A estudio un milagro de Enrique Shaw, «rico pero santo»
Avanza la causa de canonización del empresario argentino auspiciada por el Papa Francisco. «Es un buen ejemplo para los empresarios de nuestro tiempo», dice su vicepostulador
Se ha dado a conocer en Argentina un supuesto milagro pedido por intercesión del empresario Enrique Shaw, actualmente en proceso de beatificación. Concretamente, se le atribuye haber sanado a un niño que había sido golpeado accidentalmente por un caballo. Al niño se le habían diagnosticado pocos días de vida pero sus padres, que habían sido empleados en una de las empresas fundadas por Enrique Shaw, le pidieron a él oraciones por su salud. A los pocos días, el chico se recuperó y no le quedaron secuelas.
«Lo más propio es decir que este hecho “superó la ciencia médica”, pues si es o no un milagro lo debe declarar el proceso de beatificación, y en última instancia es algo que debe dictaminar el Santo Padre», aclara a Alfa y Omega el vicepostulador de la causa, Santiago Olivera.
Olivera, además obispo castrense argentino y delegado para las Causas de los Santos del episcopado iberoamericano, no quiere dar más detalles porque «ahora falta el trabajo y el pronunciamiento de la comisión teológica y luego el de la comisión de obispos y cardenales». En cualquier caso, «la futura beatificación de Enrique Shaw, si así se concreta para gloria de Dios, sería muy importante», ya que se trata de «un padre de familia, con nueve hijos, y un empresario destacado con corazón de obrero», con lo cual «sería un buen ejemplo para los empresarios de nuestro tiempo».
Cuando era arzobispo de Buenos Aires, el Papa Francisco ya alentó la apertura de la causa canónica de Shaw, y en abril de 2021 autorizó la promulgación del decreto que reconocía sus virtudes heroicas, como un nuevo paso en su camino hacia los altares.
A los dos años de acceder a la sede de Pedro, Francisco confirmó en una entrevista a Televisa su admiración por este profesional: «Estoy llevando adelante la causa de beatificación de un empresario rico argentino, Enrique Shaw, que era rico, pero era santo. O sea, una persona puede tener dinero. Dios se lo da para que lo administre bien. Y este hombre lo administraba bien. No con paternalismo, sino haciendo crecer a aquellos que necesitaban de su ayuda».