Hace unos días una amiga me dijo: «Laura, ser familia de acogida es abrir tu corazón con todo lo que ello conlleva». Sabe perfectamente de lo que habla porque ella es mamá de acogida desde hace años.
Gracias a personas como ella, mis hijos tuvieron una familia que cuidó de ellos hasta que llegamos nosotros y no solo eso: les enseñaron a querer incondicionalmente, les enseñaron que la sangre es solo eso, sangre; que por encima de esos lazos hay valores, sentimientos y razones que constituyen la familia.
Nunca olvidaré el corte de pelo que llevaba mi hijo mayor cuando llegamos a China. Llevaba toda la cabeza rapada, menos un mechón en la parte delantera. Así lo llevaban todos los niños en ese momento. Su familia de acogida, mi familia, se lo había cortado a la moda. Con ese detalle supe que mi hijo había estado en buenas manos. Desde el primer momento le vimos seguro y feliz, y eso se lo debemos a su familia de acogida.
Desde que empezó la guerra y con ella el éxodo de tantísimas familias, nos ha rondado la cabeza la posibilidad de acoger a una familia o a unos niños que quisieran venir a España. Después de hablarlo mucho, decidimos consultárselo a nuestros hijos, porque consideramos que era una decisión que debíamos tomar todos juntos y queríamos tener también su opinión. En un primer momento no entendieron la diferencia entre acogida y adopción, ya que sus primeras preguntas fueron: «¿Los vamos a adoptar?», «¿serán nuestros hermanos?» o «¿van a ser hijos vuestros?». Después se plantearon cuestiones mucho más prácticas y propias de su edad del tipo «¿y si no les gusta tu comida?», «¿dónde van a dormir?» o «¿cuándo llegan?». Cada día repiten esta última pregunta.
Una vez resueltas sus dudas iniciales, empezaron a ilusionarse y a imaginarse su vida con varios niños más en casa. Su mirada ante la posible acogida llena de ilusión y cariño hacia los niños que eventualmente pudieran venir a casa fue, otra vez, una lección de vida para nosotros, porque ellos siempre abren su corazón con todo lo que ello conlleva.
Lleva @mishilosrojos