Gobierno tiene muy claro que hay una serie de cosas que quiere hacer y le da igual el momento y el cómo. Recuerdo que hubo una época en la que era el Partido Socialista el que apostaba por el gran pacto educativo. Y creo además que Gabilondo lo intentó, pero en la actualidad nos encontramos con un absoluto desprecio al pacto educativo. Parece que, como tienen los votos suficientes, les importa un pepino lo que piensen los demás. Además, si la ley era mala de salida, que lo era, es notable que ahora la van enmendando los propios autores y todavía va a peor.
El CEU es el mayor grupo educativo de España, ¿cómo vivieron el curso pasado, en el que el coronavirus nos pilló con el pie cambiado, y cómo están afrontando este?
El CEU siempre ha presumido de tener unos centros educativos de carácter netamente presencial, donde lo importante es el contacto entre el profesor y el alumno. Es cierto que teníamos muchas herramientas en los campus virtuales de las universidades, por ejemplo, pero que muchos no habíamos usado hasta que hemos visto que eran necesarias. En menos de una semana estábamos dando clases online y los alumnos podían interactuar con el profesor. La adaptación resultó un éxito, aunque todos acabamos el curso muy cansados.
Este nuevo curso ya nos coge con una experiencia y ha habido fuertes inversiones en nuevos medios. Ahora damos clases en un sistema de HyFlex, de doble presencialidad. En las aulas hay varias cámaras que te filman para que los alumnos que no puedan asistir presencialmente te vean lo mejor posible. Además, hay una pantalla enorme la que ves a esos alumnos no ya como en tu ordenador, sino casi como si estuvieran en el aula con los demás. Al principio quizá tenía algo de representación escénica, pero te vas acostumbrando y acabas plenamente metido en la clase.
También han tenido que adaptar el Congreso Católicos y Vida Pública, que pierde esa parte presencial…
Confiamos en que las cosas funcionen bien gracias a la tecnología. No es lo mismo, pero nos hemos acostumbrado a usar estas herramientas y, gente que no podría asistir y participar con la misma frescura, va a poder hacerlo.
¡Es momento de defender la vida!, dicen. ¿Cómo llegamos a esta batalla?
Cuando planteamos el tema de vida pensamos fundamentalmente en la eutanasia, de la que empezaba a hablar el Gobierno. Era una batalla que todavía no se había dado y había que tratar de movilizar a la sociedad para hacer frente a algo que es una locura considerar un avance. En las últimas semanas el Gobierno ha planteado ver en qué más se puede avanzar en el aborto. A cualquier cosa se llama avanzar.
Creo que la eutanasia es un debate que hay que dar en la sociedad española. Lanzamos una campaña planteando que no hay que preparar a la gente para morir, sino para vivir; lo que hay que hacer es que la gente viva de la mejor manera posible. Hay que ampliar los cuidados paliativos. Si a una persona le das la oportunidad de elegir entre vivir con limitaciones, pero sintiéndose arropada, querida y sin dolor, o morirse, no suele dudar.
Dentro de la campaña Vividores, la ACdP ha publicado La Residencia de los Vividores, un cómic pensado para chavales de 12 años que profundiza en temas como la relación padres e hijos, la ancianidad, la familia, la adolescencia o la defensa de la vida. Ya son varios colegios los que lo están trabajando.
Hay aliados entre los médicos, que están alzando la voz porque siguen sin desarrollarse los paliativos, y también entre juristas y políticos de distinto color, como en el manifiesto de Los 100 que usted firma.
Estamos moviéndonos en la medida de nuestras posibilidades. En la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) somos agustinianos e ignacianos: tienes que hacer todo como si dependiera de ti, sabiendo que en última instancia depende de Dios.
También soy ignaciano y, como decía san Ignacio, «en tiempos de desolación, no hay que hacer mudanza», pero la tramitación sigue… ¿Qué se puede hacer desde la sociedad civil?
El catolicismo español tiene todavía mucha más fuerza de la que parece, pero quizá nos falta coordinarnos de una forma más eficaz para defender nuestros valores. En la eutanasia podemos tener muchos aliados.
En este sentido, merece la pena recordar que en Portugal el tema se detuvo gracias a su partido comunista, para que «la eutanasia no es una señal de progreso, sino un retroceso de la civilización». Se supone que lo propio de la izquierda es apostar por los más débiles, no ayudar a eliminarlos.
Asimismo, en el congreso van a abordar el tema de la demografía. ¿Qué medidas cree que se deberían tomar?
Lo que resulta muy asombroso es que no haya ninguna política activa de potenciar la familia, para que se tenga el mayor número de hijos posible. El día de mañana van a ser las nuevas generaciones las que tendrán que hacer frente a las pensiones de los mayores, que son un grupo cada vez más numeroso porque se ha ido alargando la vida. Pero si las nuevas generaciones son más limitadas, el sistema va a aguantar muy mal. Desde un punto de vista económico parece que hay que tener una natalidad lo más amplia posible.
También se pueden adoptar medidas en materia de inmigración. Hay dos vertientes. En primer lugar, hay que intentar que los países de origen se desarrollen lo máximo posible. Y luego en los países receptores se echa de menos una consciencia de los valores europeos y que se pida conocerlos y ser solidarios con ellos. Si no tenemos demografía propia, tendrá que venir gente de fuera y tendrá que haber una capacidad de asimilación cultural.
El Papa Francisco suele conjugar los verbos acoger, proteger, promover e integrar…
Somos una sociedad abierta, en la medida en que podamos serlo, pero nuestros valores tienen que ser defendidos.
Tras los últimos atentados islamistas en Francia, Macron dijo que «la laicidad no ha matado a nadie». Hay que aceptar las reglas del juego, cierto, pero ¿no deberíamos tener cuidado para que el hecho religioso no acabe relegado al interior de las casas?
Tenemos que estar orgullosos de cuál es nuestra cultura. Los franceses dicen que su cultura es la laicidad y bueno, eso será a partir de 1789, porque en realidad la sociedad francesa se cimienta sobre valores cristianos.
Como siempre repetía un catedrático de Derecho que tuve en esta universidad, al final Europa significa filosofía griega, derecho romano y cristianismo, ¿no?
Cuando Arnold J. Toynbee escribe su monumental Estudio de la historia va analizando las civilizaciones que ha habido a lo largo de la historia y, cuando llega a la nuestra, habla de la sociedad cristiano occidental. Hay gente que no sé da cuenta de dónde vienen los derechos que defiende y es, precisamente, de ese poso de los siglos.
¿En qué otros ámbitos están defendiendo los propagandistas esta propuesta cristiana?
Yo me siento muy orgulloso de Por muchas razones, una serie de televisión que emitimos en Atreseries. En plena pandemia, poco después de Semana Santa, hicimos una miniserie para proclamar en televisión que Cristo ha muerto por ti, en un lenguaje accesible para los jóvenes.
Viernes 13 de noviembre
- 16:30 horas. Acto inaugural
Intervienen el nuncio de Su Santidad en España, Bernardito Auza; el consiliario nacional de la ACdP, Fidel Herráez; el presidente de la ACdP y la Fundación Universitaria San Pablo CEU, Alfonso Bullón de Mendoza; el vicepresidente de la fundación, Marcelino Oreja, y el director del congreso, Rafael Sánchez Saus. - 17:00 horas. Eutanasia. Un análisis a la luz de la ciencia y la antropología
Habla el presidente del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid, Manuel Martínez-Sellés. Le presenta el decano de Medicina de la CEU San Pablo, Tomás Chivato. - 18:30 horas. Talleres
- 20:30 horas. Santa Misa
Sábado 14 de noviembre
- 10:00 horas. Santa Misa
- 10:30 horas. Panorama y previsiones demográficas en la España de hoy
Interviene el director del Observatorio Demográfico CEU, Joaquín Leguina. Le presenta el director de Renacimiento Demográfico, Alejandro Macarrón. - 12:00 horas. Talleres
- 16:00 horas. Sesión plenaria
- 18:30 horas. La defensa del derecho a la vida: un compromiso de todos
Habla la doctora en Medicina Gádor Joya. La presenta la profesora de Derecho de la UCM Consuelo Martínez Sicluna. - 19:30 horas. Presentación del proyecto Vividores
Domingo 15 de noviembre
- 10:30 horas. Santa Misa
Presidida por el arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro, y retransmitida por La 2 de TVE. - 12:30 horas. Proteger y realzar el carácter sagrado de cada vida humana
La congregación de las Sisters of Life presenta desde Nueva York su acción en favor de mujeres embarazadas y niños salvados del aborto. - Acto de clausura
Intervienen Alfonso Bullón de Mendoza; el vicepresidente de la ACdP, José Masip, y Rafael Sánchez Saus.
Todas las ponencias podrán seguirse en congreso.ceu.es