«A mi amigo lo mató una bomba» - Alfa y Omega

«A mi amigo lo mató una bomba»

Jabra empezó a ir al centro de los salesianos en Alepo cuando tenía 8 años. A los 15, ayudaba como animador en la escuela de verano. Poco después, se hizo cooperador salesiano y llegó a ser su coordinador en la ciudad. Pero todo esto fue antes de que empezara la guerra. En la primavera de 2015, una época de muchos bombardeos, «los misiles mataron a un niño del centro y a un joven que era amigo mío desde hacía 15 años». Él consiguió salir del país y ahora ayuda desde Alicante a sus compatriotas que se han quedado en Siria

María Martínez López
Centro de los salesianos de Alepo durante una actividad este verano. Foto: ANS

Jabra Nahmi empezó a ir al centro de los salesianos en Alepo cuando tenía 8 años. «Teníamos catequesis, escuelas de verano, deporte, Misa los domingos, teatro, música, dibujo, manualidades… Lo que más me gustaba era el equipo de baloncesto. Con 15 años, empecé a ayudar en la escuela de verano como animador». Además de monitor, se hizo cooperador salesiano –personas que no son sacerdotes ni religiosos pero viven según las enseñanzas de san Juan Bosco–, y llegó a ser su coordinador en la ciudad.

Todo esto fue antes de que empezara la guerra. Entonces, «Alepo era una ciudad como las españolas. Había cafeterías, tiendas, teatros, y muchas actividades. Pero con la guerra, mucha gente ha muerto, la ciudad está destruida y no hay agua».

En la primavera de 2015, una época de muchos bombardeos, «los misiles mataron a un niño del centro y a un joven que era amigo mío desde hacía 15 años. Los dos eran como mis hijos. Tuve miedo, y fui a la embajada de España a pedir ayuda. Fue un milagro», porque es muy difícil que a los sirios les den permiso para entrar en nuestro país, pero a Jabra y a su familia se lo dieron. Ahora tiene 34 años y vive en Alicante con su mujer y su hija. Desde allí, intenta ayudar en lo que puede a sus padres, sus hermanas y sus sobrinos que se quedaron en Alepo, y también a los salesianos y los niños del centro.

Jabra (primero por la izquierda) y su familia en el colegio de los salesianos de Alicante. Foto: Archivo personal de Jabra Nahmi

En su ciudad, parece que solo «hay muerte». Pero Jabra nos cuenta que «en la Iglesia hay vida», por el esfuerzo que hacen los sacerdotes y los religiosos para ayudar a la gente. Cuando empezó la guerra –recuerda– los salesianos y los animadores siguieron con todas las actividades de antes. Intentan que «cada día haya cosas nuevas» para que los niños tengan al menos un lugar donde pasarlo bien. Los más mayores pueden ir al centro a estudiar, porque «en las casas no hay electricidad». Y quienes lo pasan peor reciben ayuda psicológica. También empezaron a hacer actividades nuevas, como ir con los jóvenes «a los pueblos pobres de los alrededores, para ayudarlos con alimentos y dinero»; u organizar entre varias iglesias grandes encuentros para 1.000 o 1.500 jóvenes.

«Vuestras cartas son importantes»

Con todo esto, lo que pretenden es «hablar a los niños de la esperanza. Les hacemos ver que hay más cosas en el mundo aparte de la guerra, y que hay que seguir adelante». Muchos niños y jóvenes han perdido a alguien de su familia. «A veces se preguntan “¿Dónde está Dios?”. Pero a pesar de todo, la mayoría sabe que Dios no es el responsable de la guerra. Ahora tienen más relación con Dios y su fe se ha hecho más fuerte. Los niños entienden muy bien que Dios es amor, no muerte. Algunos se enfadan, y es normal, porque lo pasan mal por la guerra. Pero nuestro trabajo es estar con ellos para que sepan que, por encima de todo eso, Dios es amor». Los salesianos y los animadores les hablan además de la necesidad de perdonar para vivir en paz, y «lo entienden bien».

A Jabra le parece una gran idea que los niños de España estéis mandando cartas a los niños de su centro. «Para ellos es muy importante tener relación con otros cristianos de fuera de Siria. También necesitan ayuda en forma de dinero o ropa. Sin ella no podrían salir adelante», porque muchos padres no tienen trabajo o, si lo tienen, los sueldos son muy bajos y todo es muy caro.

¡Se acaba el plazo!

La semana que viene, el día 15, es el último día para que recibamos vuestras felicitaciones de Navidad para los 1.000 niños de los centros de los salesianos y maristas de Alepo. Todas las cartas tienen que tener:

  • Vuestro nombre
  • Edad
  • Vuestro colegio o parroquia
  • Vuestro pueblo o ciudad

Enviadlas a:

Pequealfa
c/ Pasa, 3 – 28005 – Madrid

O escaneadas, a: pequealfa@alfayomega.es