A propósito de Pacem in terris - Alfa y Omega

A comienzos del próximo mes de abril se cumplirá el 60 aniversario de la encíclica Pacem in terris. Será esta una oportunidad de oro para detenerse a repensar la contribución del magisterio del Papa Roncalli a la rica tradición de la doctrina social de la Iglesia (DSI).

Entre todas las claves que configuran su enseñanza, hay una que podría considerarse el núcleo duro de la DSI y que se aprecia especialmente en Pacem in terris. No es otro que la antropología teológica o trascendente expresada en el trinomio encarnación-filiación-redención. Juan XXIII fue muy consciente de los nuevos retos a los que se enfrentaba la Iglesia en su misión de anunciar la verdad sobre Dios y sobre el hombre. Y para hacerlo, la DSI estaba llamada a pasar de la refutación a profundizar en su naturaleza antropológico-teológica para escapar definitivamente de las tentaciones de la llamada tercera vía.

Este Pontífice inició un camino que el Vaticano II y sus sucesores han ido profundizando hasta conseguir que la DSI deje de ser vista a modo de inventario o como un simple análisis social. Consiguió superar el esquema liberal-socialista y lograr que en la DSI emergieran la justicia social y el bien común como criterios prácticos capaces de responder a las exigencias de la naturaleza humana. En este sentido, el magisterio social de Juan XXIII ofrece un modelo de discernimiento a través de unos elementos de juicio —amor, verdad y justicia— que la DSI ha incorporado como criterios de verificación de la justicia de los sistemas económicos y políticos.

En sus enseñanzas, la edificación de relaciones de convivencia, sean políticas o socioeconómicas, no es una tarea de naturaleza técnica, sino eminentemente moral y espiritual. Y el discernimiento cristiano debe conducirnos necesariamente al fortalecimiento de la conciencia social de la comunidad católica. Esto es, precisamente, lo que los católicos debían aprender, escribió este Papa, en el ejercicio de sus tareas cotidianas: ajustar su actividad a los principios y normas sociales de la Iglesia, y no al revés.