«A veces me preguntan por qué Dios ha abandonado la República Centroafricana»
El jesuita madrileño Jaime Moreno, director del Servicio Jesuita a Refugiados de República Centroafricana, y su equipo, se vieron obligados a abandonar el país el 24 de marzo. Los proyectos educativos que tenían abiertos en Markounda, Ouadda y Bria cesaron sus actividades por la llegada de los rebeldes de la Seleka al país, en diciembre de 2012. Ahora, por fin, puede volver a este país azotado por la violencia islamista, «a ver qué podemos hacer, junto con Naciones Unidas y otras organizaciones»
Tras pasar unas semanas en Madrid, Jaime vuelve al país centroafricano. Pero antes, ha contado cómo fue la evacuación, por qué volvió a España y el motivo de regresar, aun en medio de la barbarie.
«Estábamos en Bangui -la capital de la República Centroafricana- cuando llegaron los rebeldes a destruirlo todo», recuerda el jesuita. «Era 24 de marzo, Domingo de Ramos, y nosotros estábamos celebrando la Eucaristía cuando escuchamos los tiros de las metralletas y los gritos… Al día siguiente, nos avisaron de que había que evacuar el país, aunque yo no pensaba hacerlo», reconoce Moreno. Pero, en el video-testimonio, el sacerdote afirma que, el representante que las ONGs tienen frente a Naciones Unidas, le llamó personalmente para decirle que tenía que marcharse, «que aquello iba a ser una masacre».
Tras unos meses de periplo por Madrid, vuelve a la República Centroafricana, aunque en el país se mantiene «un descontrol absoluto. La Seleka -grupo armado contratado para ser mercenarios, y a quienes se les prometieron cosas que el presidente nuevo no ha cumplido-, está descontrolada, y los pillajes y las matanzas continúan por todo el país».
Pero el jesuita recalca que tiene que volver, porque, aunque sus proyectos educativos hayan tenido que cerrarse, por la inseguridad del país, «mi misión es ir a ver qué otra cosa podemos hacer, junto con Naciones Unidas y otras organizaciones». También tiene previsto viajar a Chad, donde hay un gran número de refugiados centroafricanos, para atender sus necesidades.
Cuando es preguntado por la esperanza, él responde que la tiene, «porque está puesta en Dios», aunque «a veces me desanimo, porque son muchos años de trabajo, y humanamente te quedas despojado. Pero, ahora, allí, se comparte el dolor de la Pasión con Jesús en el dolor del abandono, la pérdida, la muerte, la enfermedad y la impotencia. Y, sobre todo, cuando te preguntan por qué Dios ha abandonado la República Centroafricana». Pero, concluye, «gracias a Dios, este tipo de dolor llega un momento que da fruto, aunque no lo veamos».