Hans Zollner: «Afrontar los abusos no solo es tarea de la jerarquía»
El jesuita alemán pide que sean los fieles los que tomen partido cuando las autoridades no actúan. A estas últimas, dice, todavía «les cuesta admitir los crímenes del pasado»
Han pasado ya tres años desde la entrada en vigor de la carta apostólica Vos estis lux mundi del Papa Francisco, un hito en la lucha contra los abusos en la Iglesia a la que han seguido numerosos cambios normativos. La realidad es que este documento ha supuesto «un gran impulso a la Iglesia en el mundo entero», explica Hans Zollner, miembro de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores, en entrevista con Alfa y Omega. El jesuita alemán, que participa este jueves en la sexta edición de las Conversaciones PPC sobre el tema de los abusos de poder, de conciencia y sexuales, reconoce, sin embargo, que todavía se da una paradoja en la Iglesia: «Por un lado, a los responsables eclesiales les cuesta bastante admitir los crímenes y las negligencias del pasado, lo cual tiene un gran peso sobre la credibilidad de la institución y su mensaje. Por otro, creo que las Iglesias locales y otras instituciones –escuelas, parroquias, guarderías, hospitales…– trabajan con gran energía y compromiso en la protección de los menores y de las personas vulnerables».
En un momento en el que en nuestro país están en marcha dos iniciativas para conocer la dimensión de esta tragedia –la auditoría encargada por la Conferencia Episcopal a Cremades & Calvo-Sotelo y la investigación del Defensor del Pueblo–, Hans Zollner confiesa que «admira el coraje de los obispos franceses». Y añade: «Han mirado la realidad de frente. También la oculta, que no podremos conocer jamás en todas sus dimensiones. Creo que ha sido posible porque existe un enfoque que se basa en la actitud espiritual, que ha permitido ir hasta el fondo sin preocuparse demasiado por una presunta pérdida de imagen».
Entre las tareas pendientes, el profesor de la Pontificia Universidad Gregoriana recalca la importancia de «admitir como Iglesia que muchos de sus representantes han causado heridas muy graves a niños y adultos». Una realidad que debe ser asumida «como comunidad de creyentes» y, por tanto, «no se trata solo de una tarea de la jerarquía, sino de cada uno de los fieles». «Esto implica –continúa— que donde las autoridades no se enfrentan a lo que deben hacer, la propia comunidad requiere lo que es necesario y asume parte de su responsabilidad. Tiene que haber expertos, pero el Señor llama a todos los cristianos a comprometerse para que todas las personas se sientan seguras y apreciadas».
En este camino se encuentran dos realidades eclesiales –la Compañía de Jesús y el Regnum Christi, donde se incluyen los Legionarios de Cristo–, que en las últimas semanas han presentado informes sobre su trabajo en protección de menores y atención a víctimas.
Uno de los principales avances en ambos casos ha tenido que ver con la escucha de las personas abusadas, así como procesos de sanación, de justicia restaurativa y reparación económica y apoyo. En el caso del Regnum Christi, según explica Isabel Mónaco, la coordinadora de Ambientes Seguros, la congregación ha emprendido, bien a través del canal independiente o del institucional, un camino de sanación con ocho víctimas de los seis casos de sacerdotes que cometieron abusos en España.
Por su parte, los jesuitas acompañaron en 2021 a seis víctimas, se abrieron cuatro procesos de reparación y cinco de justicia restaurativa. También ofrecieron acompañamiento a las personas acusadas. Como novedad, empezaron a contabilizar las denuncias a laicos. En este periodo, la Compañía de Jesús intensificó la formación en todas sus obras, una tarea que tiene como punto de partida la escucha del testimonio de las personas abusadas. «Escucharlas no te deja igual. Transforma. Necesitamos tocar el dolor de las víctimas, pues esto dispone al cambio. De hecho, estamos dando los primeros pasos de un cambio de cultura», explica Susana Pradera, responsable del Sistema de Entorno Seguro (SES). De hecho, estos procesos han hecho posible que se hayan descubierto abusos en otros entornos como el intrafamiliar: «De pronto, una niña se ha acercado a su profesora y se lo ha desvelado».
Con un recorrido más largo en esta materia, 16 años, en el Regnum Christi han aprendido sobre el daño que sus miembros han causado a afrontarlo, a acercarse a él, a escuchar. «Hemos dado pasos, pero necesitamos seguir dando más porque, en ocasiones, aunque nuestras intenciones puedan querer ser hacer el bien, cometemos torpezas. Por eso es fundamental escuchar, escuchar a la víctima y adaptarnos a lo que necesita. Esto no es fácil», explica Isabel Mónaco. El segundo aprendizaje es la comunicación y la transparencia: «Sin verdad no son posibles ni la justicia ni los caminos de sanación».