En el 80 aniversario de Hiroshima y Nagasaki: «Las armas nucleares ofenden nuestra humanidad compartida»
Este miércoles, 6 de agosto, se cumplen 80 años del bombardeo atómico sobre Japón. León XIV pide en un mensaje «una paz desarmada y desarmante»
Este miércoles, 6 de agosto, se cumple el 80 aniversario del bombardeo de Hiroshima. La ciudad japonesa ha acogido una celebración en el Parque Memorial de la Paz marcada por el miedo a nuevos conflictos y los llamamientos de los hibakusha, los supervivientes, para que estas armas nunca vuelvan a usarse.
La Campana de la Paz resonó tras el minuto de silencio a las 8:15 horas, momento exacto en el que la bomba Little Boy fue lanzada por el Enola Gay sobre la ciudad, causando la muerte instantánea de unas 70.000 personas, cifra que se duplicaría a finales de 1945. Familiares de las víctimas, representantes de la política nacional y diplomáticos de 120 países y regiones, una cifra récord según recoge la Agencia EFE, participaron en la ceremonia conmemorativa.
«Hoy, transmitir las fervientes súplicas de paz derivadas de las experiencias de los hibakusha es más crucial que nunca», declaró el alcalde de Hiroshima, Kazumi Matsui, mientras recordaba que Estados Unidos y Rusia, que han intensificado su retórica belicista, poseen el 90 % de las ojivas nucleares del mundo. «Los acontecimientos recientes ignoran flagrantemente las lecciones que la comunidad internacional debería haber aprendido de las tragedias de la historia. Amenazan con derribar los marcos de consolidación de la paz que tanto se han esforzado por construir», dijo Matsui. Asimismo, volvió a pedir a Japón que suscriba el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares (TPAN), del que no es signatario. El Ejecutivo nipón sí se ha adherido al Tratado de No Proliferación, que considera un marco de actuación «realista».
Llamamiento desde la Santa Sede
«La guerra es siempre una derrota para la humanidad», esta frase, reiterada varias veces por el Papa Francisco durante su pontificado, resuena también con fuerza en el mensaje que el Papa León XIV ha escrito con motivo de este aniversario redondo. El mensaje fue leído el martes por el nuncio apostólico en Japón, Francisco Escalante Molina, durante la conmemoración y la Misa por la paz en Hiroshima.
León XIV retoma esa advertencia para destacar que ambas ciudades —ocho décadas después— «siguen siendo recordatorios vivientes de los horrores profundos provocados por las armas nucleares». Y añade: «Sus calles, escuelas y hogares aún llevan cicatrices —tanto visibles como espirituales— de aquel fatídico agosto de 1945».
El Pontífice, además, envía «sentimientos de respeto y afecto hacia los hibakusha, los supervivientes, cuyas historias de pérdida y sufrimiento son una llamada oportuna para todos nosotros a construir un mundo más seguro y fomentar un clima de paz».
Cita también al doctor Takashi Nagai, superviviente de Nagasaki, quien escribió: «La persona del amor es la persona del «valor» que no porta armas». A partir de esta propuesta, el Papa afirma que la paz verdadera exige el valiente abandono de las armas, especialmente de aquellas capaces de provocar una catástrofe indescriptible. «Las armas nucleares ofenden nuestra humanidad compartida y traicionan la dignidad de la creación», subraya.
En un mundo marcado por crecientes tensiones y conflictos, Prevost sostiene que Hiroshima y Nagasaki se erigen como «símbolos de la memoria» que nos invitan a rechazar «la ilusión de una seguridad fundada en la destrucción mutua asegurada». Propone, en cambio, construir «una ética global enraizada en la justicia, la fraternidad y el bien común».
El Papa concluye su mensaje con una plegaria: que este aniversario impulse a la comunidad internacional a renovar su compromiso con «una paz desarmada y desarmante» en favor de toda la familia humana.